Noviembre de 1989, Canal 10 de Montevideo. Horas antes de las elecciones nacionales. Luis Alberto Lacalle, histórico dirigente blanco, padre del actual presidente uruguayo, le ganaría en las urnas al colorado Jorge Batlle y tercero saldría Liber Seregni, del Frente Amplio. En Montevideo, surgía rutilante la figura de Tabaré Vázquez, que llevaría a la alianza de izquierda a la intendencia del mayor municipio oriental, por sobre el colorado Lucio Cáceres.

Lacalle y Vázquez, dos figuras trascendentes de aquel Uruguay de hace 35 años. El abrazo en el que se estrecharon los adversarios fue un hecho que conmovió la escena política. A pocos pasos de allí, en el mismo cuadro que captaban las cámaras, estaba Blanca Isabel Rodríguez, con sus radiantes 30 años: había ingresado tres años antes como productora del canal y en ese 1989, junto a Jorge Traverso, se estrenó como conductora en el programa Subrayado, en su versión electoral.

Hace unas horas, en la Huella de Seregni, el búnker de uno de los sectores frenteamplista, el Movimiento de Participación Popular (MPP), a 150 metros de la 18 de Julio. Blanca, ya a los 65, se abrazó con Yamandú Orsi, el candidato del Frente en las presidenciales uruguayas de octubre. Luego se subió al escenario, donde estaría rodeada por el Pepe Mujica y por Lucía Topolansky. El expresidente, en silla de ruedas: acababa de recibir el alta, tras permanecer internado en Casmu, en su lucha contra el cáncer. La senadora, su compañera, recibió a Blanca:  «Hemos aprendido que incorporar a compañeros es enriquecernos todos. Siempre va a haber un lugar». Y resaltó la «tenacidad gallega que tiene en el ADN».

Así, Blanca era presentada como segunda candidata a senadora por el MPP, en las elecciones de octubre. Su postulación causó sensación en el ámbito político uruguayo. Una jugada que se atribuye al Pepe. Una jugada que apuntaría a para atraer «los votos más tibios». Una jugada que busca sumar a la ventaja que parece tener el FA para octubre (ver recuadro). «Nos fue mejor, cuando lo hicimos juntos. Juntos logramos el mejor Uruguay. Juntos por la recuperación de valores: el respeto, la solidaridad», dijo ella, emocionada y sonriente.

La noche del 5 de agosto anunció su retiro televisivo, que consumó cuatro días después. Realizó entrevistas diversas en su carrera. En marzo de 2023, recibió al actual presidente, Luis Lacalle Pou, en el estudio de Subrayado; no fue una charla especialmente complaciente, que le costó cuestionamientos desde el oficialismo. Ella suele recordar su repo al Dalai Lama. También su primer trabajo, el de profesora de Literatura: admiradora de Eduardo Galeano, llegó a leer Celebración de la amistad al aire, en su homenaje. Pero tuvo enorme repercusión una cobertura muy simbólica: el 8 de marzo de 2017, vestida de negro, parada en el medio de la icónica 18 de Julio, condujo su programa, inmersa en la marcha por el Día Internacional de la Mujer. Autora de varios libros basados en investigaciones, por caso, Mujeres uruguayas (Alfaguara, 1999). «Llego a la política porque es la mejor herramienta para modificar la realidad. Llego como mujer. Llego como madre. Llego como feminista. Llego como cristiana de izquierda», dijo en su primer discurso.

Estuvo diez años en pareja con Mario Esteban Bergara Duque, seis años menor, contador público, economista, profesor y político, líder de la Fuerza Renovadora, un sector moderado del Frente. Se separaron en 2022. Ella tiene una hija y dos hijos.

El MPP, la 609

El Frente Amplio fue fundado el 5 de febrero de 1971, dos años antes de la dictadura uruguaya que duró hasta 1985. Uno de los grupos que más la sufrió fue el del Movimiento de Liberación Nacional, los Tupamaros. En 1989, el MLN fue admitido en el FA y un sector de esa militancia se reagrupó como el Movimiento de Participación Popular, que a su vez integró a otros grupos de izquierda como el Partido por la Victoria del Pueblo, el Movimiento Revolucionario Oriental y el Partido Socialista de los Trabajadores. La primera lista del MPP que fue a elecciones, estuvo encabezada por el abogado laboralista Helios Sarthou. Desde entonces se la conoce como «la 609».

La numérica es una denominación muy común en la jerga política uruguaya. La 1001, también en el FA corresponde al Partido Comunista, liderado por Óscar Andrade. La 90 es la histórica del Partido Socialista, cuya cabeza hoy es Gonzalo Civila. La 77 es la Vertiente Artiguista de Mariana Arana. Existe no menos de una decena de fracciones más.

A las presidenciales, van la mayoría de ellas, como sublemas. Es decir, todas las listas del Frente llamarán a votar a Yamandú Orsi. Con los legisladores, cada uno a los suyos La 609, la histórica del Pepe, empuja por Blanca Rodríguez.

“Motivos razonables” para ilusionarse

Equipos es una de los consultorías de mayor prestigio en Uruguay. Ignacio Zuasnabar, su responsable, explica que, según un trabajo que hace pocas horas salió del horno, el Frente Amplio tiene motivos «razonables» para ilusionarse con alcanzar la mayoría parlamentaria en octubre. Y, consecuentemente, si eso sucede, «tendría que pasar un acontecimiento muy extraño» para que su fórmula Yamandú Orsi-Carolina Cosse no se consagrara en las presidenciales.
Todavía hay dos meses de campaña por delante para llegar a las elecciones del 27 de octubre (la eventual segunda vuelta será el 24 de noviembre). Pero un promedio de lo que arrojan los estudios de las consultorías apunta a que el Frente Amplio tiene una intención de voto del 43%. En tanto que luego aparecen el Partido Nacional (los Blancos llevan como postulante a la presidencia a Álvaro Delgado) con un 22%; el Partido Colorado (Andrés Ojeda) con un 11%; Cabildo Abierto (Guido Manini Ríos) con 3%. Un dato al que le se presta mucha atención: entre blancos, colorados y la fuerza del exmilitar (más el partido Independiente de Pablo Mieres, que no sumaría más que un punto porcentual) configuran el espectro de la Alianza Multicolor, el actual gobierno de Luis Lacalle Pou: si se suma sus porcentajes se llega a un 37% aproximado.
Queda una quinta parte del electorado en veremos: tres o cuatro puntos se llevarían las fuerzas con escasa representación junto a los votos en blanco o anulados. Queda un 15% que son sumamente peleados, voto a voto, por las dos fuerzas mayoritarias… Y aunque sea una cuenta no siempre lógica en política, si ese 15 se reparte entra ambos, un siete y pico para cada uno, el FA llegaría a la mitad del electorado que se requiere en primera o segunda vuelta para lograr acceder al gobierno de los próximos cinco años. En el búnker de la fuerza de izquierda que ya gobernara durante tres lustros con Tabaré Vázquez (2005-2010 y 2015-2020) y el Pepe Mujica (2010-2015), la ilusión tiene “motivos razonables”.