Su par argentina la trató de colada, personal de ceremonial la acusó de golpista y un oficial de seguridad la golpeó, pero físicamente, y le dejó un brazo en cabestrillo. Son algunos de los malos tragos que soportó la ministra de Relaciones Exteriores de Venezuela, Delcy Rodríguez, en su paso por la Argentina para constatar y denunciar la constitución de lo que denomina un «golpe de Estado» en el seno del Mercosur, cuyos otros cuatro miembros acordaron suspender los derechos de Venezuela, lo que sigue impidiendo que asuma la presidencia pro témpore por incumplimientos en las normas de adecuación. Venezuela no niega que está en falta, pero afirma que está a un paso de completarlas «incluso más avanzado que otros miembros fundadores», aseguran sus funcionarios. A ello se sumó la negativa de los cancilleres a participar de una reunión que se realizaba en Buenos Aires el pasado miércoles.
Rodríguez asistió un día después a un plenario en Montevideo, tras invocar el Protocolo de Olivos sobre controversias. En ese encuentro se programó una nueva reunión para el 9 de febrero para seguir tratando el caso. Mientras tanto, la Argentina se adjudicó la presidencia del bloque regional, que correspondía a Venezuela.
Tras revisar las disposiciones del Mercosur y consultar con fuentes relacionadas con la diplomacia, no queda claro que exista una regla que fundamente estas acciones.
No es que no está claro, no existe basamento jurídico a la actuación de estos cancilleres (de Argentina, Paraguay, Brasil y Uruguay). Por eso es que Venezuela permanentemente lo ha denunciado. La canciller Susana Malcorra decía (el miércoles) que yo no estaba invitada. ¿Pero cómo no voy a estar invitada si yo soy un Estado parte del Mercosur y tengo además la presidencia pro témpore? Hay una pregunta jurídica muy interesante. Ella se adjudicó la presidencia pro témpore, ¿y quién le traspasó la presidencia? Uruguay. Pero Uruguay ya la había traspasado a Venezuela. Son preguntas obvias que se derivan de toda esta situación fáctica que es el verdadero golpe de Estado que se está dando en el seno del Mercosur.
¿Cuál considera que es la verdadera intención de los gobiernos de esta, como ustedes llaman, «nueva triple alianza» en su cruzada por dejar fuera a Venezuela?
Han llegado gobiernos a la región que se están poniendo de espaldas al proyecto histórico de integración y unidad de la Patria Grande, que miran más hacia el norte, hacia los centros imperiales. Uno de los reclamos contra Venezuela en el seno del Mercosur es que no participa del acuerdo de libre comercio con la Unión Europea. Bueno, esas son valoraciones que deben respetarse. En Argentina hay un nuevo gobierno que ha tomado medidas, que por lo que se puede apreciar, no son muy favorables a las grandes mayorías. Son decisiones vinculadas a los centros financieros mundiales. Nosotros hemos visto también declaraciones de la canciller Malcorra, que dice que Estados Unidos quiere impulsar un tratado de libre comercio con Mercosur. Ahí tú puedes ver la verdadera intención detrás de pretender excluirnos.
¿Venezuela en la presidencia sería un obstáculo para llevar a la práctica estos acuerdos y esta maniobra serviría a este propósito?
Venezuela se convierte en un obstáculo, en un estorbo político, ideológico, económico, al plan de retomar el modelo neoliberal en la región. Y la maniobra obedece a un mandato de Washington, y se activó como un mandato, por eso es que si buscas las normas no vas a encontrar fundamento alguno, porque el fundamento no es jurídico, si no atender una orden imperial pretendida contra Venezuela pero que afecta a todo el Mercosur. Yo se lo advertí a los cancilleres de Argentina y Uruguay. Están sentando un terrible precedente para el futuro del Mercosur. Porque, ¿dónde está la seguridad jurídica? Si quisiéramos sumar más miembros, ¿qué les podemos decir? «Incorpórate pero no sabes lo que te puede ocurrir mañana.» Además, de una organización que debería desvincularse de las posiciones ideológicas. Para eso está Unasur. Pero Mercosur debería ser un bloque dirigido al desarrollo económico de nuestros Pueblos, que garantice el derecho al desarrollo, a la paz. Realmente toda la discusión que se está dando es un golpe de Estado, porque obedece a un mandato, no obedece a normas jurídicas ni a institucionalidad alguna.
¿Cómo fue su reunión con la canciller Malcorra?
Fue previa al ingreso al Palacio, en el edificio administrativo. Estábamos con el canciller (de Bolivia, David) Choquehuanca y luego se incorporó el canciller Nin Novoa (Uruguay). Me dijo que yo no estaba invitada a la reunión. Yo le dije que sí, que yo soy Estado parte y en cualquier sitio en que se realice una reunión de Mercosur, Venezuela va a estar presente. Y me dijo que no me iban a permitir el acceso, como de hecho intentaron hacer.
¿Se violó la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas?
Absolutamente, sí. Hemos estado revisando incluso que no hay precedente alguno de unos cancilleres recibidos por policías antimotines. Que incluso hayan pasado a la agresión física. Personal ceremonial y protocolo que llegue al contacto físico, eso viola todo tipo de inmunidades de cargos diplomáticos.
Pasando al tema interno de Venezuela, ¿el anuncio de continuidad de la Mesa de diálogo en enero fortalece al gobierno de Nicolás Maduro?
Desde que el presidente Maduro llegó a la presidencia ha convocado 32 veces al diálogo nacional. El principal problema no es del diálogo en sí mismo, sino que la oposición está profundamente dividida y se avecina el 5 de enero la designación de una nueva junta directiva en el Parlamento, por lo que se están matando a cuchillos. Esa lucha intestina por la presidencia ha llevado a la oposición a una situación completamente irracional sobre la mesa de diálogo. Nosotros nos mantenemos, al igual que los acompañantes.
-Según expresaron a Tiempo fuentes cercanas al Vaticano, hay una decisión de sostener la Mesa de diálogo, ¿cómo evalúan su acompañamiento?
El Papa Francisco ha designado un enviado especial, que es monseñor Celli, y él tiene instrucción de facilitar el diálogo. No es una mediación, es un acompañamiento. No fijan posición, no son parte, facilitan una esfera de comprensión, y por eso sí, monseñor Celli, como se lo ratificó el Papa Francisco al presidente Maduro, está allí para acompañar el diálogo. Es muy importante, porque como ha dicho el presidente: ¿cuál es el otro camino al diálogo? No hay otro camino. Y debemos garantizar el diálogo si queremos la paz en Venezuela.
La Asamblea amenaza con someter a Maduro a un juicio político, una «salida a la brasileña».
Eso no es posible. No existe el juicio político en la Constitución.Ya anunciaron el 6 de diciembre de 2015 en la Asamblea que el presidente no duraba cinco meses y se dedicaron, no a legislar, sino a intentar derrocarlo. Y ya llegó fin de año y aquí sigue el gobierno. Te puedo asegurar que no se puede traspolar la situación de Brasil a Venezuela y nosotros tampoco vamos a entregarnos frente a un golpe de Estado. No lo estamos haciendo en Mercosur y no lo vamos a hacer en Venezuela.
Recientemente el gobierno tomó medidas de cierre de fronteras con Colombia y salida de circulación de billetes de 100 bolívares que fueron extraídos del país, ¿tiene que ver también con la llamada ‘guerra económica’?
Claro, ya le había ocurrido a Nicaragua, también a Irán. La extracción de billetes de circulación. Y eso vino acompañado recientemente con un ciberataque a nuestra plataforma financiera. Entonces no había dinero en efectivo, no había posibilidades de pago porque tumbaron la plataforma bancaria, son situaciones que van generando escenarios neurotizados de una población en angustia. «
Fin de semana de furia por falta de billetes
La entrevista de Tiempo con la canciller Delcy Rodíguez se realizó en la mañana del jueves 15, en Buenos Aires. Un día después, las redes sociales viralizaron imágenes de ciudadanos venezolanos intentando saquear comercios en distintas ciudades del país.
El clima político y social del país creció en tensión con la llegada del fin de seman, luego de que el domingo pasado el gobierno de Nicolás Maduro anunciara el retiro de los billetes de 100 bolívares, que representan el 48% del total del circulante. Hasta el viernes, los nuevos billetes que los reemplazarían no habían llegado a los bancos y cajeros automáticos.
Según denunció el antichavismo, las fallas en el suministro de efectivo generó revueltas en el sur del país. En Twitter se multiplicaron las denuncias de protestas en estados como Bolívar (sur), Mérida, Táchira y Zulia (oeste). En Santa Bárbara, Barinas (oeste), medios locales reportaron que un grupo de personas trató de abrir a golpes un camión que transporta dinero y que los conductores habrían disparado, dejando cuatro heridos. El diputado opositor Antonio Barreto Sira afirmó que se generaron «situaciones tensas» en El Callao, Tumeremo y San Félix (estado Bolívar), y compartió fotos donde se veía a un grupo de personas rompiendo la entrada de un comercio y tratando de entrar a la fuerza.
La retirada en solo tres días del billete de 100 bolívares (0,15 dólares), el de mayor valor y circulación del país, fue ordenada por Maduro para acabar con «mafias» que lo acaparaban, sobre todo en Colombia, cuya frontera permanecerá cerrada hasta el lunes, al igual que la de Brasil.