Total hermetismo. Es lo que el sector dialoguista de la CGT mantiene hace más de un mes. La última aparición pública del triunvirato fue el 25 de julio cuando el Consejo Directivo definió romper el diálogo con el gobierno. La decisión se dio a contramano de los dirigentes más poderosos que habían apostado a una negociación con Julio Cordero y Guillermo Francos alrededor de la reglamentación de la reforma laboral en la ley bases y del impuesto a las Ganancias.

El desplante del gobierno, que se negó a tomar los reclamos esbozados por los representantes sindicales y que, además, definió la actualización del salario mínimo en forma unilateral, los dejó sin rumbo y en un impasse.

La resolución de dar ruptura al diálogo con el gobierno fue acompañada de la de participar en la marcha por San Cayetano que llegó a Plaza de Mayo el 7 de agosto.

En la conferencia de prensa posterior, anunciaron la inminente convocatoria a un plenario de secretarios generales de las regionales de la CGT y de los sindicatos confederados que, por el momento, no se realizó. “Se hicieron reuniones, pero no hubo ningún plenario de secretarios generales. A nosotros no nos llegó ninguna convocatoria”, aclaró a Tiempo Daniel Yofra, titular de la Federación Aceitera.

Desde el Consejo Directivo de la CGT, el único dirigente que respondió las numerosas consultas de Tiempo se limitó a reconocer que “no hay nada aún”. Otro dirigente de peso, Mario “Paco” Manrique, secretario gremial de la CGT, titular del SMATA y diputado nacional de UxP reconoció en declaraciones radiales a El Destape que “hoy la CGT está en estado pasivo. Las reuniones orgánicas no se han hecho”.

La ofensiva no se detiene

El gobierno, mientras, demora la publicación de la reglamentación del Título V de la ley de bases referido a la reforma laboral que es el que mayor preocupación genera en la CGT y por el cual, se presume, mantiene negociaciones informales con Julio Cordero. Allí el punto más sensible es el reclamo patronal de habilitar la figura del colaborador (sin relación de dependencia) en actividades bajo convenio.

Pero la ofensiva es general. A los más de medio millón de despidos que se registran desde la asunción del gobierno y la caída del salario real que hasta junio acumuló en promedio un 11%, se agrega que los últimos acuerdos paritarios que se han conocido tienden a estar por detrás de la inflación. Por caso, la UPCN acaba de sellar una suba de apenas el 2% para septiembre y 1% para octubre para los empleados públicos nacionales.

El gobierno, además, adelantó que a partir de octubre pretende no homologar acuerdos salariales superiores al 2% mensual. Una provocación contra los sindicatos y un reconocimiento de su intención de que los salarios, que ya perdieron un 54% de su poder adquisitivo desde enero de 2017, sigan yendo por detrás de los precios.

El veto a la nueva ley de movilidad que el presidente Javier Milei anunció tampoco fue suficiente para que la CGT anunciara una medida de fuerza o al menos reuniera a sus cuerpos orgánicos, aunque sí mereció un repudio público la represión policial que sufrieron los jubilados y jubiladas convocados por 35 organizaciones ajenas a la Central.

Descontento

Rubén Urbano, secretario general de la UOM Córdoba y de la CGT Regional señaló a Tiempo que “el escenario es el mismo en todo el país. Los delegados de otras regionales dicen que la principal preocupación es la falta de trabajo”. El dirigente, sin embargo, señaló que “estuve en un plenario pocos días después de aquel Consejo Directivo en el que se confirmó el apoyo a las decisiones que fuera a tomar la CGT”. El dirigente, sin embargo, reconoció que “no hubo dirigentes nacionales”.

Urbano señaló que existe cierto estupor y desorientación en las regionales de base de la CGT: “hay poco entusiasmo en la gente por acompañar a la CGT que sigue estando parada. Tendríamos que fijar una fecha para un paro general con movilización por los jubilados y por la situación general. Esto, solo se para con un paro. Sino le seguimos haciendo el caldo gordo a un gobierno que no da bola a los trabajadores y está haciendo mucho daño”. Sin embargo, se lamentó, “me parece que vamos a tener que esperar que los dirigentes vuelvan del Vaticano”, en referencia a la visita al Papa pautada para el 16 de septiembre.

Daniel Yofra, de Aceiteros, no se mostró sorprendido por el impasse de la conducción: “es la conducta que tienen hace mucho tiempo”. El dirigente reconoció que “no se el trasfondo de esta pasividad. Hay miles de despidos diarios. No pienso que haya carpetazos como dicen algunos, siempre fueron así. Tuvieron la misma actitud con un gobierno agresivo con los trabajadores como este y con uno pasivo como el de los Fernández”.

El fantasma del MTA

Para Yofra, la ruptura de la CGT está a la orden del día. El dirigente señaló que “no podemos esperar a que la CGT se digne a hacer un plan de lucha. Hay que volver a los mecanismos de hace 30 años cuando se formó el MTA. Con todos los que pensamos que hay que ir a la lucha. Pablo (Moyano) tiene mucha presión de todos lados pero no podemos seguir así, están confiados y agrandados porque dicen que eliminaron la protesta. Pero si le metemos 800 mil personas no se si se van a agrandar tanto”.

En esa línea vaticinó que “si esperan la reglamentación de la ley de Bases, ya vamos a estar condenados. Debieron hacerlo el día que se trató en el Senado. Es una reforma laboral que echa por tierra cien años de luchas, dirigentes perseguidos, encarcelados, muertos y desaparecidos porque se le ocurrió a un grupo de empresarios que había que darles más herramientas legales para precarizar más a la clase. Supongo que no lo ven o no creen en la herramienta de la huelga”.

En sintonía, el combativo Sindicato de Trabajadores del Neumático (SUTNA) convocó para el sábado por la mañana a un centenar de delegados y dirigentes de otros sindicatos clasistas en su sede con el propósito de “discutir colectivamente una acción de lucha que confluya en la Plaza de Mayo”. La convocatoria señala que “la burocracia sindical acuerda la pauta del gobierno, manteniendo el salario por debajo de de la línea de pobreza” y expresa que “tenemos que continuar las medidas de lucha en unidad con todas las organizaciones que estén dispuestas a darle pelea a este gobierno que pretende liquidar todas las conquistas de los trabajadores que costaron décadas de lucha. Por eso, no podemos estar paralizados. Continuamos con el reclamo a las centrales sindicales de un paro y un plan de lucha para derrotar todo el macabro plan de Milei y su intento de quebrar la moral de la clase obrera”.