Cristian Girard es una de las figuras claves del gobierno provincial de Axel Kicillof. A cargo de la Agencia de Recaudación de Buenos Aires (ARBA), brindó su propia interpretación de la macroeconomía argentina a partir de su rol y la intensa campaña de fiscalización llevada adelante por el ente que lidera.
En claro contraste con la posición libertaria contra los impuestos, Girard aseguró que una recaudación más precisa de los sectores socioeconómicos más privilegiados redunda en una mejora en las oportunidades para el país. En ese sentido, precisó cuál es el objetivo último de las políticas fiscales que subrayen una distribución de la riqueza más justa: “Que el sector privado pueda invertir y desplegar su potencial y de esa manera que haya más ricos, muchos más de los que hay”.
-Se sabe que recaudar impuestos en Argentina no es muy sencillo, sobre todo a quienes más tienen. ¿Cómo afrentan esto desde ARBA?
-Sí, la verdad es que nosotros buscamos tener una estructura de recaudación progresiva, que cada cual pague de acuerdo a su verdadera capacidad contributiva. Si no pensáramos de esa manera, repetiríamos los sesgos de la historia de nuestra estructura tributaria a nivel nacional, donde los pobres pagan más impuestos que un millonario, en términos de porcentaje de su ingreso. Eso es la regresividad, que alguien que no llega a fin de mes paga el 21% de IVA en todo lo que consume prácticamente, o sea, el 21% de su ingreso como impuestos en un año, mientras que un rico que esconde su riqueza en instrumentos financieros complejos, en fideicomisos, en cuentas en el exterior, por lo que termina pagando mucho menos. Eso es claramente una injusticia.
Creemos que para construir una sociedad menos desigual hay que empezar por recaudar impuestos de manera progresiva. Y ahí también ponemos el foco en el control de la Provincia, porque la verdad es que en estos sectores de alta capacidad contributiva permanentemente hay maniobras de evasión, de ilusión, de especulación. Entonces es fundamental que nosotros estemos de cerca haciendo seguimiento de estas cuestiones. Por ejemplo, si detectamos una construcción, no dejar que pase ni un día desde el fin del plazo para que la declare.
-¿En la construcción hay mucha elusión impositiva?
-Los desarrolladores inmobiliarios terminan perjudicando incluso a quienes compran las propiedades, En los countries se ve muy claro esto. Los desarrolladores avanzan sin las autorizaciones correspondientes, sin declarar los impuestos como corresponde, y eso termina generando que cuando nosotros los detectamos y le empezamos a cobrar al barrio cerrado como un todo, por ahí termina pagando más aquel que tiene una casa en este barrio cerrado de impuesto inmobiliario a través de las expensas, que si estuviera subdividida la parcela y tuviera la escritura de su propia propiedad. ¿Por qué? Porque al macizo, por la cantidad de metros, le corresponde una alícuota más alta que si vos tuvieras una casa con menos metros cuadrados. Entonces, cuantos más metros cuadrados tiene una construcción, más alta es la alícuota que paga.
Estuvimos el jueves en Pinamar Norte y en Mar del Plata Sur el viernes haciendo operativos de fiscalización catastral. 70.000 metros cuadrados en Pinamar Norte construidos. Todo sin declarar. A un costo de construcción de 70 millones de dólares, pero hay que sumarle creo yo que un poquito más, porque son tipos constructivos realmente de alto valor. Hay 100 millones de dólares en construcciones que no están declaradas.
“Eso muestra también que estamos en una Argentina dual”, comentó Girard abriendo el análisis. “Hay una Argentina con un sector rico que sigue acumulando riqueza y a la que le va bien, que tiene beneficios como el blanqueo, que terminan impulsando el desarrollo de la construcción. Y por otro lado vemos que en la temporada turística el consumo promedio es bajo, la ocupación no es plena en ninguno de los centros balnearios en la provincia de Buenos Aires. Entonces claramente hay una economía a dos velocidades. Los de arriba siguen aprovechándose de los beneficios de esta política económica y los que están cada vez peor, que es la clase media. El resultado es que aumenta la desigualdad. Eso se ve en nuestro laburo cotidiano en que sigue habiendo riqueza y sigue habiendo evasión de los ricos”.
-¿Qué pensás cuando desde sectores libertarios o incluso del PRO se dice que el peronismo o el kirchnerismo quiere que no haya ricos?
-Nosotros trabajamos para que el país sea rico y eso implicará que en Argentina todos seamos un poco más ricos. El problema de Argentina no es que sea un país con pobreza de nivel africano. El problema es que hay una distribución muy desigual de la riqueza. No nos olvidemos de que los ricos de Argentina tienen escondidos en guaridas fiscales del extranjero el equivalente a toda la riqueza que producimos los 48 millones de argentinos en un año. Eso lo que refleja es que hay riqueza, pero está muy mal distribuida. Y obviamente lo que sí decimos es que hay que seguir potenciando la capacidad de producir riqueza porque indigna que un montón de compatriotas no tengan satisfechas sus necesidades.
La tarea de recaudar y cobrar los impuestos a los que más tienen es el primer paso. No alcanza con eso. Después tenés que tener un Estado que despliegue políticas que cierren esas brechas de desigualdad. No solamente transferencias de ingresos para sostener a los que peor la están pasando, sino también invertir en infraestructura, impulsar el crecimiento productivo, el desarrollo, la investigación, la ciencia. ¿Para qué? Para que el sector privado pueda invertir y desplegar su potencial y de esa manera que haya más ricos, muchos más de los que hay.
Hay un ensalzamiento de esos milmillonarios que tienen recursos para financiar sus aventuras, para ir a la Luna o a Marte, mientras hay gente que no tiene plata para pagar los remedios, para tener una vivienda digna. Bueno, eso me parece que es la globalización. Está empezando a pasar en todos lados.
Fuimos un país que, sobre todo en los años de Néstor Kirchner y Cristina, logró revertir esta tendencia con una clase media pujante, importante, de movilidad social ascendente. Y la verdad es que desde que ganó Macri y nos gobierna el programa del FMI, eso ha cambiado. Durante el gobierno de Alberto, si bien se logró frenar el proceso, no fue revertido y estructuralmente siguió operando la misma lógica. Ganó Milei e hizo lo que el FMI creía que había que hacer, que es lo que cree Wall Street.
-¿Qué impacto tendría un posible nuevo acuerdo con el FMI?
-Hay que ver qué finalmente negocian. Pero recordemos que este gobierno no logró estabilizar la situación de desequilibrio externo de la economía argentina. Si bien logró ingresos de dólares con el blanqueo y tuvo un superávit comercial importante, todos esos dólares no se tradujeron en una mejora concreta en términos de acumulación de reservas internacionales.
De hecho, las reservas netas del Banco Central siguen siendo negativas, a pesar de todos los dólares que ingresaron, y la verdad es que el cierre financiero del modelo no tiene nada que ver con el superávit fiscal, como dice Milei, sino con poder abastecer de dólares el negocio financiero, el famoso carry trade. Que los dólares que están invirtiendo para hacer guita, obteniendo tasas en pesos, y después dolarizarse, no salgan todos de golpe. Porque si salen todos de golpe, pasa lo mismo que pasó con Macri.
Este gobierno tiene un cepo durísimo, está haciendo un ajuste fiscal feroz cargándole el costo a los jubilados y a la clase media, pagándolo con desocupación y salarios más bajos de los trabajadores en general, subiendo precios de la energíay de los alimentos, y sin embargo la situación externa no está estabilizada. Faltan dólares. No afloja la presión cambiaria y empiezan a los manotazos. Ahora le bajan las retenciones al campo para obligarlos a que liquiden. Por otro lado negocian con el FMI para conseguir liquidez que muestre solidez financiera y evitar una corrida. La verdad es que no hay fundamentos que muestren que la economía esté más sólida. No alcanza con el superávit fiscal.