Fue el partido de las confirmaciones en el grupo B. La principal: que Cristiano Ronaldo es Portugal, que Portugal es el campeón de Europa, y que por eso, simplemente, puede avanzar en el torneo. La siguiente: que España conserva la marca identitaria del toque, y que es uno de los candidatos a ganar la Copa del Mundo en Rusia. Pero este viernes en Sochi, en la presentación, la figura fue Ronaldo, autor de los tres goles que le dieron sobre el final el 3-3 a Portugal. Uno de penal, otro con la ayuda del arquero David de Gea y el último, para empatar, un golazo de tiro libre, una obra de arte que lo reivindica como uno de los mejores jugadores de fútbol del mundo, más allá de los premios que entrega la FIFA. Cristiano tiene ese poder ante cualquier equipo que se le ponga enfrente, a pesar de los goles de Diego Costa y los pases cadenciosos de España.

A él, Nacho le cometió el penal que cambió por gol; él exigió con un zurdazo a De Gea; y él clavó el tiro libre a los 87 minutos. Y Cristiano, también, se fastidió con sus compañeros cuando resolvieron mal, cuando no lo buscaron, cuando le entregaron la pelota a destiempo. Fue la figura del primer partidazo de Rusia 2018, arrebatándole el lugar a Diego Costa, que había metido los dos primeros goles de España a puro empuje, antes del derechazo con cara externa de Nacho que puso el 3-2. Sin embargo, no le alcanzó. Es la primera vez que mete tres goles y su equipo o selección no gana. No le alcanzó porque España mantiene la línea de juego que lo consagró en la Copa del Mundo de Sudáfrica 2010. Y entonces Irán, que venció 1-0 a Marruecos, quedó líder del grupo con tres puntos.