Lo más importante que dijo este sábado Cristina Fernández sobre las elecciones de Venezuela fue que se publiquen las actas, pero lo primero que dijo la expresidenta en su alocución fue que Venezuela es la mayor reserva de petróleo convencional del mundo. Y lo que más repitió desde México, país frontera con Estados Unidos, fue que no metan a la región en un conflicto ajeno.

Esos tres ejes parecen mostrar una preocupación profunda de la exmandataria sobre la posibilidad de que, tal como dijo al final del discurso, la paz deje de ser una característica central de América Latina. “La otra utopía es la de la paz y hay que unirla a la de la justicia. Que no nos trasladen ningún conflicto. Si además de ser un continente desigual, tenemos enfrentamientos y nos convertimos en escenario de conflictos globales, estamos fritos”, pidió, desde el centro cultural en el que organizó el evento el Instituto Nacional de Formación Política de Morena.

La presidenta honoraria del Instituto Patria, que coordinó la actividad con el resto de los institutos de fuerzas políticas nacional-populare de los países participantes, quiso dejar en claro que su pronunciamiento ante la crisis electoral de Venezuela. Se diferenció del apuro que tuvo el oficialismo local en denunciar fraude y pedir la intervención de las fuerzas armadas. Les dijo “demócratas que salen como hongos” a los dirigentes que claman por el respeto de la democracia, mientras que en su país-Argentina-visitan represores en la cárcel o mandan armas a Bolivia en 2019 para derrocar un gobierno democrático. “A Evo Morales le salvó la vida Argentina y México”, recordó y se llevó un aplauso. Las críticas fueron claras hacia Mauricio Macri y Javier Milei, a quien también le dijo que era un “hombre gris” y criticó la forma violenta de hacer política.

La expresidenta recorrió la historia del proceso de coordinación y creciente integración que vivió América del Sur a principio de este siglo y recordó que el primero fue Hugo Chávez, «a fines del siglo pasado», en dejar el neoliberalismo atrás e iniciar una etapa más representativa de los intereses populares, junto con de Lula (Brasil), Néstor Kirchner, Rafael Correa (Ecuador), Evo Morales (Bolivia) y Fernando Lugo (Paraguay), a los que tildó como “distintos pero que los unía “un punto común, ya que todos esos dirigentes se «parecían a sus pueblos». “Al no poder enfrentarlos con intervenciones militares, surge la judicialización como método de estigmatización y prescripción de quienes lideran estos movimientos”, resaltó.

Fue entonces cuando pidió al presidente Nicolás Maduro: «Por respeto al legado de Hugo Chávez, muestren las actas».

Cristina argumentó su posición. Dijo haber escuchado el parte del Consejo Nacional Electoral detallado hasta “con decimales” que se dio a conocer este viernes. Incluso no puso en duda que el sistema electoral de voto electrónico –tan demandado por los partidos de derecha en Argentina– haya sido hackeado, tal como denunció Maduro. Pero sí exigió que muestre las actas, el soporte concreto que garantiza la analógica pero confiable boleta de papel.

De esta manera, Cristina  integra a la fuerza que representa, el peronismo, como cuarta pata a este armado geopolítico que comenzaron a coordinar a velocidad esta semana Luis Inácio Lula da Silva, Gustavo Petro y el presidente del país anfitrión de Cristina, Andrés Manuel López Obrador, quienes estuvieron en contacto este viernes. El temor es que una crisis electoral pueda escalar a una crisis política en un país con un insumo estratégico, que pueda atraer como un imán un conflicto ajeno y sirva de excusa para justificar un intervencionismo militar en el país de la mayor reserva de petróleo convencional.

A la exigencia a Maduro, le sumó la felicitación irónica a la referente opositora venezolana, María Corina Machado, al alegarse por la pronta salida de la clandestinidad, que duró horas, hasta que este sábado recorrió las calles de Caracas en una movilización.

También criticó a los economistas de derecha que en sus análisis soslayan el estratégico dato de que Venezuela y Cuba son economías bloqueadas por una decisión ideológica de Estados Unidos. “Ni Adam Smith ni Hayek podían imaginar una economía de bloqueo. Nadie puede explicar cómo enfrentarlo. Nadie te explica cómo salir de una economía de bloqueo. Ya vimos cuáles son las consecuencias en Venezuela y en Cuba”.

En ese marco, la exmandataria destacó la organización planificada de la economía de China. “Después van a decir que hablo bien de China”, ironizó. Y ponderó que llegó a ser potencia “sin tirar un solo tiro”, en contraste obvio con Estados Unidos y su tradición belicista, sobre todo en países donde hay petróleo y no gobiernan aliados.

Al elogiar el reciente proceso electoral mexicano, en el que Claudia Sheinbaum sucederá a AMLO bajo las mismas banderas, la expresidenta también habló de las sucesiones políticas, un debate que se abre a la luz de los procesos fallidos como el de Ecuador y los que pretenden bajo la misma ropa representar cosas distintas.

Cristina aprovechó el escenario y el contexto internacional para denunciar lo que está sucediendo con el juicio que se lleva adelante sobre el intento de asesinato en su contra. “En mi caso, el poder judicial sólo investiga a los autores materiales que aprehendimos nosotros, pero no a los actores intelectuales y todos los intereses que se movieron a través del atentado que pudo terminar con mi vida”. Es por eso que, para cerrar, la expresidenta marcó dos ejes para trabajar desde la militancia: justicia y paz, dos demandas para la región, pero también para el país que mira a Venezuela sin haber resuelto la violencia política que reapareció por primera vez desde el pacto democrático de 1983. «