Uno de los tantos signos de la nueva etapa que arrancó el país a fin de 2023 es la apertura indiscriminada de importaciones. Incluso en los medicamentos. Con el peligro que conlleva, no solo en lo referente a la salud. Desde el Instituto Universitario para el Desarrollo Productivo y Tecnológico Empresarial de la Argentina (IUDPT) alteraron que importar medicamentos de países sin alta vigilancia sanitaria, como se planteó recientemente para bajar sus precios, «no sólo elevaría el riesgo para la salud de los argentinos; además, si se incrementara sólo en un 10% la importación, provocaría un aumento de US$ 7.300 millones en el déficit comercial del sector».

En los últimos días se mencionó la posibilidad de incrementar la importación de medicamentos desde países cuyo ingreso al país no es automático, como La India, sino que depende, entre otros, del aporte de un certificado de la autoridad sanitaria de origen emitido conforme a los requisitos establecidos por la Organización Mundial de la Salud y de que hayan sido fabricados en plantas industriales que cumplan Buenas Prácticas de Fabricación certificadas por la ANMAT o por agencias como las de los Estados Unidos o Europa -es decir, los mismos que se exige a los laboratorios nacionales-, con el fin de bajar sus precios.

“Sin embargo, no hay evidencia de que el ingreso de productos de países como los incluidos en el Anexo II del Decreto 150/92 (la India, Irlanda, China, Brasil o Suecia, entre otros), que regula la importación de medicamentos, podría impactar en la reducción de precios del mercado local, especialmente por la complejidad en cuanto a tipos de precios y mecanismos de financiamiento que existen en nuestro país”, explica Sonia Tarragona, ex jefa de Gabinete del Ministerio de Salud de la Nación.

La coordinadora académica del curso de posgrado sobre “Economía de la Salud y los Medicamentos” del IUDPT asegura que “incrementar la importación de productos farmacéuticos acrecienta la dependencia comercial y se contrapone al proceso de autosuficiencia sanitaria que se viene impulsando a escala mundial a raíz de las lecciones aprendidas durante la pandemia de COVID-19”.

Medicamentos con menos controles de calidad

Tarragona, también directora de la Maestría de Farmacopolíticas de la Universidad ISALUD, observa que, “dado el rol que los países del Anexo II tienen en el mercado mundial y las economías de escala que presentan en su producción, esto afectaría, en primer lugar, segmentos como los de venta libre y los genéricos de marca, que representan más del 70% de los medicamentos consumidos en el país”.

Agrega que con una balanza comercial del sector ya deficitaria en más de 7.000 millones de dólares, por cada incremento adicional del 10% anual en el monto total de importaciones, la demanda y el egreso de dólares para poder financiarlas rondaría los 7.370 millones de dólares adicionales: «Además, impactaría fuertemente sobre los laboratorios nacionales de menor escala. Implicaría sustituir empleo local en los distintos eslabones de la cadena de comercialización de medicamentos”.

De acuerdo con la experta, casi el 80% de las importaciones de medicamentos en nuestro país proviene de países con alta vigilancia sanitaria. Sin embargo, la importación de principios activos necesarios para la producción de medicamentos presenta un crecimiento sostenido en la última década y su procedencia es casi en un 70% originada en países del Anexo II.

Los requisitos de importación obedecen a criterios estrictamente sanitarios y regulatorios destinados a garantizar la seguridad y eficacia de los productos que consumirá la población argentina. La importación de medicamentos sin requerir inspección de la planta elaboradora ni verificación del cumplimiento de los estándares de Buenas Prácticas de Fabricación, por parte de la ANMAT o de otra autoridad de un país de alta vigilancia sanitaria, incrementa significativamente el riesgo de que los lugares en los que se fabrican no cumplan con los estándares mínimos que nuestro país exige a todos los fabricantes”, subraya.

Y concluye que la búsqueda de soluciones contra la suba de precios no debería darse con la potencial importación de medicamentos más baratos, pero con menos controles de calidad o mano de obra subsidiada, «sino con el fortalecimiento de la prescripción por genéricos, el cumplimiento de los precios de referencias para la seguridad social y el fortalecimiento de la producción pública estratégica”.