Ninguno de los colaboradores que cuida cada uno de los pasos del presidente estaba al tanto de que Javier Milei promocionaría una aparente estafa piramidal en su cuenta de Twitter el viernes por la noche. Cerca de las siete de la tarde, sin actividades en agenda y recluido en la Quinta de Olivos adornada con cuadros de sí mismo, el primer mandatario abrió la app de su amigo Elon Musk, recomendó invertir en un token que cayó a cero en cuestión de horas y siguió con su vida. En aquel momento, su círculo íntimo no tomó dimensión del daño que llegaría con el paso de los minutos, pero tenían una sola certeza: nadie había hackeado la cuenta del libertario.

El movimiento inconsulto del presidente cayó como una bomba en Casa Rosada, donde todavía permanecía recluido en el Salón Martín Fierro su asesor estrella, Santiago Caputo. El monotributista encargado de llevar las riendas políticas de la gestión se enteró al igual que el resto de los mortales de la acción del presidente, mientras encabezaba una más de sus habituales reuniones de equipo junto a Macarena Alifraco y Lucas Luna, los otros dos engranajes que completan el triángulo de hierro blue. Lo que se encaminaba a ser otro cierre de semana normal se resquebrajó en cuestión de minutos.

Foto: @JMilei

La participación del presidente en lo que muchos conocedores ya se aventuran a calificar como “la estafa cripto más grande de la historia” paralizó a todos sus laderos. Mientras las redes se llenaban de insultos hacia el libertario, la mesa chica intentaba deducir por qué el jefe de Estado había decidido volver a visibilizar este tipo de promociones. Esta no era la primera vez que el economista prestó su nombre para impulsar esquemas con características Ponzi. En 2022, Milei promocionó en su cuenta de Instagram la empresa Coinx, cuyo fundador, Francisco José Hauque, fue detenido en enero de este año en medio de una investigación en su contra por posibles estafas.

Con el tuit ya circulando por la calle virtual, muchos referentes del mundo cripto y seguidores de Milei alertaron sobre una posible estafa que tomaría dimensiones internacionales. Tanto así, que el rapero estadounidense y afín a Donald Trump, Kayne West, había advertido días atrás del escándalo libertario que había sido contactado para promocionar en su cuenta de Twitter la compra de un token a cambio de ganancias multimillonarias. Aquel “contrato” implicaba dejar fijado en su perfil el tuit por ocho horas, con posibilidad de borrarlo una vez que el daño estuviese hecho. El músico desestimó la oferta y alertó a sus seguidores. Diez mil kilómetros al sur, el presidente argentino promocionó por cinco horas un esquema con llamativa s similitudes.

En el plano local, la reconocida trader, Ornella Panizza (@ladymarket), quien suele ser ponderada por el propio presidente en sus redes, no sólo recomendó no involucrarse en esta aparente inversión, también se despachó contra quienes habrían sido los supuestos ideólogos que impulsaron a Milei a prestar su cuenta para tan osada operación. Por aquellas horas, circularon un sinfín de versiones en las que se especulaba con la posible responsabilidad de Karina Milei y Manuel Adorni en el accionar presidencial.

Meses atrás, la secretaria general y el vocero habrían convencido al presidente de reunirse con Julián Peh, dueño de la empresa KIP Protocol que creó la fraudulenta criptomoneda $Libra. De aquel encuentro, que tuvo lugar en el Hotel Libertador, el 19 octubre pasado, también participó Mauricio Novelli, titular de NW, una compañía de cursos financieros que el ahora presidente promocionó en sus redes hasta el 2023. Consultados por este medio, en el gobierno negaron rotundamente las versiones que acusan a la hermana y amigo del libertario como partícipes de la redacción del tuit presidencial que incluía esta aparente estafa.

Durante las cinco horas que el libertario tuvo en su cuenta la promoción del “Viva la Libertad Project”, reinó el silencio stampa entre sus voceros oficiales y paralelos. Consultados por este medio, figuras con acceso directo al presidente se limitaron a aclarar que la cuenta del mandatario no había sido hackeada y no daban mayores precisiones de cuál sería la respuesta oficial en medio del cada vez más tenso clima digital. Horas después, el control de daños finalmente fue activado.

Minutos antes de la una de la madrugada del sábado, el presidente con más chances de ser nominado a ganar un premio Nobel de Economía reapareció en su cuenta para decir que no estaba interiorizado en la metodología de la inversión que él mismo había promocionado. Aquella exculpación fue escrita por uno de sus más íntimos colaboradores que, como nunca, optó por aferrarse a un tono solemne, con la esperanza de lograr controlar el mayor error no forzado desde el inicio de la gestión.

La publicación del presidente habilitó a su ejército digital a salir a defenderlo en su propio territorio. Lo mismo hizo la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien fue la primera figura del gabinete en tirarse sobre la granada. “Lo que pasó anoche fue como una bomba atómica para tratar de bajar al presidente de un hondazo. Es una cosa increíble pedir un juicio político por un tuit”, sostuvo la excandidata presidencial, quien en los últimos meses tejió una muy fluida relación con Karina, dueña de la lapicera y guillotina libertaria.

Los dichos de la ministra respondían no sólo al pedido de enjuiciamiento en las redes por aquellas horas, también fue una respuesta anticipada a la presentación formal que el bloque de Unión por la Patria ingresó en la tarde del sábado al Congreso. En tanto, y según pudo reconstruir este medio, el propio presidente consultó con sus colaboradores si esta acción podría significarle algún tipo de conflicto legal, puesto que la promoción de actividades privadas por parte de un primer mandatario podría significar una violación de la Ley de Ética Pública.

Los letrados que rodean al mandatario descartaron de cuajo esta posibilidad. Tanto así que el propio abogado personal del presidente, Francisco Onetto, utilizó sus redes para respaldar a su cliente. El mediático defensor afirmó que el accionar de Milei no configura ninguna acción delictiva por “ausencia de dolo”. Siempre según el profesional, el presidente no habría estado al tanto de que esta “inversión” era en realidad una estafa -que se repartió entre diez usuarios más de USD 89 millones- por lo que el libertario estaría eximido de toda culpabilidad. A contramano, el respetado constitucionalista Andrés Gil Domínguez afirmó que la acción presidencial “implica la violación de varias normas penales, la ley de ética pública (basada en el artículo 36 de la Constitución) y demás normas aplicables a estas situaciones.”

Luego de dos días de gracia, en el gobierno se preparan para arrancar una semana que, saben, será movida. Enfocados en mostrarse confiados ante un FMI desconfiado, el oficialismo se concentrará en controlar la todavía no conocida reacción que tendrán los mercados este lunes. Al mismo tiempo desplegará por estas horas los próximos pasos de la estrategia de control de daños que ideó el propio Caputo, que incluirá apuntar de lleno contra el kirchnerismo y la batalla cultural. Todo mientras el ministro de Economía Luis «Toto» Caputo completa la valija que lo acompañará a Sudáfrica en búsqueda de dólares frescos que le permitan continuar con la fiesta libertaria.«