Esta historia comenzó en los 90, durante el menemismo, el gobierno más elogiado por Javier Milei. El miércoles 14 de octubre de 1992, organizaciones de jubilados marcharon en Tribunales en contra de una (de otra) decisión presidencial que los perjudicaba: Carlos Menem había vetado el artículo que establecía que los fondos por la privatización de YPF debían ser asignados “exclusivamente” para aumentar los haberes jubilatorios.

Diego Maradona pasaba por el lugar casi de casualidad. O no tanto: en sus idas y vueltas con el menemismo, debió realizar una de sus visitas periódicas a Amelia Berraz de Vidal, la jueza que llevaba la causa de su detención (orquestada por el gobierno) en la calle Franklin, en 1991.

Los hechos en la calle son más conocidos porque se viralizaron. A Maradona le robaron una gorra y estalló: le pegó un cabezazo a un enemigo repentino –no era jubilado– y éste le pegó una trompada. En plena confusión, Diego soltó frases que tienen vigencia: «Me duele más que a vos, mirá si no voy a bancar a los jubilados. Yo defiendo a los jubilados, cómo no los voy a defender. Tenemos que ser muy cagones para no defender a los jubilados«.

-¿Por qué te enojaste, Diego?– le preguntaron.

–Porque el estúpido éste dice que yo no grito por los jubilados. A muerte estoy con los jubilados. Porque lo que les hacen es una vergüenza.

El fútbol como defensa de los jubilados se repite casi 33 años después con otro gobierno que toma a los argentinos de la tercera edad como principal variable de ajuste.

En enero de 2025, Carlos, un abuelo de 75 años con la camiseta de Chacarita, se acercó al Congreso para marchar en contra de los recortes. No lo amedrentó, ni ese día ni otros, la habitual violencia policial. Lo entrevistó Mario Sadrás, periodista de Radio Gráfica: «Vengo por el orgullo de respaldar a un jubilado que cobra 250 mil pesos –dijo–. Si no lucho, no me siento bien. Tengo un stent, un infarto, y mis hijos me retan, pero si no vengo me deprimo. No vengo a hacer lío, vengo a defender los derechos de los jubilados».

Foto: captura

El caso llegó a gente de Chacarita, curiosamente uno de los equipos en el que atajó Milei. El miércoles, con 44 grados de sensación térmica, 10 simpatizantes de Chacarita, autoconvocados y organizados en Facebook, se unieron a él: no lo conocían de la tribuna, porque Carlos hace rato que no va a la cancha, aunque en la marcha quedaron en ir juntos al próximo partido. «Si tocan a los viejos, qué quilombo se va a armar», cantaron.

Hinchas de otros equipos –no integrantes de las barras bravas– tomaron nota y prometieron sumarse este miércoles: de River, Boca, Independiente, Atlanta, San Lorenzo, Banfield, Laferrere, Tigre, Merlo y muchísimos otros.

Son rivales deportivos, pero se unirán para defender a los jubilados. Tienen un lema: «Tenemos que ser muy cagones para no defender a los jubilados». «