El sueño de una travesía rutera se vuelve pasión de multitudes por esta época estival. Es la aventura de subir a un auto y andar hacia el horizonte inalcanzable. Como en las películas.
De asfalto, de ripio, al pie de la cordillera o junto al mar. Son piezas de un rompecabezas geográfico que forman un país sin igual. A pesar de las inclemencias económicas de esta Argentina libertaria y ajustada, hay lugares para conocer, disfrutar y dejarse llevar. A rodar mi amor.
Los seismiles
Los ojos no alcanzan para abarcar la inmensidad que se abre cuando se recorre el tramo de 200 kilómetros de la Ruta Nacional 60 en Catamarca. Los colores que revelan las montañas entre curvas y contracurvas, subyugan. Rosados, ocres, morados, verdes. Hay que animarse y recorrer esta travesía rutera de Fiambalá al Paso San Francisco, que une a la Argentina con Chile desde suelo catamarqueño. La escena ocurre entre volcanes (de allí su nombre): siete de los doce más altos del mundo están aquí en La Ruta de los Seismiles.
El viaje al oeste catamarqueño comienza en Tinogasta, que coincide con la Ruta del Adobe, edificios de tres siglos de historia. Uno de ellos es «Casa Grande» donde inicia el viaje. Se trata de una residencia de tres siglos que fue puesta en valor y ampliada como hospedaje. Hasta cuenta con spa y pileta.
En la vecina Fiambalá ya están a pleno los viñedos. También hay fincas de olivos, el Museo del Hombre con piezas de la Cultura Aguada, esculturas de piedra «suplicantes» de Alamito y dos cuerpo momificados naturalmente hace más de 500 años, y hasta las famosas termas que se erigen en la montaña. También se pueden conocer las Dunas de Tatón (por donde pasó el Dakar) y hacia el final del recorrido, a media hora de Chile y en medio de la cordillera, aparece el Hotel Las Cortaderas, con una laguna poblada de flamencos. En la magia de Los Andes nos sentimos lejos del mundo.
Azul infinito
Entre el mar y el cielo, junto a los acantilados y la meseta de la Patagonia Austral, emerge la Ruta Azul. Sigue la traza de la Ruta Nacional 3, entre Camarones (Chubut) y Río Gallegos. Una travesía con el Parque Interjurisdiccional Marino Costero Patagonia Austral de fondo. En verano, la diversidad de avifauna es una de las principales atracciones porque muchas especies se instalan para tener sus crías como el caso de los pingüinos.
Desde Camarones partimos hacia Comodoro Rivadavia, Caleta Olivia en Santa Cruz luego a Jaramillo y Fitz Roy, Puerto Deseado, Puerto San Julián, Comandante Luis Piedra Buena, Puerto Santa Cruz y finalmente la capital santacruceña. El recorrido es imperdible y une la historia petrolera con atracciones naturales como Bahía Bustamante, el único pueblo alguero del mundo. Está el Parque Marino Makenke, en Puerto San Julián, donde se cuenta parte de la historia de Hernando de Magallanes que estuvo por aquí en 1520.
En la playa se puede visitar la Nao Victoria, realizada a escala de la original. A lo largo de vastos kilómetros, donde se respira la verdadera libertad (una palabra tan vilipendiada en estas épocas) pasamos los Bosques Petrificados de Jaramilllo; la Isla Pingüino en Puerto Deseado; y el PN Monte León en Puerto Santa Cruz. Muy cerquita de Río Gallegos se encuentra el La Reserva Geológica Laguna Azul, de origen volcánico, con 10 mil años de historia, y un espejo de agua que cubre un cráter de más de 295 metros de profundidad y 500 de diámetro. Naturaleza, historia y sentirnos diminutos entre tanta inmensidad.
Entre la selva y la yerba
La selva misionera es uno de los ecosistemas de mayor diversidad del mundo. Desde que descendemos del avión en Puerto Iguazú nos sumergimos en la espesura. Acá hay más de 546 especies de aves, 127 mamíferos, 114 reptiles, 66 anfibios y 272 peces. Y eso es solo la fauna. Porque, claro, la mayoría llega atraída por la maravilla natural que representan las Cataratas del Iguazú. La Ruta Nacional 101, que atraviesa el parque nacional, es la más corta del país. Va hasta Bernardo de Irigoyen durante 145 kilómetros, entre la RN14 y la RN12.
Es en este tramo donde se conocen los secretos de la Ruta de la Yerba Mate. Catas, yerbatales en medio de la selva, ver cómo cultivan en las chacras los descendientes de los pioneros inmigrantes que se afincaron por aquí a mediados del siglo pasado. Eslavos, polacos, alemanes. Y el mundo guaraní. Es ideal llegar a la localidad de Andresito donde la cooperativa yerbatera del mismo nombre nos explica todo el proceso desde la cosecha hasta el secadero y empaquetado.
Tierra Calchaquí
El norte viene rodeado de tradición y clásicos. Entre ellos, los Valles Calchaquíes. Rodean a la mítica Ruta Nacional 40, la más larga de la Argentina, que en Salta abraza la historia diaguita, la de los gauchos de Güemes, Héroe Nacional, y el Camino del Vino de Altura. Desde San Carlos hasta La Poma, con teleros, los que tejen ponchos en Seclantás, los secaderos de pimientos en Payogasta y las bodegas premiun que atrapan a los apasionados de las travesías.
Hay otras formas de ver y acercarse, por ejemplo la Red de Turismo Campesino con base comunitaria. Son unas 50 familias originarias en esta tierra. Todas ellas conocen los secretos, tradiciones y culturas de los valles, listas para ser transmitidas. Porque el verano es descansar, pero también darse el tiempo para conocer.
Centollas y cañones
Las rutas son paisajes, hallazgos, historia, y también gastronomía. En Tierra del Fuego la centolla es uno de los productos estrella de la comida lugareña. Cerquita de Ushuaia, a unos 75 kilómetros por Ruta Nacional N° 3 y luego RP J, se puede visitar los pueblos de pescadores de Almanza y Punta Paraná, dos lugares que están sobre la costa del Canal Beagle y adonde se llega con empresas turísticas que ofrecen el circuito. O también la posibilidad del auto. Se puede conocer el trabajo y el paso a paso de la pesca, el «bicho» crudo y fresco y el proceso final hasta probarlo, al natural.
La Ruta de la Centolla guarda su historia. La zona de Almanza está justo frente a Puerto Williams, la población chilena de Isla Navarino. En Almanza se ven vestigios del conflicto con Chile de 1978, con algunos cañones que todavía apuntan hacia Williams.
Más info: www.findelmundo.tur.ar
Tehuelches, mapuches y dinosaurios
Viajar y toparse con huevos de dinosaurios. Hay una travesía rutera de ensueño que une el mar y la cordillera por el corazón de la provincia de Río Negro. Son unos 600 kilómetros en las entrañas de la Meseta de Somuncurá siguiendo desde Viedma y San Antonio Oeste, pasando por el Balneario El Cóndor con sus famosas playas, su mar, la hotelería y gastronomía y la colonia de loros barranqueros más grande del Continente. Un combo que atrapa a los viajeros que desde allí parten hacia los puntos de lo que fue la última línea de fortines: la Línea Sur, hoy Ruta Provincial 23, un viaje de culto.
En la cima de la meseta, familias de tehuelches y mapuches. Una clave en estas tierras es el turismo rural, como en la localidad de Ministro Ramos Mexia donde Marcelo Veggia abre sus tranqueras de su chacra y camping Tunquelén para recibir a los visitantes. En el camino se hace un alto en Valcheta. Ahí es Romina Rial quien tiene todos los detalles del bosque petrificado y el Museo que fundó su madre, María Inés Kopp, donde se podrá ver ¡un auténtico huevo de dinosaurio! La travesía une parajes como Sierra Grande, Sierra Colorada, Los Menucos, El Cain, Pilcaniyeu, entre otros. Sigue hasta Dina Huapi y si se desea, a Bolsón y Bariloche, donde comienza otra historia.
Más info: www.turismo.rionegro.tur.ar
La Ruta 41: historia y naturaleza
Los 110 km de Ruta 41 unen la localidad de Los Antiguos, Capital Nacional de la Cereza con Lago Posadas en el noroeste santacruceño. Es una travesía entre Los Andes y la Meseta, donde sensación de infinito está al alcance de nuestras manos. Una audio guía vehicular que podés bajarte la aplicación desde la solapa de Santa Cruz Sonora en ww.santacruzpatagonia.gob.ar te relata lo que vas viendo. Y si preferís que te lleven, es una travesía que tanto Claudio Figueroa (zoyenturismo.com.ar) lleva a conocerla desde Perito Moreno, y Federico Djeordjian (www.chelencotours.tur.ar) desde Los Antiguos. Se puede hacer todo el día y combina almuerzo e incluso visita a Cueva de Las Manos. Y descubrir un territorio de historia y naturaleza pura.