Humberto Dionisio Maschio volvió de Europa para ser campeón con Racing. Sabíamos de esto todos los que crecimos escuchando las historias de nuestros padres, nuestros abuelos, la generación que vio al Equipo de José. El Bocha Maschio, en las imágenes blanco y negro, parecía el hermano mayor de sus compañeros. Ya había avanzado la calvicie, y por eso lo del Bocha, pero conservaba una elegancia que se acrecentaba con los relatos sobre su forma de jugar, sobre su pegada y su inteligencia.
Siempre entendí que había sido el primer jugador argentino en regresar desde el fútbol europeo a su club para ser campeón. Leyenda del Inter y Atalanta, jugó también en Bologna y Fiorentina, y estuvo en algunos partidos de la selección italiana a pesar de haber sido parte de los Carasucias, la Argentina campeona en el Sudamericano de 1957, en Lima. Es que la AFA de la década del cincuenta tabicó la Selección para los jugadores que se fueron a Europa, como Maschio, como Antonio Angelillo, como Enrique Sívori, que se perdieron el Mundial de 1958. Se perdieron, en todo caso, ser parte del desastre de Suecia.
El periodista Oscar Barnade, gran historiador, me aclara que otros jugadores antes que Maschio volvieron y fueron campeones: Mario Boyé, con Racing, y Renato Cesarini, con River. Es cierto, aunque ninguno de ellos había jugado antes en sus clubes como el Bocha, que además cuando regresó, a los 33 años, ganó el campeonato local, la Copa Libertadores y la Copa Intercontinental. Todo bajo la conducción de su amigo Juan José Pizzuti, el que lo convenció para que volviera a Racing. “¡Pegale!”, dicen que le gritó al Chango Cárdenas en su gol mítico al Celtic.
La vida de Maschio guardó otras curiosidades. Le gustaba contarlas en la mesa de Pertutti, el café donde pasaba las tardes, en Mitre y 25 de mayo, una esquina céntrica de Avellaneda, mientras pasaba las hojas del diario. Ahí relataba cómo el bombardeo a la Plaza de Mayo de 1955 lo agarró justo en el Ministerio de Guerra, donde trabajó mientras hizo la colimba. Maschio pudo combinar el servicio militar con el fútbol gracias a un general hincha de Racing, Juan José Valle, al que la dictadura fusilaría tiempo después del derrocamiento de Juan Domingo Perón.
A pesar de ser un ídolo de Racing, Maschio también fue técnico campeón de la Copa Libertadores con Independiente, el que hizo debutar a Ricardo Bochini, otro Bocha, en la final con Colo Colo de 1973. Y sin embargo, tiempos menos sensibles, volvió siempre a Racing. El Bocha decía que su segunda esposa lo dejó después de que ella le preguntara si la quería más que a Racing. “Igual”, le dijo él. Intentó explicarle que él a Racing lo amaba, pero no hubo caso.
El Bocha estuvo junto a Racing en los peores momentos. Cuando Enrique Gorostegui, el juez de la quiebra, le ofreció el cargo de entrenador, ya no sentía las fuerzas para hacerse cargo del equipo. Lo recomendó a Gustavo Costas y se dedicó a acompañarlo. Fue en ese tiempo, un período oscuro del club, que hicieron debutar a Diego Milito, un futbolista que recorrería el camino de Maschio. Y ahí fue donde se empezó a escribir un legado.
Porque Milito también se fue a Italia. Y se fue campeón. Volvió como un mito del Inter, dos goles en la final de la Champions, y consiguió otro título con Racing. Pero mucho más que eso, construyó un concepto. Lo que en ese tiempo se viralizó como Racing Positivo fue la idea de un club administrado por los socios siempre con un objetivo más alto, en crecimiento, que va por más. Milito, que además fue campeón desde una dirección deportiva, se convirtió desde entonces en una bandera de grandeza. No sólo -de algún modo- en el espejo de lo que se quería ser, también en la llave.
Maschio murió el martes a los 91 años. Justo un rato antes de que Racing, con su querido Gustavo Costas como entrenador, le ganara 6-1 a Huachipato por la Copa Sudamericana. El Cilindro despidió a su campeón de América y del mundo, al hombre que un día volvió y que nunca más se fue. “Se fue un verdadero símbolo de nuestros colores, un ícono que nos llevó a la cima del mundo. Q.E.P.D. querido Bocha. Gracias por confiar en mí”, escribió Milito, que en esta misma semana, a pocos días del clásico con Independiente que se jugará hoy, anunció algo esperado por una mayoría de hinchas: será candidato a presidente bajo la idea de dar un salto de calidad y, en un contexto de avance SAD, de que Racing le pertenece a los socios. Las elecciones serán en diciembre. Pero lo que deja cada punta de estas historias, de Maschio a Milito, es un sentido de pertenencia, todo lo que significa ser de un club.