Los juicios por delitos de lesa humanidad encarnan una continuidad de las políticas de Memoria, Verdad y Justicia, ya no ejecutadas por el Ejecutivo Nacional, sino por un Poder Judicial Federal con agenda y lógica propia. Lo grafica desde CABA el abogado querellante Pablo Llonto: “El rol central lo tiene el Poder Judicial, y es un tema que no se modifica pese a todos los obstáculos que ponen desde el Ejecutivo. Las investigaciones continúan, las querellas y fiscalías siguen aportando pruebas y los juicios orales continúan. Sí se nota la desactivación de los equipos de investigación que tenía el Estado Nacional, pero muchas provincias siguen aportando documentos”.
Llonto indica que continúa haciendo denuncias no solo de los responsables militares y policiales, sino civiles y subraya que “este año se cumplen cuatro décadas del Juicio a las Juntas”. “La mirada de futuro está puesta en llevar todas estas noticias a los sectores adolescentes y juveniles, como forma de resistir a los discursos de odio”, completa.
Hace unos 20 años otro colega, el correntino Pablo Vassel, eligió un camino similar pero con un tema que era tabú: las violaciones a los Derechos Humanos durante la guerra de Malvinas. Estaqueamientos y torturas en el gélido escenario de batalla fueron denunciados por quien además investigó y escribió un libro sobre el tema.

“El 2 de abril está muy cerca del 24 de marzo como para seguir considerando que la guerra de Malvinas está desconectada de la dictadura cívico-militar que la pensó, la diagramó y ejecutó como una forma de ganar consenso político y social”, enmarca. Para Vassel, ex subsecretario provincial de Derechos Humanos de la provincia de Corrientes, “la enorme cantidad de soldados torturados prueba que las Fuerzas Armadas llevaron a Malvinas las mismas prácticas de los campos clandestinos de detención”.
Aquella denuncia de 2007 radicada por jurisdicción en el juzgado federal de Río Grande movió los cimientos de ex militares, y de todo el mundo de Veteranos y Combatientes. El expediente deambuló por distintas instancias judiciales, hasta recalar en el máximo tribunal del país. “Lamentablemente esa deuda de justicia contra nuestros soldados no se puede cancelar por la obturación del proceso judicial en la mismísima Corte Suprema; sin duda éste tribunal celebra que el famoso «manto de neblina» de la «Marcha de las Malvinas» siga cubriendo la Memoria, la Verdad y la Justicia”, completó.
Desde la comunicación, el aporte del medio La Retaguardia es el de haber transmitido 53 juicios de lesa humanidad de 2020 a esta parte. Y la lista se engorda semana a semana, porque los procesos, aún con ímpetu dispar, continúan. El periodista Fernando Tebele considera que “por un lado, se presenta el desafío de poder retomar el diálogo al menos con algunos de los sectores que se comieron el plato del ‘curro de los derechos humanos’. A la vez, este desafío se enlaza con otro: para muchos de los más reconocidos organismos hay un regreso a la sociedad civil. Y ese regreso, en parte, creo que puede ser saludable: habrá que hacer balance de la relación con los gobiernos, seguramente en algunos sentidos les ha fortalecido esa relación, pero en otros claramente les generó debilidades”.
Para Tebele, que junto al equipo este jueves recibió una distinción de la Legislatura porteña, hay otro desafío y “es el más complejo, sobre todo para Madres y Abuelas”. “Con poquitas de ellas en las calles, lamentablemente aparece el peor y más indeseable fantasma: cómo seguir cuando ellas ya no estén. Ese escenario que para las Abuelas aparece más claro, porque la búsqueda de nietos y nietas seguirá orientando desde la tarea, para Madres o agrupamientos de Ex Detenidos-Desaparecidos se ve más difuso”, desliza. El comunicador propone que la encrucijada sea “pensada en términos de reinvención, mirando la propia historia: las Madres se organizaron en las calles y también nos enseñaron a acompañar y ser parte de las luchas actuales”. Y cierra: “El movimiento de DD HH tiene que ser capaz de sentirse parte de esas nuevas luchas, pero no desde un lugar ligado a lo partidario, sino a la denuncia permanente hacia las violaciones a los DD HH en la actualidad. Y desde esas denuncias, recuperar la autonomía necesaria”.