Actualmente el país atraviesa un contexto crítico de incendios que azotan desde la Patagonia hasta el Litoral y la Mesopotamia, y que en lo que va del 2025 ya consumieron 250.000 hectáreas. Pero no son algo que se da naturalmente, de la nada. Todo tiene su razón. En este caso, apuntan a cinco factores que generan un «combo perfecto» para que parte de la Argentina esté, literalmente, en llamas.

La intencionalidad en el origen de los incendios, un sistema de manejo del fuego desfinanciado con autoridades que miran para otro lado, condiciones climáticas cada vez más extremas, acumulación de biomasa en los bosques con mayor presencia de especies exóticas más inflamables e invasivas como los pinos, y la creciente urbanización desordenada con el mercado inmobiliario siempre apetente de terrenos en zonas de gran valor. Cinco factores. Un combo perfecto. Un país incendiado.

El origen de los incendios

Desde hace más de una semana, El Bolsón (Río Negro) enfrenta un incendio de interfase que se originó en el paraje rural de Mallín Ahoragado, a unos 13 kilómetros del centro urbano. El Dr. Mariano Amorosograduado de la Facultad de Agronomía de la UBA y docente investigador de la Universidad Nacional de Río Negro y del Instituto en Recursos Naturales, Agroecología y Desarrollo Rural del CONICET, relató que el incendio habría sido provocado intencionalmente. Y a eso se agregó un contexto adverso. 

«La combinación de vientos y condiciones climáticas adversas facilitó su expansión, consumiendo más de 3.700 hectáreas”, afirmó. El incendio afecta tanto áreas protegidas con bosques de Ciprés de la Cordillera y Coihue como la zona de Mallín Ahogado, donde residen cientos de familias.

La Patagonia Argentina registra una situación alarmante. Mariano Amoroso explicó que se trata del cuarto verano seco consecutivo en la región y que se registraron varios incendios incluyendo el del Parque Nacional Nahuel Huapi (con 10.000 hectáreas afectadas); Epuyén, Chubut (afectó más de 3.500 hectáreas y destruyó 70-80 viviendas); Parque Nacional Lanin (con 1.000 hectáreas afectadas), El Pedregoso (incendio controlado tras afectar más de 50 hectáreas) y Atilio Viglione (con 4.500 hectáreas afectadas): “El origen de estos incendios en su mayoría es antrópico e intencional, a excepción del ocurrido en Nahuel Huapi, iniciado por una tormenta”. 

Condiciones climáticas extremas

No hay registros climáticos de cuatro años consecutivos con estas condiciones de sequía extrema en los últimos 100 años«, advirtió el especialista.

Afirmó que el cambio climático está intensificando la ocurrencia de eventos extremos de calor como también el aumento de la temperatura y la disminución de precipitaciones: «además, los bosques afectados, originados por incendios a comienzos del siglo pasado, tienen una alta acumulación de biomasa, debido a su edad. A esto se suma un proceso de gentrificación dado por el crecimiento urbano desordenado y sin planificación ni infraestructura adecuada, hacia zonas boscosas y rurales de como los alrededores de El Bolsón. Muchas personas que llegan en busca de nuevas formas de vida a estos lugares, asimismo, desconocen los riesgos de vivir en áreas con alta carga de combustible”. 

Foto: NA

En este sentido, el investigador también alertó sobre la falta de inversión en prevención y combate de los incendios: “tenemos un desfinanciamiento total del Plan Nacional de Manejo del Fuego, una reducción enorme en el presupuesto y precarización de los brigadistas».

Y denunció que la actual estructura de los Municipios, los gobiernos provinciales y el Gobierno Nacional «es insuficiente y hoy es la comunidad autogestionada en su conjunto la que sostiene esta deficiencia».

Donaciones en la Universidad

Frente a la crisis ambiental, social y productiva de la Patagonia, la Universidad Nacional de Río Negro estableció un centro de acopio en su subsede de El Bolsón para recibir donaciones. También abrió una cuenta para transferir dinero: Alias: solidaridad.unrn.mp (titular Federico J. Vercelli).

Con los fondos recolectados, se están comprando insumos claves como tanques de agua, mangueras, bombas de agua, grupos electrógenos, indumentaria, calzado, para asistir a las familias damnificadas.

El temor no es solo el presente, sino el futuro que, ante las perspectivas actuales, parece graficarse con menos esperanza. Amoroso afirmó que, de no tomarse medidas urgentes, «este riesgo va a aumentar exponencialmente». Y reiteró la necesidad de realizar un trabajo integral que incluya la planificación urbana, la regulación del uso del suelo y la asignación de recursos para el manejo del fuego en la región.