Nombrar a veces puede ser sinónimo de reconocerse, de encontrarse. Es eso lo que fueron comprobando los realizadores del film Las Calles, una película dirigida por María Aparicio que abrió la décima tercera edición del encuentro Oberá en cortos.
El largometraje toma como punto de partida la reconstrucción de un hecho real ocurrido en el pueblo de Puerto Pirámides donde la docente Eugenia Eraso llevó adelante una investigación sobre los pobladores del lugar con el objetivo de ponerles nombres a las calles, que hasta entonces no lo tenían. Fue un proceso de muchos años hasta lograr nombrarse las 35 calles del pueblo. La idea nace de la necesidad de contar eso pero desde la reconstrucción de la historia oral y el registro de la identidad cultural del lugar, cuenta la productora Natalia Gamarro, quien llegó a Misiones para presentar el film.
El largometraje juega en los límites de la ficción y el documental. Para la directora es una ficción. Si bien fuimos a recrear algo que pasó, tomamos fragmentos reales de los seres y las cosas. Trabajamos con tres actores (dos actrices y un actor), pero todas las personas si bien están haciendo entrevistas, están también reconstruyendo su historia, su lugar y su espacio. Es una película, abierta, para que el espectador se pregunte acerca de los géneros. Este es el lenguaje que encontramos para contar eso.
Si bien el equipo que realizó la película es cordobés, Gamarro vivió algunos años en Puerto Pirámides. Ella impulsó la idea del film pero también fue ella la que tuvo que buscar a los entrevistados. Hubo una construcción genuina porque nosotros fuimos a entrevistar y a escuchar donde ya había tierra trabajada. Pero me encontré con muchas historias de mi entorno cotidiano que no conocía y eso fue una constante sorpresa, afirma. Su rol fue crucial sobre todo en el contacto con los adolescentes que llevan adelante las entrevistas. En un rodaje suceden muchas cosas. Yo tenía algo interno en la forma de construcción relacionadas con el aquí y ahora. A uno de los chicos, Maxi, lo conocí unos días antes de comenzar a filmar. Estaba trabajando en la producción y lo encontré vendiendo tortas fritas. Charlando me contó que había dejado la escuela y lo invité a participar de la película. Trabajar con chicos requiere mucho trabajo de producción, explica. El film fue estrenado en febrero en el pueblo donde, según su productora se dio una de las funciones más emocionantes. Ahí terminó de completarse con la gente, comenta.
La película no tuvo aún su estreno comercial. Fue distinguida en la Competencia Latinoamericana 18º del Bafici, como mejor dirección, y obtuvo, además, la primera mención y premio del público en el 6mo Festival Internacional de Cine Independiente de Cosquín.
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