La vida es como una pintura que se va trazando con el tiempo, a veces con líneas claras y otras con manchas que, de cerca, parecen desordenadas, pero que a la distancia revelan una obra maestra. Así ha sido el recorrido artístico de Cristian English, pintor y músico de Comodoro Rivadavia, quien desde niño tenía claro que el arte sería el pincel que delinearía su vida. Sus creaciones, que van desde dibujos y pinturas en lienzo, fibrofácil y billetes, hasta murales, forman parte del paisaje de las principales avenidas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, demostrando que el arte está en todas partes, incluso en los lugares más inesperados.

Cristian recuerda sus primeros pasos en el arte como algo natural, casi instintivo: «Cuando era chico dibujaba mucho, porque era lo que había… era eso o mirar la TV». Desde temprana edad, la pintura y el dibujo eran sus compañeros, mientras su madre, docente, corregía exámenes. Aunque su amor por la música también se manifestó desde temprano, comenta que esta tiene «otros requisitos ambientales», y necesita materiales y condiciones diferentes. “La pintura tiene sus virtudes”, reflexiona, “a la gente le gusta y, en general, siempre hay alguien que consulta si se vende. Ser profesional implica tomarse en serio esas consultas y actuar en consecuencia”.

Sin embargo, como en toda historia, hubo pausas. A los 12 años, dejó la pintura para sumergirse de lleno en la música, pero a los 23 volvió a tomar los pinceles, reavivando una pasión que nunca se había extinguido del todo. Fue durante un viaje a Europa, en un momento de introspección, cuando redescubrió su amor por el arte visual. «Viajé porque estaba desanimado, renuncié a mi trabajo y con lo que tenía ahorrado me compré un pasaje de ida y vuelta. Estuve tres meses tocando mi guitarra en las calles. Cuando volví, mi hermana estaba haciendo retratos y me invitó a pintar. Al principio estaba negado, sentía que las cosas no me salían, pero luego descubrí que el problema eran los materiales, no mi habilidad».

Como un artista que explora sus herramientas, English comenzó sobre hojas de computadora en su infancia y, con el tiempo, fue ampliando su repertorio a papeles profesionales, lienzos, fibrofácil, y ahora se dedica a intervenir billetes y crear murales. En esta etapa de su carrera, recuerda un momento clave que lo marcó: su visita al Museo del Prado en Madrid en 2008. «Me encontré con ‘Las Meninas’ de Velázquez y ‘Saturno devorando a su hijo’ de Goya. Aún no pintaba, ni siquiera sabía qué era pintar, pero comprendí el mecanismo detrás de esas obras. El realismo me fascinó; desde lejos parece una foto, pero cuando te acercas, solo ves manchas. Eso me cambió».

Sus murales, visibles en diversos puntos de Buenos Aires, son testigos de su evolución artística. Entre ellos se destacan el de Juan Alberto Badía en Thames y Córdoba, el de la película «El secreto de sus ojos» como parte de un proyecto del Gobierno de la Ciudad, y uno de Charly García en Primera Junta. A pesar de la magnitud de estos proyectos, Cristian aprecia el anonimato que la pintura a veces le ofrece: «La pintura tiene algo de anonimato que está bueno. Ves la firma, pero no sabes quién lo hizo. Lo que más me llena es cuando alguien me dice: ‘Vi una pintura tuya, la reconocí por la pincelada’. Eso es lo más valioso para mí»

El arte, como la vida, encuentra su expresión en diferentes formas y espacios. Cristian ha hecho del billete un lienzo, una metáfora de lo efímero y lo histórico. «Cuando salió el billete de cinco pesos, hicieron una convocatoria de artistas y me invitaron a participar. Me encantó. El billete es pequeño, y eso lo hace particular, puedes tenerlo sobre la mesa. Ahora juego con los momentos históricos, como la inflación o los cambios de gobierno, como si el billete mismo diera su opinión del contexto actual».

El equilibrio entre la música y la pintura no ha sido sencillo, pero Cristian lo vive con pasión: «Equilibrar ambas disciplinas implica ser proactivo, trabajar para que funcione. A veces, hay algo de magia, de hacer las cosas y que encajen perfectamente. Cuando eso sucede, sabes que vas por el camino correcto. El mayor desafío, muchas veces, es saber cuándo parar y no obsesionarse con perfeccionar algo que ya es mágico”.

Cada obra de Cristian lleva un poco de él mismo, como un espejo que refleja no solo su talento, sino su esencia: «En la pintura se dice que siempre nos retratamos a nosotros mismos. En algún punto, el personaje es solo una excusa para comunicar algo que llevamos dentro y no sabemos cómo expresar».

Hoy, su música está disponible en plataformas digitales bajo su nombre, Cristian English, y sus pinturas se pueden admirar en su cuenta de Instagram, @cristinaenglishok, donde también recibe encargos. Su trayectoria es prueba de que el arte, como la vida, es un proceso continuo de autodescubrimiento, donde cada trazo, por pequeño que sea, contribuye a una obra más grande.