El brutal ajuste en las universidades y en el sector científico y tecnológico del país responde a lineamientos basales de la política rectora de Javier Milei y La Libertad Avanza, pero detrás de las acciones hay nombres. Y en este caso, la comunidad de investigadoras e investigadores subraya uno: el de Darío Leandro Genua. Lo acusan de ser el «culpable del cientificidio».

«Fue funcionario del macrismo pero ahora, en su nuevo rol junto a Milei es el ejecutor del desfinanciamiento, subejecución presupuestaria y vaciamiento del ex Ministerio de Ciencia y Tecnología», denuncian desde la Mesa Federal por la Ciencia y Tecnología, un espacio de articulación entre organizaciones «que comparten un consenso básico: la ciencia y la tecnología son fundamentales para el desarrollo del país», según se autodefinen.

Cuentan que Genua es licenciado en Administración de Empresas y creó OpenAgro, una compañía que maneja fideicomisos: «Hoy se dedica a congelar el funcionamiento del Consejo Federal de Ciencia, Tecnología e Innovación (COFECYT) y a paralizar programas estratégicos como Equipar Ciencia, Construir Ciencia, Pampa Azul y PoblAr».

«Van varias reuniones que suspende a última hora con la Comisión de Ciencia y Tecnología en Diputados», acotaron desde el Congreso.

Un país sin ciencia

Genua llegó en junio a la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología, tras la renuncia de Alejandro Cosentino, que había llegado al ex Ministerio de la mano del ex jefe de gabinete, Nicolás Posse. En la gestión de Cosentino comenzó el deterioro y la asfixia presupuestaria a la ciencia: en los primeros seis meses de gobierno, ejecutaron menos del 10% de los 79.431 millones de pesos asignados al sector.

Darío Genua, que llegó tras desempeñarse como jefe de Gabinete del Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom), no generó mayores beneficios. El Centro Iberoamericano de Investigación en Ciencia, Tecnología e Innovación (CIITI) publicó un informe en el que resaltan que en julio, la Función Ciencia y Tecnología (CyT) del Presupuesto Nacional se encontró un 51,6% por debajo en términos reales del monto ejecutado el mismo mes de 2023: «Se trata del ítem que representa la inversión estatal destinada a salarios, programas, infraestructura y equipamiento del sistema de CyT de la Argentina».

Por ejemplo, como denunció el ex ministro Daniel Filmus, un programa desfinanciado es el antártico: «A contramano de lo que dijo en su visita al Continente Blanco, Milei redujo mil millones de pesos el programa de Sostén Logístico Antártico y lo llevó a una disminución de más de 21% en términos reales. Al presidente parece no importarle la enorme tarea que con sacrificio Argentina viene llevando adelante en materia de soberanía e investigación científica…». 

Cientificidio

Las cifras se replican en distintas áreas. Ya lo admitió Alicia Caballero, presidenta de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i), ante rectores del Comité Interuniversitario Nacional: “No tenemos fondos”. Así justificó que no se abrirán nuevas convocatorias a proyectos de investigación científica. No se suman nuevos, y mientras se van los que están: de acuerdo al Indec, desde diciembre ya se perdieron 2500 puestos de trabajo en el sector científico. Más de la mitad son del Conicet, donde el viernes realizaron una masiva asamblea.

El golpe alcanza a la investigación científica y a las universidades. Ambas van de la mano. El 60% de las personas que hacen ciencia en nuestro país trabajan dentro de las universidades nacionales. “Por ejemplo el Departamento de Informática, en Exactas, se está vaciando de docentes. En un año y medio desarticulás grupos de investigación que llevan no menos de cinco años construir. Hay una disonancia en los tiempos y hoy el éxodo ya es masivo”, afirma Geffner, mientras crecen la preocupación y la organización en el ámbito científico y académico: este mes el reclamo en defensa de las universidades podría volver a llenar las calles, como lo hizo en la multitudinaria Marcha Federal Educativa de abril