Mauricio Macri le hizo tomar de la misma medicina a Javier Milei. El fundador del PRO, tal como contó Tiempo, no se banca el doble juego que habilitó el presidente desde diciembre. No le gusta que le dediquen elogios en público y lo traten como si fuera un estadista, mientras lo defenestran en privado y rumorean que sigue sin encontrar la brújula desde que Patricia Bullrich volvió a distanciarse de él.

Los puentes no están cortados entre el magnate y el economista de ultraderecha, pero cuelgan de un hilo. Macri considera que la única negociación posible con el gobierno podrá rehilvanarse si el asesor Santiago Caputo deja de tener un poder determinante y si la tensión no escala a dimensiones todavía desconocidas, como podría suceder si el fundador del PRO empieza a aparecer en las hipótesis de conflicto de la nueva SIDE.

En la última cena que compartieron este miércoles por la noche hubo más diferencias que las conocidas. En el PRO, ahora despojado de rastros de «bullrichismo», cuentan que Macri logró que Milei lo llamara para pedirle explicaciones por la repentina quita de apoyo en la Cámara de Diputados. Aseguran que el expresidente estaba buscando que Milei se viera obligado a tomar nota de las consecuencias que podrían repetirse si los puentes se cortan.

Las dos reuniones anteriores se realizaron de común acuerdo. Pero este miércoles fue Milei el interesado en escuchar a Macri y preguntarle por qué había impulsado el rechazo de los diputados y diputadas del PRO contra el DNU seis cinco seis, que aumentó en 100.000 millones de pesos los fondos reservados para la SIDE. Algo se rompió en esa cena, porque Macri no le cree a Milei sus argumentos sobre la necesidad de dedicarle 100 millones de dólares sin control al aparato de espionaje estatal.

El presidente lo dijo en público al día siguiente. «Me dio explicaciones, pero la verdad que no me resultaron satisfactorias, siendo alguien que fue jefe de Estado y sabe las necesidades en términos de inteligencia que tiene que enfrentar la Argentina”, espetó el presidente y por primera vez ventiló una diferencia pública entre ambos. Antes lo hacían sus voceros, su hermana Karina Milei y, en especial, el estratega Caputo.

Así como considera que han concluído las charlas de buenos modales con el joven Santiago, Macri también sabe que la hermana, y secretaria General de la Presidencia, lo tiene entre ceja y ceja. Los que conocen a los hermanos Milei le recomendaron al expresidente que no profundice el antagonismo con Karina porque sólo servirá para poner a su hermano en una posición todavía más defensiva.

En el medio quedó Santiago, será un punto de no retorno en la relación con Macri porque el presidente no lo va a sacrificar. «A Mauricio le pasó cuando tuvo que sostener cien veces a Marcos Peña en la jefatura de Gabinete, cuando todos lo querían hacer pedazos. Es incomprensible que ahora pretenda que Milei haga lo contrario y entregue a alguien tan importante dentro de un esquema de poder tan chiquito de tres personas», lamentó un funcionario que forma parte de las segundas líneas del PRO que integran el gobierno de Milei, sin que su nombre haya pasado por el cedazo que reclama Macri desde diciembre.

En el organigrama del Gabinete hay más de un centenar de funcionarios que provienen del PRO y que no arribaron a esas posiciones como parte de un acuerdo con Macri. Por el contrario, se sienten totalmente habilitados por Bullrich, que no le reconoce ninguna autoridad y asegura que ya están fusionados con el oficialismo sin tener que rendirle cuentas al partido del que provienen.

El movimiento interno del PRO de lunes y martes en Diputados aumentó la desconfianza mutua. El presidente del bloque, Cristian Ritondo, estaba de viaje y Macri se reunió en forma virtual con los integrantes de la bancada para pedirles que voten en contra del DNU, finalmente se iba a tratar en el recinto al día siguiente. La intervención también le sirvió a Macri para saber hasta dónde le responde el bloque.

De las 37 bancas, lo acompañaron 20. Entre ellos, algunos de los más acérrimos defensores de la gestión libertaria, como Diego Santilli, que tiene un vínculo personal con el presidente, o Silvia Lospennato, cuya guía ha sido clave para que el oficialismo tenga menos tropiezos reglamentarios en el recinto. La rebelión se venía cocinando antes del llamado de Macri.

Foto: Prensa / Senado

Apenas comenzaron las críticas de los aliados esquivos contra la ampliación de los fondos para la SIDE, una parte del bloque del PRO empezó a hacer números. «Yo no tengo problema en darles quórum», se les escuchó decir a varios legisladores, desde larretistas como Álvaro González, hasta neomacristas como Martín Yeza. Es uno de los voceros que eligió el expresidente y también conoce a Caputo desde que lo asesoró en la gestión municipal de Pinamar.

El corte de rostro tiene varios costos para el oficialismo. Una fractura del bloque del PRO por su relación con el gobierno podría ser un problema para el oficialismo, a un paso de estallar nuevamente y con otra crisis de liderazgo. El martes serán expulsadas las diputadas Lourdes Arrieta y Rocío Bonacci, mientras todavía no aparece una salida a la crisis por la visita de seis integrantes del bloque de LLA al pabellón del Penal de Ezeiza donde están detenidos los condenados por delitos de lesa humanidad. Será otro momento de una bancada que crujió con fuerza en las últimas semanas.

Sin el PRO y sus espadas técnicas, el rumbo legislativo del oficialismo aparece más brumoso aún para los meses que se vienen. Dentro de 20 días el gobierno deberá presentar el proyecto de Presupuesto 2025 y se siguen acumulando los tironeos económicos que suman demostraciones de fuerza opositoras. Los cambios en la movilidad jubilatoria sumaron 162 votos el 5 de junio y plasmaron dos tercios, una línea de voluntades radicales, peronistas y de Encuentro Federal que alertaron a Milei. El presidente amenazó con el veto y se apuró ante lo que podría suceder en el Senado.

Este jueves, luego de variados intentos por estirar el trámite, la Cámara Alta transformó en ley la iniciativa con 61 votos a favor, otra vez una sumatoria holgada por encima de los dos tercios, que también contó con siete de los ocho votos que tiene el Frente PRO, liderado por Luis Juez.

Entre el revés del miércoles contra el DNU en Diputados y la sanción de la movilidad jubilatoria del jueves en el Senado, sucedió la cena de Macri y Milei. El expresidente salió a defender el veto que anunció el gobierno y cuestionó a los que votaron a favor. No hizo discriminaciones con sus propios senadores y volvió a quedar en evidencia que la influencia de Macri es acotada.

Bullrich acusó al expresidente de usar a los senadores del PRO como «carne de cañón» contra el gobierno y la bancada salió a tomar distancia con ambos. Con Macri hay bronca porque nunca les consultó nada y los dejó pedaleando. El malestar sigue en reserva y no se aplacará por más que el expresidente busque aclararlo. Con la ministra de Seguridad la zozobra es doble porque saben que tarde o temprano les golpeará la puerta para pedirles apoyo a las leyes que necesita aprobar en el Congreso y que por ahora están en Diputados.

Sin que se haya roto el vínculo, el expresidente también sabe que la bicameral de Inteligencia será otro escollo para el gobierno y limitará la presunta influencia de Caputo en el destino de los fondos reservados. El oficialismo quedó afuera y la preside el senador y titular de la UCR, Martín Lousteau. La novedad le cayó muy mal a Milei y fue parte de la cena.

«Sí, vino a Olivos», contó Milei este sábado a Radio Mitre sobre su último encuentro con Macri. «Estábamos hablando por teléfono y estábamos hablando de un tema. Le dije: bueno, véngase a Olivos y cenamos. Nos sentamos a cenar y él me contó lo que había hecho su bloque en Diputados. A mí no me pareció bien, pero bueno, los liberales no somos una manada. Así que podemos tener diferencias, es parte de la vida», minimizó el presidente.

«Me parece inapropiado engancharse en las mentiras del kirchnerismo. (…) No se puede poner, por ejemplo, en la bicameral, a un kirchnerista en el clóset, como es el caso de Lousteau, o poner gente como (el senador de UxP Oscar) Parrilli o (el diputado Leopoldo) Moreau, que son cómplices del Memorándum de Entendimiento con Irán, siendo que Irán fue partícipe de los atentados contra la AMIA y la Embajada de Israel», lanzó Milei.

Al parecer Macri y Milei estaban discutiendo por teléfono sobre temas de espionaje y prefirieron terminar el debate en persona. La amistad personal sigue sirviendo como paraguas para controversias espinosas entre ambos. Dentro de poco tendrán que comenzar las negociaciones para las listas del año que viene y Karina, junto a Santiago, trabajan para prescindir del PRO, convencidos de la pésima performance que tiene el macrismo en las encuestas a nivel nacional y en la Provincia de Buenos Aires.

Los bloques del PRO en las dos cámaras están en estado asambleario. Macri está en el centro de las críticas pero también de las adhesiones. Con su respaldo al veto presidencal, buscará que el bloque no se sume a insistir con los dos tercios que ya tiene la nueva ley de movilidad jubilatoria. «El killer va y viene, la relación será de palo y zahahoria, tema por tema», pronosticaron en la Rosada para referirse a los movimientos de Macri y la corrosión variable que pondrá en juego para arrastrar o quitar porotos de acuerdo al momento de la negociación.

Milei se encargó personalmente de aclarar este sábado en Radio Mitre que hay diferencias entre ambos, pero que el vínculo no está roto. El decreto de los fondos secretos tuvo un revés pero no ha caído. Para perder vigencia también tiene que ser rechazado por el Senado, donde estarían los votos para que caiga. La sesión que viene deberá tratar la nueva ley de financiamiento universitario porque el radicalismo logró aprobar una preferencia este jueves y será otro punto de una agenda impuesta por la oposición que unifica votos radicales y peronistas por segunda vez después del debate jubilatorio.

La tensión seguirá siendo sólo política, pero esta semana se conocieron movimientos en dos causas judiciales que involucran a Macri. La SIDE quiere saber la situación de dos expedientes donde el expresidente fue investigado.

El primero es el seguimiento ilegal de exfuncionarios y legisladores durante la presidencia de Macri y a los familiares del ARA San Juan. Los escritos que entraron en las dos causas fueron filtrados con velocidad, pero en el gobierno explicaron que la secretaría de espionaje conducida por Sergio Neiffert, que responde a Caputo, está haciendo lo mismo en todos los casos de donde tiene incumbencia el área jurídica. La explicación no dejó de ser sugestiva, porque detrás de la cordialidad que exhibe Milei, sus segundas líneas habilitan que le sigan contando las costillas al expresidente.

Ahora buscan retomar los cabos sueltos de la causa que investiga la fallida privatización del Correo y la condonación que Macri decidió en 2017, junto a su entonces ministro de Comunicaciones Oscar Aguad. Lo hicieron a favor del Grupo SOCMA, creado Franco Macri y conducido por el expresidente hasta que se metió en política.

El caso no llega a complicarlo, pero dicen que nunca dejó de preocupar a Aguad, suegro de Rodrigo De Loredo, titular del bloque de la UCR en Diputados.