El miércoles la cerealera Bunge despidió a 95 trabajadores de su planta de la localidad bonaerense de Ramallo, pero tuvo que recular. Los despidos quedaron desactivados sólo por el momento, porque Bunge estudia trasladar su sección administrativa a Brasil y esa determinación podría arrasar con todo su personal fuera de convenio. Los despedidos del miércoles, 60 aceiteros y 35 químicos, se enteraron de la noticia a las cinco de la mañana en la puerta de la empresa, cuando la seguridad les impidió pasar al trabajo como todos los días. Pero respondieron con una protesta que obligó a las autoridades provinciales a intervenir y a la empresa a negociar. Esa tarde, en la sede del Ministerio de Trabajo bonaerense en San Nicolás, las autoridades lanzaron la conciliación obligatoria y la empresa no tuvo más remedio que dejar pasar a los despedidos. Entre los trabajadores, sin embargo, se afirmó el alerta porque el éxodo de parte de la empresa a Brasil, que la firma nunca confirmó de manera oficial, ganó peso y generó preocupación en una población en la que la agroindustria es vital para el desarrollo local. En la negociación ante las autoridades, la empresa adujo una crisis económica que todos los datos desmienten. La política de baja permanente de retenciones a las exportaciones de soja y las devaluaciones periódicas del gobierno de Cambiemos redundaron en enormes ganancias para todo el sector agroexportador. Según un informe del Centro de Economía Política (CEPA), Bunge es la tercera compañía que más se benefició por esas dos medidas puntuales del gobierno de Cambiemos, sólo superada por Aceitera General Deheza y Vicentin. Solamente por la quita de retenciones, Bunge ahorró desde diciembre de 2015 a junio de este año $ 2.214.698.547,99. Sin embargo, a la hora de negociar con el gremio, el único argumento de la firma es el de la crisis. El abogado de los aceiteros, Carlos Zamboni, señaló que Bunge tiene «en toda su planta de acopio unas 800 mil toneladas de soja acumulada con fines especulativos. Tienen media cosecha guardada. No la van a vender porque están esperando más devaluación y más baja de retenciones». Para el letrado, la explicación de lo sucedido pasa por una decisión de la empresa de achicar su negocio en el país. «La realidad –remarcó– es que Bunge está mandando todo el negocio para Brasil.» Esto quiere decir que no solamente quiere despedir operarios como en Ramallo sino que también piensa avanzar sobre el personal administrativo. «De acá a fin de año los despiden a todos. Bunge en todo el país tiene 2500 empleados, el 45% está dentro del convenio y el 55% está fuera de él, son administrativos, supervisores, jefes y gerentes. En su planta de Tancacha (Córdoba), donde hay una sede administrativa de Bunge de toda la vida, ya les dijeron a los empleados que están fuera de convenio que la casa central pasa a Brasil y a fin de año se van.» Los trabajadores de Tancacha, donde hay 70 administrativos, confirmaron el dato. En un principio la empresa informó que se llevaría todo el personal, pero después hizo circular un rumor de que podría llevarse a Brasil a 30 de los actuales administrativos. El caso particular de Ramallo llama especialmente la atención del personal. El delegado Diego Pacciarotti contó que los gerentes de la empresa «dijeron que quieren hacer una readecuación para que la planta tenga mayor efectividad y productividad». En la mesa de negociación «apuntaron contra las asambleas, pero la verdad es que la producción de nuestra planta se frenaría con dos personas menos y con 60 menos ni siquiera arrancaría. Nosotros preguntamos si la quieren cerrar pero dijeron que no». Tiempo intentó dialogar con Bunge pero no obtuvo respuesta. Una consultora que trabaja con la empresa se limitó a decir que no maneja información sobre el tema. En el mercado conocen de cerca el caso de Bunge. Un vocero puso las noticias en el marco del avance del gigante estadounidense ADM sobre el mercado agroexportador de la región. «Si Bunge está reduciendo es porque está preparándose para vender» indicó, y agregó que los despidos de Ramallo «suenan a una condición del interesado (por ADM). Es el principio del fin. Bunge es una compañía pesada, achanchada. El proceso que se está viendo es el de la concentración y acá en el país es cada vez más firme. Si se van a Brasil es porque ADM es más fuerte allá». « |