Cristina Fernández salió a cruzar al presidente Javier Milei por sus formas y su contenido. Criticó su manera de hacer las cuentas de la economía, le pidió que se comporte en público porque hay chicos mirándolo y le aconsejó que deje los autores austríacos y “cace el manual argentino”. En un acto en Merlo, se mostró con intendentes, pero también con el gobernador Axel Kicillof. “Lo importante es estar en marcha”, dijo, y despertó expectativas en la militancia, sin hablar de candidaturas.

La expresidenta recibió el doctorado Honoris Causa de la Universidad del Oeste de manos del rector, Roberto Gallo, y del intendente local, Gustavo Menéndez, en el predio de la casa de estudios creada, junto con muchas otras ubicadas también en el conurbano, durante el kirchnerismo. Allí, la mayor parte de los y las estudiantes son primera generación universitaria en sus familias. Y desde allí intentó bajar al territorio las explicaciones teóricas sobre la economía bimonetaria que, diagnostica, afecta al desarrollo del país.

Es que en sus apariciones Cristina se había puesto muy técnica y teórica. Desde el documento de 30 páginas que sacó en enero, al de ocho páginas que publicó la semana pasada, el mensaje se fue masticando y poniendo a servicio de la militancia, a la que le pidió que hable con sus vecinos “sin enojarse porque la gente está sufriendo mucho”.

El mensaje de este atardecer en el oeste del conurbano fue directo a Milei, al que criticó por sus hechos y palabras durante todo el discurso. “Nació la criatura y el padre se dio cuenta que las ideas que traía de los austríacos, y no sé quiénes más, chocaron con la pared de la Argentina”, le dijo. “Lo sigue afirmando y en realidad es una burrada total, pero, sin embargo, su ministro de Economía dice públicamente que no pueden devaluar, que es lo que pide el FMI, porque si no esto impactaría en los precios. ¿Cómo? ¿No era que la inflación era, como dice Milton Friedman, un fenómeno exclusivamente monetario? Mire, presidente, largue a Friedman, la escuela austríaca, cace el manual argentino y por favor siéntese a administrar el país”, le exigió la expresidenta.

Cristina y Milei se vienen cruzando en público desde la semana pasada, luego de que la exmandataria publicara el texto “Es la economía bimoentaria, estúpido” y Milei le contestara de manera grosera por redes y en una conferencia de empresarios de las finanzas en Mendoza. “El presidente se enojó mucho y empezó a sacar tuits, primero echándole la culpa a ‘los asnos’ que me rodean. Sí, así, me atacó y finalmente me desafió que a la noche me iba dar una clase en el instituto de Mendoza”.

“Basta, Milei, de engañar y envenenar a nuestros pibes diciendo que hace 100 años no éramos un desastre”, reclamó, luego. “Si estábamos tan bien, ¿por qué te crees que vino el peronismo, hermano? A ver si los ‘gorilas’ en este país se avivan un poco alguna vez”, remató.

“Siento que, si la educación argentina hubiera podido llegar a todos los rincones en historia e información, estas cosas no nos estarían pasando. No podría venir un lunático a decirnos cosas que no sucedieron, que son mentira y no existen realmente”, arremetió.

Pero más acá en la historia, y en relación a lo que sucedió esta misma semana dentro y fuera del Congreso, Cristina defendió a los jubilados. “Esos cinco radicales que se dieron vuelta porque claramente les compraron el voto pegaron a Milei con la casta también”, aseguró. “La casta de la que él hablaba es la misma con la que pudo joder a los jubilados”,sentenció.

Ya por fuera de la economía, tema central en todas sus apariciones, Cristina también hizo eje sobre una problemática que se acrecienta. “Las palabras de un presidente no pueden ser violentas ni simbólicamente”. “Ver a un presidente recurrir todo el tiempo a expresiones como ‘niños envaselinados’, un gesto que no se sabe si es onanismo o fálico, es preocupante”, afirmó. CFK destacó la importancia del ejemplo que deben dar los líderes políticos: “Los niños prestan atención a esas cosas” y añadió que, en el contexto de un país donde un menor ha desaparecido hace 90 días, «este tipo de lenguaje no es aceptable”. Y destacó la vigencia de la desaparición de Loan Peña en Corrientes y la expulsión de un diputado acusado de posesión de material de explotación sexual infantil. “No pueden ser palabras que un presidente pronuncie”, insistió. “La palabra de un presidente tiene que ser sanadora, no violenta”, pidió.

Cristina tomó nota de que su comentario sobre la realidad laboral que había caído mal en los sindicatos y explicó su posición al respecto de la falta de representación de los sindicatos entre los y las trabajadoras informales. “Aunque conservamos la tasa de sindicalización más alta de Latinoamérica, ha surgido un mundo informal. En los años 80, el sector informal era mínimo; no existía el monotributo”, recordó. “No podemos hacer como el avestruz, meter la cabeza en el hoyo” dijo.

Tras su discurso, al igual que lo hace siempre, salió a saludar a la militancia que esperaba afuera. Allí subió al escenario a Axel y al senador Eduardo de Pedro. Fue una foto diferente a la de Quilmes, cuando las internas dentro del kirchnerismo bonaerense estaban todavía más álgidas. También estuvieron presentes el senador Oscar Parrilli, el Padre Paco que tiene su trabajo territorial en Merlo, la intendenta de Quilmes Mayra Mendoza y la intendenta de Moreno, Mariel Fernández, que la acaba de acompañar a México, y en donde nació la frase que repitió este viernes y que también desafía la política machista de Milei: “Es tiempo de mujeres”.