Miembros del Comando de Patrullas de José C. Paz fueron acusados de entrar a la vivienda de la familia de Ramiro González, de 23 años, quien había resultado víctima del gatillo fácil meses atrás. Según testigos, los uniformados efectuaron un disparo, torturaron al hombre de la casa y a su hijo, procedieron sin orden de allanamiento y durante el episodio les robaron varios objetos del interior del inmueble.
Los terribles hechos de brutalidad y corrupción policial denunciados tuvieron lugar la semana pasada en el barrio Sol y Verde, alrededor de las 18:30 horas. Por todo esto, el dueño de la vivienda, Miguel Cortez, de 44 años, hizo la denuncia -a la que este diario tuvo acceso- ante la Fiscalía 19 de Malvinas Argentinas descentralizada del Departamento Judicial de San Martín; interviene el Juzgado de Garantías Nº1.
Los hechos denunciados
Cortez llegaba a su casa, “estaba entrando el auto y cuando iba a cerrar el portón escuché gritos, me decían que salga para afuera, miré y era un grupo de policías. Uno me apuntaba con su pistola, les pregunté qué pasaba, les dije que yo estaba entrando a mi casa y un uniformado efectuó un disparo”, contó en diálogo con Tiempo. Se movían en distintos móviles, “nosotros estábamos con mi hijo Lautaro de 20 años en el auto del ‘Paisano’, un conocido que me estaba por comprar unos corderos, porque yo crío animales, sin motivo también le secuestraron el Ford Fiesta al pobre hombre”, se quejó.
También reconstruyó que “entraron a mi casa, nos torturaron y robaron todas nuestras cosas, ya hay un policía que está preso desde principio de este porque intentó robarle la moto a mi hijo Lautaro, que ahora también fue brutalmente golpeado”. Luego de este episodio que menciona “dos meses después, otro policía ejecutó a balazos a mi hijastro Ramiro González, de 23 años, en el barrio Néstor Kirchner -conocido como las casitas- tenemos miedo de que nos asesinen por denunciar a la mafia policial que opera con total impunidad en este distrito”, aseveró la víctima.
Al borde de la muerte
Intentaron filmarlos con los celulares, pero ”empezaron a torturarnos y yo le tiré con el celular en la cara a un policía”, recordó el hombre. “A mí y a mi hijo nos desfiguraron a golpes, en un momento sentí que me mataban, porque recibí muchas patadas en la cabeza y me ahogaba con mi propia sangre”, denunció Cortez.
“Desmayaron a piñas y patadas a mi hijo, con las sábanas envolvieron nuestras pertenencias y las cargaban en los patrulleros, ropas, zapatillas, aparatos, de todo, hasta una cadena de oro que era de mi papá”, aseguró. Los llevaron a la comisaría de la localidad de Frino y, al día siguiente, “el fiscal ordenó la inmediata libertad, porque no tenían orden de allanamiento y constataron que no había motivo para una detención, todo lo que digo en esta nota ya lo denuncié ante la Fiscalía 19 de Malvinas Argentina”.
Reconocieron a dos policías
En la misma comisaría “me dijeron que haga la denuncia a los del Comando de Patrullas local y nos largaron, se lavaron las manos y me comunicaron que ellos no tienen nada que ver en en asunto”. Saben los apellidos de dos policías que protagonizaron este terrible hecho de violencia institucional “porque son conocidos en la zona, uno es Plomeque y el otro Cuello”, apuntó.
No hubo testigos y “los policías no tenían que patrullar por donde está mi casa, en la misma comisaría nos dijeron que el Comando de Patrullas tenían que andar por otro lugar lejos, porque así lo indican las cuadriculas”, detalló la víctima.
Una causa armada
“Ellos dicen que encontraron una pistola marca Tala calibre 22 en mi casa, dentro del auto, eso es mentira, además si fuera así, por más que no estuviera registrada el arma yo me haría cargo porque estoy en mi casa”, argumentó Cortez. En la seccional policial “primero me querían hacer firmar un papel que decía ‘resistencia a la autoridad y tenencia ilegal de arma de uso civil’, pero después ordenaron la inmediata libertad”, agregó.
Piensa que sucedió así porque en todo momento “yo les contaba sobre todas las denuncias que venimos haciendo con mi familia por el asesinato de mi hijastro y el otro funcionario que está preso porque intentó robarle la moto a mi hijo Lautaro”. Cuando se retiraba de la comisaría le dijeron, “cuando te llamen preséntate así cerras la causa, les respondí, nos torturaron, no me dejaron declarar, roban en mi casa, y encima me armaron una causa, solo falta que un día de estos nos maten e inventen cualquier cosa”, cerró la víctima.
El policía detenido que intentó robar la moto
Cabe destacar que en abril de este año -dos meses antes del homicidio de Ramiro González- un policía que se movía en un Volkswagen Fox negro, intentó robarle la moto a Lautaro Cortez. El uniformado fue detenido por un patrullero y la familia de la joven que resultó víctima. Hasta hace poco tiempo permanecía preso en la comisaría 3ra de José C. Paz; se trata de Damián Carrizo, de 35 años.
Este hecho trascendió en los medios de comunicación, la familia viene sufriendo el hostigamiento policial, denunció repetidas veces que son amenazados y perseguidos por los camaradas del funcionario imputado en el homicidio y del que protagonizó el intento de robo.
Ramiro González, víctima del gatillo fácil
Este terrible hecho de violencia institucional ocurrió el pasado viernes 30 de junio en la manzana 7 casa 1 del barrio Néstor Kirchner, en el partido bonaerense de José C. Paz, alrededor de las 20:30 horas. Andrea Saravia y el sargento Diego San Juan estaban de ronda por el lugar en el móvil 31332, recibieron un llamado del 911 y se hicieron presentes en esta dirección.
No hay cámaras de seguridad en ese lugar, lo que impide contar con registros fílmicos. Cuando llegó el patrullero había un Fiat Palio blanco estacionado, cuyo propietario se identificó como Ángel Darío Kerk, de 45 años, oficial principal de la Policía Bonaerense. Declaró que fue “interceptado en el lugar por un sujeto masculino y una femenina que le apuntaron con un arma de fuego, abordaron su vehículo y le sacaron el celular”.
El uniformado dijo que la víctima le mostró un arma y que por eso le disparó dos veces, también sostuvo que Ramiro le volvió a apuntar con el arma y ahí le disparó dos veces más. Sin embargo, la familia contó que cuando les notificaron los resultados de la autopsia les dijeron que el cuerpo había recibido cinco impactos de bala.
Pero la ropa que tenía puesta la víctima y que fue entregada a la familia en la morgue -a la que este diario tuvo acceso- tiene alrededor de ocho orificios de entrada y salida en distintas partes del cuerpo con las manchas de sangre intactas. Los testigos declararon que escucharon las detonaciones de un cargador completo.
La familia conserva las prendas de vestir como prueba de que fue una ejecución, por si la Justicia tiene alguna. Además, también fueron notificados de la pericia de restos fulminantes practicada en las manos de Ramiro, que dio un resultado negativo, no disparó.
En el lugar de los hechos, según la versión policial, encontraron una pistola marca Bersa calibre 22, que supuestamente era el arma de Ramiro, pero no tenía el cargador ni bala en la recámara. La mujer que estaba con el joven al momento del supuesto robo, su amante -Jaqueline Ruíz- con la que tenía un hijo, corrió y desapareció de la escena, después buscó a su hijo, se fue y nadie supo más nada de ella. Interviene la Fiscalía 20 y el Juzgado de Garantías Nº3 de San Martín, y el policía asesino continúa libre.
La familia está siendo asesorada y acompañada por la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires y la Dirección Provincial de Políticas contra la Violencia Institucional que puso a una abogada para que estudie la causa.
Todos los hechos denunciados ocurrieron en la jurisdicción de la comisaría 2da de la localidad de Frino, en José C. Paz. Las víctimas en algún momento tuvieron custodia, pero luego pidieron que se la quiten, porque eran monitoreadas por la misma fuerza involucrada en todos estos graves delitos que cometió la fuerza de seguridad a lo largo de este año.