Cristina Fernández de Kirchner volvió este sábado a la escena pública para inaugurar el microestadio Néstor Kirchner, en Quilmes, a 21 años de las elecciones que llevaron al expresidente a la Casa Rosada. En su primera aparición en un acto desde que asumió Javier Milei, la expresidenta lanzó duras críticas al rumbo del gobierno. Lo acusó de «no tener un plan de estabilización» y de ser «anarco-colonialista». También envió mensajes a la dirigencia en medio de la interna que atraviesa al peronismo por el liderazgo de cara a 2027. «Dejen de discutir pelotudeces», les pidió.
Acompañada en el escenario sólo por la intendenta camporista, Mayra Mendoza, la ex dos veces presidenta se dedicó más de una hora a «reflexionar» sobre la marcha del gobierno libertario, a hablar de qué políticas deben rediscutirse en el país como las tarifas, el sistema tributario y la educación; pero también a bajar línea a la dirigencia peronista para que dejen las rencillas internas y se enfoquen en lo importante: ser oposición y discutir «con información» para «cambiarle la vida a la gente».
La dirigencia peronista dijo presente y siguió el mensaje desde las primeras filas del microestadio. Estuvieron el gobernador Axel Kicillof, la vicegobernadora Verónica Magario, el senador nacional Eduardo Wado De Pedro y el diputado nacional Mariano Recalde, como así también el diputado Máximo Kirchner, ministros y legisladores bonaerenses, gremialistas e intendentes del Conurbano y el interior.
En el arranque de su mensaje, Cristina aseguró que es «mentira» que haya superávit, como dijo el jefe de Estado en cadena nacional el último lunes. «No, hermano, no tenés superávit, mirá todo lo que debés», sostuvo, antes de enumerar que no le pagó a las provincias, ni a las universidades, que cortó la obra pública y que le debe a la distribuidora mayorista de energía CAMMESA, entre otras cosas. Y precisó que durante las gestiones kirchneristas hubo superávit entre 2003 y 2008. «¿Hablar de hazaña histórica por un trimestre? Entonces, nosotros, ¿qué somos? ¿Héroes nacionales? ¡Pero no!», dijo, y apuntó que en la actualidad sólo Dinamarca, Noruega y Australia tienen superávit fiscal.
También habló de la legitimidad de Milei por haber triunfado con el 55% de los votos y aseguró que, aunque haya llegado de esa manera al poder, luego tiene que «legitimarse» con la gestión en el día a día. «Te puede haber votado el 60% de los votos pero si después cuando sos gobierno, la gente se caga de hambre, pierde el trabajo, aumenta la desocupación, no puede llegar a fin de mes, ¿de qué sirve?», se preguntó, y ejemplificó que, si bien Kirchner llegó con 22% de los votos, terminó la gestión con un 70% de imagen positiva.
La crítica más álgida llegó poco después, cuando dijo que Milei no tiene un plan de estabilización, como sí tuvieron otros presidentes como Raúl Alfonsín y su plan Austral o el de Carlos Menem y la convertibilidad. «A este Gobierno le falta un plan de estabilización. Mire cómo se lo digo, que sí lo tuvo el gobierno (de Menem) que fue la convertibilidad, sostenida por la venta del patrimonio nacional y por el endeudamiento. Solamente tiene un plan de ajuste», disparó, y denunció que «más que un anarcocapitalismo este es un gobierno de anarcocolonialismo».
También chicaneó en este punto al jefe de Estado por considerar que el riojano tenía «un equipo» y a él «le faltan 90 para el peso».
Consideró que el presidente «tiene que dar un golpe de timón» y recordó que tuvo que dar marcha atrás con la desregulación de las tarifas de la medicina prepaga. «Eso de que el mercado no tiene fallas… ¿Qué pasó con las prepagas? Dio marcha atrás y no resolvió nada», lanzó. «Lo vamos a ayudar, ahora, si quieren convertir a la Argentina en un país donde no haya industria nacional y se elimine a la clase media, me voy a pintar de avatar. De colonia, otra vez, nosotros no», advirtió.
Dedicó luego un extenso tramo a hablar de las tarifas de la energía, acompañada por gráficos, y aseguró que en Argentina se paga «una energía mucho más cara» de lo que corresponde por cómo está planteado el sistema de generación, distribución y transporte. «Cuando cobrás estos precios y tenés un mercado cautivo, eso no es mercado: eso es ausencia de Estado», subrayó.
Habló también de la marcha en defensa de la universidad pública y desmintió que haya adoctrinamiento, como denunció Milei. «Si hubiéramos adoctrinado en los colegios, él no sería presidente», retrucó. Dijo, no obstante, que hay cuestiones por discutir en la educación como la plata que el Estado gasta en licencias docentes y sostuvo que hay que discutir «en serio» porque «los recursos son escasos y si no nos discuten desde afuera y desde un lugar de porquería».