Sobre Bahía Blanca pesa una maldición que ya lleva 167 años.

Cuenta una leyenda que en octubre de 1857 cuando todavía pueblos originarios y Ejército seguían peleando en estas tierras, Yanquetruz se trenzó con algunos oficiales en el boliche de Silva -en la primera cuadra de lo que hoy es calle Zelarrayán–. Antes de que el cacique pudiera sacar su daga, el capitán Jacinto Méndez lo apuñaló. La esposa de Yanquetruz era hechicera y selló la venganza con una sentencia: “tendrán mil años de mal clima”.

Bahía soporta desde siempre temperaturas que han llegado a más de 11 grados bajo cero en invierno y a poco más de 50 de sensación térmica en verano. Los indígenas la llamaban Huecuvú Mapú (Tierra del Diablo). Pero nunca fue como lo de los últimos 15 meses: un temporal que dejó 13 muertos en diciembre de 2023 y una inundación con 16 muertos y dos nenas de 1 y 5 años desaparecidas el último 7 de marzo.

Según la investigadora del Conicet, Paula Zapperi, ese viernes fatal “llovieron 311 milímetros, de las 5 a las 14”. A eso se sumaron casi 100 de unos días antes. Una cifra extrema: en Bahía llueven unos 650 milímetros al año.

Y no fue sólo la lluvia: la ciudad está en la cuenca inferior del arroyo Napostá, lo que aumenta su vulnerabilidad, porque el curso pasa por toda la urbe. El arroyo no aguantó y el canal aliviador Maldonado, tampoco.

Según los especialistas se juntaron cuatro factores: la lluvia extraordinaria, la ubicación vulnerable de la ciudad, deficiencias en la planificación urbana y la creciente influencia del cambio climático en la frecuencia e intensidad de estos fenómenos. Mientras tanto, la ciudad empieza a vivir lentamente el arduo proceso de reconstrucción, que demandará cientos de miles de millones de pesos en épocas en las que se despotrica contra el Estado y la obra pública.

Alertas y detalles

El Servicio Metereológico Nacional lanzó el día anterior a la catástrofe un alerta amarillo que con el correr de las horas se transformó en naranja: “se esperan fenómenos meteorológicos peligrosos para la sociedad, la vida, los bienes y el medio ambiente”. En ese momento el intendente Federico Susbielles (Unión por la Patria) decidió junto a su equipo suspender las clases del viernes y empezó a trabajar en la misma madrugada del 7 de marzo. Esa mañana subió un video a Instagram. Contó la situación e hizo un pedido: “por favor permanezcan en sus casas”.

Ese mismo día llegaron a Bahía el gobernador bonaerense Axel Kicillof, la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich y el de Defensa, Luis Petri. También varios ministros, diputados y senadores provinciales. Por primera vez en más de un año, todos trabajaron juntos. El miércoles a la mañana llegó Javier Milei, sin previo aviso. Vio la situación. Y por la tarde anunció una ayuda de 200.000 millones de pesos. “El presidente me planteó que va a acompañar a los bahienses en la reconstrucción de la ciudad”, afirmó el intendente de Bahía Blanca.

Susbielles ya lleva cuatro conferencias de prensa detallando cada paso. En la segunda confirmó que se van a necesitar 400 mil millones de pesos para reconstruir Bahía. Tuvo que detenerse varias veces: “Le quiero agradecer… a la ciudadanía de Bahía Blanca… porque sabe atravesar estos momentos… como salimos aquel 16 de diciembre, vamos a salir también en esta…”. Gustavo Tranquels, secretario de Obras Públicas, contaba a este cronista el domingo pasado: “anoche me di cuenta que hacía dos días que no comía”.

La psicóloga bahiense Yanina Prado vive en Carhué. A las 7 del viernes sonó el despertador. «Miré el Instagram. Las fotos de mi Bahía inundada me despabilaron… me angustiaron».
Su familia estaba toda en Bahía. En su trabajo sintió lo que se podía estar viviendo en gran parte del país: «miraban el horror y comentaban con una frialdad que me mataba». Hoy Bahía ya parece un tema viejo en el frenesí de este país.

«Fueron días difíciles. Cada imagen era para mí un lugar caminado, amado, soñado, recordado… duelen los lugares, duele el Penna, la calle Fitz Roy, mi consultorio de calle Amundsen, el Parque Boronat, el Paseo de las Esculturas…», acota a la distancia.

Volver a la normalidad

El intendente habló de cómo está siendo (y será) volver a la vida habitual de la ciudad.
Actualmente casi el 90% del servicio eléctrico está restituido, el agua y el gas funcionan con normalidad, junto con la recolección de residuos, alimentos y nafta.

Lo más difícil son los edificios que tienen los medidores en subterráneos. Hay bombas de achique y grupos electrógenos por toda Bahía Blanca.

Susbielles dejó en claro que el agua de red es potable porque se le hacen los controles todos los días. Una fake news circuló perversamente: decía que se mezcló con el agua de las cloacas.

También el transporte público empieza a circular. La mitad de las 23 líneas de colectivos urbanos arrancó con frecuencias de domingo y durante un mes no cobrarán el boleto. Las oficinas céntricas de ANSES y el Registro Provincial de las Personas ya atienden.

Y una tarea fundamental: reconstruir el canal aliviador Maldonado. Son 80.000 millones de pesos que pondrá la Provincia. «Es prioridad 1», afirman.

También se sumaron las clases a este regreso de una Bahía que va saliendo: el viernes, 15 jardines de infantes y 5 escuelas abrieron sus aulas. Ya anunciaron que se distribuirán más de 7 mil kits escolares y guardapolvos. La Universidad del Sur (UNS) sufrió la catástrofe: «5000 m2 devastados. Insumos y equipos de laboratorio de Ingeniería, Física e Ingeniería Eléctrica únicos en el país arruinados; 70 mil libros afectados por el agua».

Los supermercados también van abriendo. Aunque tardaron días en solucionar problemas de cobros digitales por cómo quedaron afectados los sistemas operativos. Se vuelven un lugar necesario para poder pagar con tarjetas o billeteras virtuales. Hasta que no funcionen todos los cajeros y todos los bancos, el efectivo no será moneda corriente. En las despensas se volvió a la vieja usanza de la libreta: “No te hagas problema, te anoto y después me lo pagás”, dicen los almaceneros más piolas. La mayoría destaca en sus pizarras sobre las veredas que tienen «velas, agua, lavandina». Todos cierran con la misma frase: «¡Fuerza Bahía!».

La ciudad es aún un cambalache gigante. Todo lo que se puede sacar a secar, se saca. Todo lo que se puede lavar afuera, se lava. Va queriendo. “La puerta del sur” va queriendo.

El olor a casa de abuela

El escritor bahiense Ignacio Molina publicó: “es feo imaginar ambientes averiados por más de un metro de agua embarrada que vino a eliminar definitivamente cualquier vestigio que pudiera haber quedado de olor-a-casa-de-abuela: esa mezcla de aroma a arroz con leche y canela, a scones apenas salidos del horno, a té con tostadas a las cinco de la tarde, a las baldosas anaranjadas del patio frías en invierno y soleadas en verano (…), a los diarios viejos que juntaba en un guardacosas del patio, al suelo de parquet y a los platitos, objetos y candelabros centenarios que adornaban el living, a las bolitas de naftalina de los placares, al sonido constante del televisor en blanco y negro y al ruido de la máquina de coser. El aroma y el clima del departamento B de Lamadrid 18”.

Pasaron 9 días del temporal. El pronóstico del Servicio Metereológico Nacional dice que puede llover un poquito el lunes a la noche y que hasta el jueves no lloverá. Es un notición para los bahienses. «

Inundados también de noticias falsas

Las noticias falsas recorrieron Bahía por estos días. Una fue la que más pegó: ¿hay más muertos de los que dicen? El intendente Federico Susbielles fue clarito: «Hagan la denuncia a la Justicia o llamen al 911. Si por temor no quieren hacerla comuníquense con este intendente que va a ir a hacer la denuncia en nombre del vecino. No tendría ningún sentido que tengamos alguna maniobra que intente bajar el número de víctimas fatales».

El fiscal general de la Justicia provincial Juan Pablo Fernández agregó: «Se dicen muchas cosas en las redes que no son ciertas… a veces con imprudencia, a veces con mala fe. Hay que hacer las denuncias en el 911, en las distintas sedes de la Fiscalía, de la policía… Sólo hay dos desaparecidos que son las chiquitas Hecker. Los denunciados como desaparecidos fueron hallados y están bien. Sólo que estaban sin comunicación y en otros lugares que no eran sus casas… a resguardo». Y remarcó: «Es falso que haya cadáveres flotando en la ría… ¿qué son? ¿Personas que no tienen familia, ni amigos, ni vecinos que reclamen por ellos? Los muertos hasta el momento son 16 y ya están identificados».

Las enfermeras y médicas de la Neo del Penna: heroínas en la tragedia

Casi todas las catástrofes tienen historias. Y una de las que quedará grabadas en el caso de Bahía fue la de las enfermeras y médicas de Neonatología del Hospital Penna, que salvaron a los bebés internados en el medio de la inundación que crecía dentro del principal centro de salud de la región.

Cerca de las 6 de ese viernes, el agua comenzó a filtrar y en el sector de Neonatología -ubicado en el subsuelo del edificio- tuvieron que empezar a pensar en la evacuación de los bebés internados.

«Mi turno era de 24 a 6, pero a las 6 no pude irme, así que me quedé junto con mis compañeras de la noche y las de la mañana. Éramos 11 enfermeras y 2 médicas cuidando a los bebés y ya con el agua a la cintura nos pusimos a sacarlos del peligro del agua», contó Lucina Marrero, enfermera neonatal, a La Nueva.

En ese sector había 15 bebés, algunos de ellos en estado de prealta y otros más complejos: «Los bebés menos complejos fueron alojados en la Residencia de Madres con sus mamás, mientras que los más complejos, cinco en total, fueron trasladados al sector de pediatría. Una de ellas es Amely, que nació de 27 semanas y pesaba un kilo 25 al momento de la inundación. Estaba con Cpap (oxigenoterapia) y la tuvimos que pasar a una canulita de bajo flujo con una alimentación de 7 mililitros de leche cada 2 horas. La llevamos junto con los otros bebés al sector de pediatría».

Hasta las 17 todos los bebés permanecieron en ese sector, ya que nadie podía acceder al centro de salud por el nivel del agua.

«A esa hora, nuestro jefe -Ezequiel Trombetta- nos trasladó en su vehículo particular, pero no pudimos seguir debido a la altura del agua y nos pasaron a una ambulancia, que tampoco pudo salir. Finalmente, logramos llegar a destino con el camión del ejército, y todas las sonrisas que se ven en las fotos reflejan el alivio de haber logrado con éxito el traslado de los bebés, manteniéndolos en buen estado, con temperatura y vías conservadas, hacia la clínica Matera de Osecac, que si bien tienen una Neo más chiquita que la nuestra, poseen toda la aparatología necesaria y profesionales excelentes».

Una de las fotos que poco tardó en viralizarse, se la ve a Luciana con Amely en su pecho, aplicando la técnica CoPaP, que implica tenerla en contacto de piel con piel, ya que al ser tan prematura no regula su temperatura. La neonatología del Hospital Penna está destrozada. Las pérdidas incluyen incubadoras, bombas, respiradores, heladeras, y mobiliario.

«La realidad es que no imaginamos que la ciudad estaría así, cuando salimos fue una horrible sorpresa la que nos llevamos. Y si bien esta situación nos ha afectado profundamente, seguiremos trabajando con dedicación para atender a los bebés que lo necesitan y recuperar nuestra capacidad de brindar atención neonatal en el Hospital Penna –destacó la enfermera–. Me comuniqué con mi jefa, Fabiana Castillo, y ella me refirió que era tristísimo ver cómo se llevaban en un camión todas las incubadoras que ya no sirven. Entiendo que lo que se ha salvado son algunas bombas y respiradores que estaban ubicados en una mayor altura. El resto del equipo y mobiliario, incluyendo gasas, jeringas, agujas, algodón, pañales, leche, ropa de bebé y sabanitas, se perdió todo».

La Fundación Nacer y el Gobierno de la Provincia ya emprendieron las tareas de reconstrucción, que demandarán unos 20 mil millones de pesos. El doble de lo que originalmente Nación anunció como ayuda para toda la ciudad de Bahía Blanca.

La ayuda de Provincia

El gobernador Axel Kicillof estuvo en Bahía desde el primer momento. El mismo viernes, para conocer la situación; y tres días después para anunciar un apoyo de 273 mil millones de pesos:
-Líneas de crédito blando del Banco Provincia destinadas a familias, empresas, comercios, pymes y microemprendimientos. Cuentan con tasa subsidiada y 12 meses de gracia.
-Provincia Compras: 36 cuotas sin interés para electrodomésticos y equipamiento.
-Transporte: durante 30 días la Provincia se hará cargo del boleto, sin obligación de usar la SUBE.
-Línea de subsidios no reembolsables para hogares de menores ingresos afectados. Son 800.000 pesos para cada hogar.
-Educación: se distribuirán más de 7000 kits escolares y guardapolvos y empezará inmediatamente la reparación de la infraestructura escolar afectada.

Números

4000 voluntarios se anotaron en las primeras dos horas de registro para realizar distintas tareas.

1300 toneladas de alimentos, colchones y productos de limpieza llegaron el miércoles a en el Tren Solidario.

147 personas permanecían evacuadas hasta el inicio del fin de semana.

70% de los bahienses fueron afectados, según dijo el intendente, 235.000 ciudadanos.

60 heladeras revisan diariamente cada uno de los cinco servicios técnicos que brindan atención gratuita casa por casa.

1136 millones recaudó la billetera del Municipio BahíaxBahía.

46 puntos calientes: allí se puede buscar comida cocinada.

500 millones recaudó Gran Hermano en dos horas.

Un partido a beneficio jugará River contra Olimpo de Bahía.