Poco antes de la tormenta que este sábado nubló el cielo de Olivos, el presidente Mauricio Macri reunió a un puñado de sus ministros para definir una «estrategia de inserción económica inteligente al mundo», el título elíptico que eligió el aparato comunicacional de Casa Rosada para blanquear las preocupaciones políticas, comerciales y monetarias que atraviesan al gabinete de Cambiemos. El gobierno encara un mapa inesperado en el plano internacional a partir de la victoria del republicano Donald Trump en las presidenciales de Estados Unidos.
A un paso de cumplir su primer año de gestión, el gobierno también enfrenta dificultades internas. La previa de ese aniversario quedó signada por las internas palaciegas que desataron el traspié por la fallida reforma electoral y el debate por el Impuesto a las Ganancias. Aunque los voceros presidenciales prefieren minimizar el alcance de esos pasos en falso, la realidad le devolvió al gobierno imágenes muy contradictorias frente a las propias promesas electorales que le abrieron la puerta del Ejecutivo Nacional. El tributo a las Ganancias personales se transformó en un trago incómodo para una alianza que propuso derogarlo en campaña y que ahora afronta el riesgo de vetar los que impulsa la oposición y especialmente Sergio Massa, diputado, jefe del Frente Renovador, y aliado incómodo de Macri. A ese cuadro se sumó el enojo por las declaraciones del ex ministro Rodolfo Lavagna -también aliado de Massa- quien vaticinó un «colapso» de la economía.
En la cita del sábado los invitados llegaron con apariencia descontracturada de «casual friday», pero uno de los asistentes, de segunda línea, reconoció las tensiones que existen entre los seis miembros del equipo económico. «La reunión fue para alinear a la tropa económica antes del encuentro convocado por Macri para el jueves en Chapadmalal.» Allí, el mandatario se encontrará con todos sus ministros, en privado, sin vices ni secretarios, para «que se lleven mejor y ordenar la gestión en las áreas donde hay disparidades y falta de resultados». Del sexteto de ministros y el pelotón de secretarios que forman parte de la mesa económica, faltó el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, que esta de gira por distintas provincias, y fue sumada la canciller Susana Malcorra.
La jefa del Palacio San Martín viene de lograr la remoción de su segundo, el vicecanciller Carlos Foradori, con quien mantenía una dura disputa desde diciembre: también pudo retener el control del área de Comercio internacional, que fue tironeada por el ministro de Producción, Francisco Cabrera, principal impulsor del Mini Davos de septiembre pasado. Dos meses después del evento para «inversores globales», Cabrera no perdió el apoyo del presidente, pero carga con cuestionamientos crecientes en su contra por «falta de resultados». De ahora en adelante, por ejemplo, la liturgia para atraer invesores quedará en Cancillería bajo la Secretaría de Relaciones Económicas Internacionales que fue descabezada y será ocupada por el asesor presidencial, Horacio Reyser, el ex Techint que tejió parte del Mini Davos.
La relación con el exterior, por estos meses, no aparece tan espinosa como la situación económica interna y los vinculos del gobierno con distintos sectores del empresariado. Cabrera ya no controla la relación con los industriales, pero eso no impidió que la Conferencia anual de la UIA de esta semana fuera amarga para Cambiemos. «Cuando habló Vidal habían 1500 asistentes, y cuando apareció Macri quedaron unos 700», contó a Tiempo un «oficialista de todos los oficialismos» que ahora considera a Macri como «un hombre que desprecia a la industria», pero que hace un año hizo campaña y votó por su candidatura.
La otra zona caliente del equipo económico gira en torno a Prat-Gay, que el miércoles tuvo que ir de urgencia al Congreso junto con Frigerio para frenar una sesión donde la oposición iba a imponer una serie de cambios al Impuesto a las Ganancias indigeribles para el gobierno. «Su gestión está aprobada, pero tiene muchos problemas adentro de su Ministerio, por su forma de ser y porque esconde las buenas y malas noticias, no comunica», se quejó otro habitante del Palacio de Hacienda que también le achaca un sonoro silencio a la hora de terciar para defender la iniciativa propia de Ganancias. La lista de problemas internos incluye una amarga relación con el titular de la AFIP, Alberto Abad, y otra tan tirante con el presidente del Banco Central, Adolfo Sturzenegger.
«Somos minoría en el Congreso, nos puede pasar, lo que hacemos es negociar, pero hemos cerrado acuerdos con la CGT, con las organizaciones sociales, abrimos extraordinarias y cerramos una cifra récord con el blanqueo, no hay ninguna semana negra», atajó un vocero presidencial para reducir los cuestionamientos públicos que libró el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó. «No es un hábil declarante, pero no dijo eso», cerró el funcionario para descartar cambios en el elenco que se encontrará con Macri al lado del mar y que podría tener movimientos recién después de marzo, un plazo que algunos funcionarios, como Prat-Gay y Cabrera, ya manejan como fecha de vencimiento. «