Como suele pasar con datos recientes de la economía, el gobierno nacional festejó esta semana la recuperación de la industria en enero a instancias de dos informes privados que dieron positivo, aunque ello tiene más que ver con la base de comparación, el primer mes de 2024 y el más complicado por el ajuste brutal implementado por el gobierno de Javier Milei.
El entusiasmo de las autoridades se entiende porque el sector fabril es uno de los más importantes de la economía nacional, uno de los que más empleo genera y el más afectado por su política económica junto con la construcción. Pero la comparación con los números del año pasado vuelve rápidamente a poner los pies sobre la tierra.
El Índice de Producción Industrial de la consultora FIEL midió una recuperación de la industria del 4,5% en enero último comparado contra igual período doce meses atrás. Sin embargo, el informe recordó que en enero de 2024 ese mismo índice (IPI-FIEL) había caído 7,6% interanual en el contexto del cambio de régimen económico que vía política fiscal, monetaria y cambiaria provocó un severo estancamiento de la actividad en el primer semestre.
Por su parte el IPI de Orlando J. Ferreres & Asociados (OJF) dio una suba interanual del 6,5%, que también interpretó como consecuencia lógica de la comparación contra lo sucedido en el arranque del año pasado.
Según este informe, los sectores más positivos fueron el de maquinaria y equipos, por la demanda de las terminales automotrices; maquinaria agrícola y electrodomésticos; alimentos, básicamente por la producción de las aceiteras; y refinerías.
El escenario en las pymes
A mediados de febrero, el Índice de Producción Industrial Pyme (IPIP) de la CAME dio un crecimiento del 12,2% interanual en enero y una variación positiva del 4,8% respecto de diciembre 2024. Pero la entidad resaltaba que a pesar de la mejora las industrias no habían logrado recuperar los niveles anteriores a la profunda caída de enero de 2024.
Ese mes la producción retrocedió 30%, recordó el informe que releva datos de casi 400 empresas de todo el país.
En el primer mes de este año el uso de la capacidad instalada fue del 59%, muy lejos todavía de niveles que se podrían definir como de recuperación. No obstante, el IPIP de enero fue el cuarto de ascenso consecutivo. Previamente, había registrado una escalada entre julio y agosto y luego un breve estancamiento en septiembre y octubre.
El rubro que más subió fue madera y muebles, con el 25,9% interanual; metal, maquinaria y equipo, y material de transporte, con el 16,9%; y químicos y plásticos, con el 15%.
Por debajo del promedio general finalizaron textil e indumentaria, con el 9% positivo; alimentos y bebidas, con el 4,2%; y papel e impresiones con el 2,6%.
En el caso de alimentos y bebidas, la base de comparación fue una caída del 22% en enero de 2024. Ese factor relativiza la calidad de la mejora promedio. Los empresarios del sector creen que se debió a factores como la estabilidad de la inflación, pero advierten que los costos fijos y la presión impositiva siguieron aumentando.
Ese tipo de contradicciones se encuentran en casi todos los rubros analizados por la CAME. Por ejemplo, maderas y muebles, el que más se recuperó en el informe pyme, es resultado de la comparación contra la caída del 30,6% de enero de 2024. Las empresas del ambiente se entusiasmaron con el dato, pero reconociendo que van a hacer malabares para no trasladar los aumentos de costos a los precios finales. «
Importaciones
A la problemática de los costos en ascenso, hay industriales pymes que le suman la queja por el ingreso de productos terminados con aliento de la política económica del gobierno nacional.
Daniel Rosato, presidente de Industriales Pymes Argentinos (IPA), definió el flujo de importaciones como “desmesurado” y advirtió que es una de las principales preocupaciones del sector para 2025.
En diciembre, aseguró Rosato en el último informe del Observatorio Pyme, las importaciones de bienes de consumo alcanzaron un incremento del 53% interanual, una aceleración que “contrasta contra la caída generalizada en el consumo y la producción local”, lo que explicaría, agregó, la baja utilización de la capacidad instalada y la pérdida del empleo.