Mientras el gobierno neoliberal de Javier Milei intenta cargar las culpas de los hechos de inseguridad (tras los fracasos económicos, políticos y sociales de las últimas décadas de la Argentina) en los adolescentes y preadolescentes, bajando la edad de punibilidad, hay otro mundo destinado a las niñeces que busca avanzar con la inclusión y la solidaridad. Previo al Día de las Infancias, en medio de los márgenes más vulnerables de la sociedad, hay una experiencia que merece ser contada: las mujeres en contexto de encierro, sus hijos y la importancia del juego.
En la Unidad 47 San Martín se realizó entre marzo y julio el Taller de Diseño y Creación de Juguetes Didácticos, cuyos resultados dan cuenta de una certeza: la contención y el acompañamiento pueden cambiar la suerte de “víctimas” y “victimarios».
Así lo remarca a Tiempo el defensor oficial de Malvinas Argentinas, Andrés López, quien preside la Fundación Justicia Restaurativa, una de las hacedoras del encuentro. “Somos una fundación que trabaja en contextos de encierro hace muchos años y siempre buscamos aliadas y aliados que tengan esta misma sintonía en el sentir y en el decir”, explica López, quien sintetiza que así dieron con La Cantera, una organización que «tiene el corazón a flor de piel, trabaja mucho desde los juegos y hace distintas actividades con juegos no convencionales. Les propusimos venir a jugar adentro de la cárcel”.
Hasta hoy crearon más de 2000 muñecos y gotitas de amor –peluches– que entregaron no solo a niños y niñas familiares de las mujeres detenidas, sino también a chicos familiares de los agentes penitenciarios.
Del encierro a los juguetes
El diagnóstico era claro: las personas en situación de encierro, y especialmente las mujeres, “no han tenido las infancias más felices que podrían haber tenido”. La gran mayoría no asistió al jardín de infantes, por ejemplo, y no reflejan momentos de felicidad relacionados con el juego.
Con el objetivo puesto en la reinserción, el taller buscó entonces aportar herramientas para que “el día de mañana, cuando recuperen la libertad y cumplan sus penas, puedan tomar decisiones distintas a la del delito y la violencia”, resume.
Con la convicción de ir por el camino correcto, pero sin mayores certidumbres, le propusieron la idea al Servicio Penitenciario Bonaerense. Y germinó. Un grupo de internas del Pabellón 4 de esta cárcel de José León Suárez se enganchó.
“El primer día fuimos para ver qué onda, si daba el ámbito. Ese primer encuentro fue maravilloso, hubo un segundo encuentro y fue aún más maravilloso. Ahí desde La Cantera propusieron volver”, recuerda entusiasmado el referente de Justicia Restaurativa.
De inmediato, el taller se formalizó de lunes a viernes, de 9 a 11:30, en el SUM del anexo femenino del Penal y quedó a cargo de las capacitadoras Ailen Requejo, Marcela Ortiz, Rosana Dillon, Sabrina Bianchi y María José Toriggia. Así empezaron a elaborar distintas producciones con madera reciclada, abordando la funcionalidad y la estimulación de la psicomotricidad en la primera infancia.
Resultados y reinserción
“Es muy conmovedor ver mujeres adultas, mujeres que tienen en su rostro sufrimiento, que se sumerjan en el juego, que puedan advertir lo que es una competencia sana, lo que es jugar y sonreír y desafiarse permanentemente para poder ser mejores”, describe López.
Y resume: “estamos muy contentos porque a raíz de esos primeros encuentros surgió la idea de poder gestionar los propios juegos para ellas, que se hagan sus propios juegos no convencionales”.
El defensor oficial se lamenta que ocho de cada diez personas vuelven al contexto de encierro: «pero nosotros tenemos un porcentaje de reincidencia de uno sobre diez. Quiere decir que cuando las cosas se hacen con consciencia, capacitación, programación y sobre todo con amor, las cosas funcionan”.
Aprender a convivir desde el juego
Este primer ciclo de encuentros finalizó en junio, pero no será el último. Ahora se abre una nueva etapa para masificarlos y que todos los pabellones tengan sus propios juegos de mesa no convencionales, «que puedan jugar, se puedan divertir, tener un espacio de esparcimiento lúdico y que desde el juego se pueda aprender a convivir, a competir de una manera sana y que tengan esas herramientas también para aquellas que son madres y poder jugar con sus hijos y sea un motivo de acercamiento en esos vínculos que a veces están rotos”.
El funcionario judicial subraya que hay niños en contexto de encierro hasta los cuatro años junto a sus madres: “es una cuenta pendiente que tienen todos los gobiernos, pero también toda la sociedad completa”.
Concluye que el propósito de Justicia Restaurativa es ayudar a estas mujeres a que puedan “reparar para no repetir, para que cuando recuperen la libertad no vuelvan nunca más a la cárcel. Cada persona que no vuelve significa diez víctimas menos por día promedio. Imaginémonos eso multiplicado”. «
Más de 2000 peluches
Tras 15 años de experiencia, el presidente de la Fundación Justicia Restaurativa, Andrés López, considera como “aliados principales a todas las trabajadoras y trabajadores del Servicio Penitenciario Bonaerense, al que le cuesta mucho abrirse a la comunidad por su historia y por la función que cumplen, pero que no dejarían de cumplirla, si la pueden llevar con mucho más profesionalismo y con amor”.
“Aquello que está mal lo vamos a denunciar siempre –aclara–, pero vamos a acompañarlos en todo lo que podamos”. Para el Día de las Infancias, muchas mujeres alojadas en distintos pabellones confeccionaron “2000 muñecos y gotitas de amor –peluches– para no solo ser entregados a las hijas, hijos, sobrinas, sobrinos, nietas y nietos de personas en contexto de encierro de San Martín, sino también para niños familiares de las penitenciarias y penitenciarios”.