Ni el aumento del desempleo, ni las infartantes cifras de reservas negativas del Banco Central, ni los más de ciento veinte funcionarios eyectados en menos de un año y medio. La peor crisis del gobierno de Javier Milei, el hombre gris que llegó al poder bajo la promesa de ejercer el cargo máximo con la honestidad de un ciudadano de a pie, llegó, abusando de todas las paradojas existentes, a través del mercado cripto. La participación del presidente en la viralización de la moneda $LIBRA y las acusaciones a su hermana por cobro de coimas impactaron de lleno en la gestión y obligaron a un presidente empedernido a barajar y dar de nuevo.
Aunque desde el principio la línea fue minimizar a como dé lugar el conflicto, en voz baja -y con vergüenza- dentro del gobierno reconocen el daño. Durante toda la semana, la Casa Rosada estuvo invadida por un clima de tensión que ni las mil y una fotos del libertario con Elon Musk ni la astucia digital que se emana desde el Salón Martín Fierro pudieron controlar. La escalada del caso, que tiene a los hermanos Milei como principales implicados en causas judiciales radicadas dentro y fuera del país, obligó al silencioso Santiago Caputo a dejar de lado su atención en el manejo de los hilos políticos del gobierno y hacer lo que cualquier soldado convencido haría: inmolarse para salvar a su líder.
El asesor presidencial, quien volverá al país en las próximas horas luego de ser invitado por la organización de la CPAC al mismo evento en el que disertó el libertario, sacrificó su anonimato para quitar el foco del ya sobreexpuesto poco ético manejo del hijo de Mauro Viale. La estrategia de Caputo también habilitó a Manuel Adorni y Guillermo Francos a apedrearlo en la plaza mediática e instalar la versión del aparente enojo de Milei con su principal consultor. Ambas apariciones habían sido previamente acordadas, aunque no son pocos los despachos que creen que estos desquites arrastran meses de recelos entre los funcionarios y el Mago del Kremlin.
Pese a ser el auditor de cada uno de los movimientos presidenciales, y como dio a conocer este diario en su edición dominical pasada, el asesor y su círculo más íntimo de colaboradores se enteraron del accionar del presidente al mismo tiempo que el resto de los mortales. Caputo no sólo no estaba al tanto de la acción que sí contaba con el madrinazgo de Karina, sino que desde el minuto uno hizo saber que ese corto tuit traería consecuencias. Tuvo razón.
Apenas una hora después de la publicación del presidente en el Día de los enamorados, el territorio digital, indiscutiblemente dominado por el piberío libertario, se había revolucionado. Con la crisis desatada, el asesor se instaló en Olivos para diagramar el operativo con el que esperaban controlar el primer gran escándalo de la gestión libertaria. Lo obvio era limpiar la imagen de Milei, quien por acción u omisión quedó envuelto en una estafa que asciende a los USD 100 millones. Una publicación para descartar su culpabilidad, activar el apoyo de la militancia tuitera y una entrevista con un periodista amigo para cerrar el tema. De manual. Pero lo que ni el propio Caputo pudo dimensionar fue que el escándalo haría mella en el otro intocable vértice del Triángulo de Hierro.
Desde el principio, la secretaria general de la presidencia fue señalada como la encargada de motivar los encuentros que el presidente mantuvo con Hayden Davis, padre de $LIBRA. Pero fue el paso de las horas lo que hicieron que estas acusaciones de bajo tenor se convirtieran en incriminaciones sobre aparentes cobros de “peajes” para acceder al primer mandatario, un delito tipificado en la Ley de Ética Pública con una pena de hasta seis años de prisión e inhabilitación perpetua para el ejercicio de cargos.
Para propios y ajenos, la participación de El Jefe en el mayor escándalo de la gestión es innegable. Así lo confirman las mediciones de la consultora Ad Hoc, en la que se señala a la hermanísima como el segundo concepto más asociado al presidente luego de las declaraciones de Hayden Davis. Resultados similares tuvo el informe de la consultora Zuban-Córdoba, en el que se expone que el 54,3% de los encuestados considera que Karina recibió coimas para que su hermano promocione esta criptoestafa.
Imposibilitados de utilizar la guillotina para cortar de raíz el conflicto, el gobierno tuvo que volver a hacer uso de los vicios más oscuros de la casta que juraban venir a combatir. El jueves, a casi una semana de haberse iniciado el escándalo, el Senado estaba dispuesto a tratar la creación de una comisión investigadora para intentar esclarecer el rol del presidente en el Libra gate. El proyecto fue presentado por el radical Eduardo Vischi y, a pesar de haberse inmolado en solitario en la presentación del pedido de juicio político contra el primer mandatario, el bloque de Unión por la Patria había garantizado el apoyo. No prosperó.
Sin rodeos, desde el radicalismo denunciaron aprietes de la Casa Rosada a los gobernadores. Aunque desde el oficialismo esquivan estas acusaciones, lo cierto es que fueron los legisladores que responden a Leandro Zdero (Chaco), Gustavo Valdés (Corrientes), Maximiliano Pullaro (Santa Fe) y Alfredo Cornejo (Mendoza) quienes aseguraron el blindaje al presidente. Las recompensas no tardaron en llegar. Este viernes, el virtual ministro del Interior Lisandro Catalán viajó a Mendoza para firmar la modernización de un paso fronterizo con Chile. Todo pelota.
En el gobierno están decididos a hacer lo que sea necesario para desviar el foco del escándalo que impactó de lleno en la credibilidad del presidente. En los próximos días, habrá un festival de decretos en los que se plasmarán nuevas privatizaciones y la designación de Manuel García Mansilla y Ariel Lijo como nuevos ministros de la Corte. Como nunca, el Boletín Oficial será utilizado para alimentar la fantasía presidencial de dejar atrás el tema y volver a recuperar el control de la agenda. Todo el gabinete y el brazo digitalmente armado se plegará de lleno a esta estrategia empapada, muy al pesar de Mauricio Macri, de caputisimo explícito.
El ex presidente apuntó este viernes contra el asesor presidencial, a quien acusó de hacer fracasar al gobierno en la licitación de la Hidrovía y volvió a cuestionar su indudable influencia en el libertario. «La semana que viene le voy a contestar al señor Santiago Caputo”, dijo enojado el bostero en Capitán Sarmiento. A diez mil kilómetros al norte, no pudieron hacer más que festejar.
