Miriam Press vuelve a su casa, en Azul, con la medalla de plata. Dice que no lo puede creer. Al costado de la ruta 3, a mitad de camino, se detiene y conversa con Tiempo. Este fin de semana participó del II Campeonato Mundial del Alfajor 2023 en el predio de La Rural, en la Ciudad de Buenos Aires, y ahora regresa triunfante, con el auto liviano porque vendió todo el stock. Y su última creación, el alfajor de lavanda, resultó premiado en la categoría textura.
“Hay un movimiento de emprendimientos en relación a las plantaciones de lavanda en Azul, se le está dando valor agregado a todo lo que la contiene y existe un grupo de mujeres que han conformado el club de la lavanda, que me pidieron que hiciera una receta, la hice dedicada a Azul”, cuenta Press.
Alrededor de 40 mil personas pasaron por el Mundial durante los tres días que duró el evento, y el interés de los participantes superó de forma amplia las expectativas de los productores y productoras de alfajores. “Estoy súper agradecida y sorprendida, no esperábamos que viniera tanta gente, todos los emprendedores con los que hablamos opinaban lo mismo, fue algo que nos superó en todo sentido, incluso en ventas”, asegura Press.
Ya el primer día agotó por completo el stock del alfajor de lavanda, el segundo agotó el de nuez y el último día en el que se anunciaba a los ganadores, esperó sentada en la banqueta del stand casi vacío con los últimos 15 alfajores que vendió en un santiamén.
“Nuestro alfajor de lavanda ganó la medalla de plata en textura porque es un alfajor que tiene muy buena mordida: mordés y es algo fácil, húmedo, liviano al paladar y que conjuga un mix de sabores entre lavanda, dulce de leche y chocolate, es una buena combinación, blanda y suave al paladar”, describe Press.
El emprendimiento familiar se llama “Sabores de Azul”, los productos se venden con un packaging que evoca y homenajea a la localidad, con ilustraciones realizadas por artistas locales. “Quisimos llevar un pedacito de Azul a cada evento, nos pasó que había azuleños que viven en la Capital y que se les llenaban los ojos de lágrimas porque recordaban su tierra con las imágenes y se ponían a charlar conmigo, algunos se fueron de allá hace 30 años, mucha emoción”, cuenta Press, que no es azuleña sino de Reconquista, Santa Fe, pero que reside allí con su familia desde hace 5 años y se enamoró de la ciudad.
Si bien la producción de Sabores de Azul, por ahora, solo se vende en esa localidad, en el comercio de calle Yrigoyen 843, a partir de este reconocimiento mundial tienen pensado expandirse a otras ciudades. Los precios actuales son de $ 2200 la media docena y $ 4200 la docena.
El oro para el alfajor de fernet
En la ciudad de San Antonio de Areco, que tiene un movimiento turístico y alfajorero intenso, ellos apuestan a destacarse y a ofrecer una paleta amplia de sabores. En medio de ese proceso de experimentación, surgió el alfajor de fernet que se llevó el oro en el Mundial de Alfajores, en la categoría exótico.
Hace dos años, el matrimonio de Joe Fallet y Jesica Bernhardt decidió comenzar con un emprendimiento alfajorero al que llamaron Hannover. Empezaron casi por casualidad: Joe hizo su tesis de licenciatura de Comercio Exterior sobre la industria alfajorera y allí tomó conciencia de la magnitud y las posibilidades de su fabricación.
Jesica, que se dedicaba a la pastelería en general, había descartado la idea años antes porque tenía la impresión de que requería mucho trabajo. Pero después se convenció. “Inicialmente hacíamos alfajores básicos blancos y negros, de a poco empezamos a incorporar de fruta, merengue, marroc, mousse de chocolate, para destacarnos y hace poco se nos ocurrió empezar a hacer alfajores con alcohol”, cuenta Jesica. Hicieron pruebas con whisky, Tía María y, finalmente, le tocó el turno al fernet.
“Nos costó bastante porque tiene un sabor particular, probamos con diferentes tapas, baños, merengues y no lo conseguíamos, hicimos muchas pruebas hasta que quedó perfecto: una tapa de cacao que resalta el sabor del fernet, muy equilibrado, cuando llegó la hora de mandar la muestra al Mundial pensamos que tenía que ir”, relata Jésica.
Al Mundial llegaron sin stand propio, un vendedor de sus productos se ofreció a poner allí Hannover ya que no contaban con la infraestructura y recursos para afrontarlo. El segundo día ya habían agotado la venta de todos los alfajores de fernet. “Honestamente. nunca imaginamos que ganaríamos el oro, pensábamos que llegaba el bronce o la plata”, dice Joe.
Cuando anunciaron los ganadores de esta categoría, el matrimonio ya había perdido en las otras dos en las que se había inscripto. Con poca expectativa, al fondo del espacio para resguardar a su bebé del tumulto, gritaron de emoción cuando los designaron como ganadores.
“Nos quedamos atrás y cuando nos nombraron sentí que toqué el cielo con las manos, fui a recibir el premio y fue una verdadera locura pero también nos puso en jaque porque la medalla de oro competía por el trofeo del mejor alfajor del mundo y nosotros, de tener nada de posibilidades pasamos a tener una gran posibilidad”, comenta Joe.
El alfajor de fernet compitió pero no ganó como el mejor del mundo, aunque el oro que se llevan a Areco, para Joe, es algo tremendo para la marca y genera muchas emociones, sueños y anhelos. Si bien no tienen local de venta a la calle, Hannover vende productos a pedido, por ahora solo en la localidad de Areco. Los costos actuales son de $ 600 por la unidad de alfajor de fernet y $ 500 por cada uno de los demás productos que ofrecen. Aunque que se encuentran negociando con distribuidores la posibilidad de expandir la venta a otros lugares.
Un alfajor de frontera
Wilson De Lima es odontólogo y Daniela Silva, esteticista. Están casados y viven en Rivera, un pequeño poblado del país vecino, Uruguay, casi al límite con Brasil. Quizás nunca se les hubiera ocurrido incursionar en el mundo del alfajor si no fuera por la pandemia del Covid-19.
Un día de 2020, Wilson se animó a buscar recetas de alfajores para producirlos en casa y, si bien, ese día no pudo terminarla, marcó el inicio de una tradición junto a Daniela. Comenzaron a producirlos en cantidades, para consumo familiar y como cada vez salían mejores, Daniela propuso comercializarlos. Se apropiaron de las recetas genéricas de Internet, a las que les fueron agregando su impronta y estilo.
Primero fueron alfajores de maicena y después, se animaron a nuevos sabores. Su última creación, el alfajor Romeo y Julieta, se llevó el oro del Mundial del Alfajor en la categoría de autor y su composición es, quizás, un homenaje a habitar un territorio de frontera.
“Es una réplica del postre tradicional Martín Fierro, conocido también como Romeo y Julieta, así le dicen en Brasil y como estamos al límite, tenemos mucha influencia de su gastronomía”, cuenta Wilson. El alfajor ganador conjuga los sabores de los quesos uruguayos y la guayaba, fruta típica brasileña. Al principio, comenzaron a venderlo en Rivera y tuvo muy buena llegada. Después, decidieron llevarlo a la Feria Internacional del Alfajor en Río Negro, donde ganaron el quinto lugar, lo cual los posicionó para este Mundial.
“Queríamos hacer algo que nos representara, un alfajor de frontera, que cuando venga a nuestra ciudad la gente quiera conocerlo”, asegura Wilson. El alfajor está elaborado con dos tapas a base de queso, que tienen su sabor y aroma, relleno con guayaba. Por las dificultades burocráticas, este emprendimiento no tuvo stand ni trajo productos para la venta masiva.
Sin embargo, quienes viajen a Uruguay y visiten Rivera, pueden conseguir este alfajor de autor por medio de sus redes sociales. Desde el micro, a mitad del viaje de 12 horas de regreso a su pueblo en Uruguay, Wilson agrega: “Haber ganado esta categoría nos enorgullece un montón, replicar el postre tradicional Martín Fierro podría llevar haber sido un fallo y llevado a las críticas pero lo logramos, hubo una excelente aceptación desde el principio y eso nos llevó a obtener un primer puesto a nivel mundial”.
La tarea de catar alfajores
Carolina Balverdi probó entre 50 y 60 alfajores este fin de semana, lo hizo como jurado del Mundial. Ella es periodista en Radio Nacional y sommelier. Ya había participado de la primera edición donde tuvo que catar alrededor de 130 pero este año, cuenta, se sumaron más jurados, alrededor de 20 personas, por lo que se dividieron en equipos.
“A la mesa llegan los alfajores desnudos, sin marca, sin packaging, en un platito y se corta, cada jurado agarra un pedacito para catar y va poniendo los descriptores que corresponden a la categoría en la cual se anotó el alfajor”, detalla Balverdi. La especialista cuenta que cuando llega el alfajor se informa también la categoría en la que está inscripto y que la evaluación se hace con puntaje en cada uno de los descriptores de esa categoría.
INDUSTRIAL
— Catador de alfajores (@alfajorperdido) August 22, 2023
? Punta Ballena
Dulce de leche y merengue
? El Rodeo
Triple de ddl
? Minué
Dulce de leche y chocolate blanco pic.twitter.com/lSD1eYt5dZ
“Si es dulce de leche, por ejemplo, la cantidad de notas aromáticas que se pueden percibir, si es complejo o no, si tiene aspereza, rugosidad, grumos, si el color es el correcto para un dulce de leche”, agrega. Luego, esos datos pasa a un centro de cómputos que son los que reunen los puntajes para determinar los ganadores de cada categoría. “En la final se hace una nueva cata con los 18 alfajores ganadores de cada categoría, solo las medallas de oro. Se vuelve a catar con todos los jurados y se puntúa del 1 al 10, de ahí surge el mejor alfajor del mundo”, cuenta.
Este campeonato tuvo 400 muestras presentadas en las diferentes categorías, a ese número se llegó después de una preselección. Cada tipo de alfajor puede postularse hasta en tres categorías simultáneas y cada emprendimiento o empresa puede presentar la cantidad que desee. “Fue una experiencia hermosa, tanto el año pasado como este, ver las lágrimas, la competencia se termina convirtiendo en una vidriera para los emprendedores que la vienen luchando y pueden presentar su alfajor y ganar”, comenta Balverdi.
Y sigue: “Cuánto emprendedurismo del alfajor hay en nuestro país, qué potencia, a nivel de experiencia es increíble y uno va conociendo gente hermosa de los jurados, de los diferentes campos desde lo científico, las redes sociales, es un amplio abanico”. Silvana Cabrera Nahson, jurado uruguaya, declaró a Télam: “Esta edición superó todas las expectativas, me sorprendió, sabemos que, por estadística, Argentina consume 80 alfajores por segundo, nosotros en Uruguay llegamos a una marca de cinco millones por mes, creo que somos los dos países mas consumidores en el mundo, esto es contagioso, vimos buenos productos aquí de Brasil y Ecuador, por ejemplo”.
Ganó el Mundial del Alfajor este alfajor de dulce de leche y crema de maní, de la marca Quiero de Campana.
— Catador de alfajores (@alfajorperdido) August 22, 2023
¿Su mérito? Hacer un triple que no es un bodoque; un triple sutil y preciso, que le da sentido a su condición de triple.
Hasta recién tenían 400 seguidores. Una belleza. pic.twitter.com/6mRGYUhUzb
El mejor del mundo, en Campana
Un alfajor triple con dulce de leche llamado “Quiero”, fabricado en la localidad bonaerense de Campana, se alzó con el premio al mejor del Mundo. “Estamos sin palabras, quedamos mudos, ganamos el premio al mejor alfajor y la categoría al mejor triple también; es el premio a una pasión, empezamos con mucho esfuerzo en 2021 y fuimos cambiando recetas, hasta último momento”, dijeron a Télam el matromonio ganador, Yanina Acosta y Maximiliano Santos.
“Es un logro de los dos, somos emprendedores constantes, este alfajor no está en los quioscos, no se comercializa hasta hoy, en Campana no teníamos casi ventas, salvo por algunos conocidos, y para poder competir debimos enviar muestras una semana antes, veremos que pasa a partir de ahora”, explicó Maximiliano.
El alfajor Quiero, en su versión triple de dulce de leche, con ganache (baño) de maní y chocolate semi amargo, fue elegido por un panel de expertos, que integraron influencers de alfajores, chefs, maestros pasteleros, ingenieros en alimentos, especialistas en análisis sensorial y periodistas, bajo un estricto procedimiento de cata a ciegas.