La oposición demócrata en Estados Unidos logró conservar el control de la Cámara baja del Congreso, y hasta ampliar su mayoría, pero las expectativas de quitarle a los republicanos la mayoría del Senado disminuyeron luego que dos escaños que parecían muy disputados fueron adjudicados a sus adversarios.
«Estoy muy orgullosa de poder decir que esta noche -relativamente temprano- que conservamos la Cámara», dijo la demócrata y presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, que se impuso en la contienda electoral por el Distrito 12 de San Francisco, mantuvo su escaño y continuará como líder de este hemiciclo de 435 escaños dos años más.
La popular representante del ala izquierda del Partido Demócrata, Alexandria Ocasio-Cortez, de 31 años, en tanto, fue reelecta cómodamente en Nueva York y confirmó su escaño después de dos años en los que marcó con fuerza la actualidad con sus intervenciones en el Congreso y también con su manejo de las redes sociales.
Sin embargo, el intento de los demócratas de quebrar la mayoría republicana en la Cámara alta sigue en la incertidumbre pese a lograr por el momento ganar dos escaños, uno en Colorado y el otro en Arizona.
Durante los últimos dos años, el oficialismo republicano tuvo una mayoría de 53-47 en el Senado y ayer se pusieron en juego 35 bancas, 23 en manos de ellos y 12, de los demócratas.
Los republicanos pudieron arrebatarle a los demócratas un escaño muy vulnerable que tenían en Alabama y mantuvieron sus líneas en otros estados, desafiando los sondeos que auguraban que Trump podría ser un lastre para las carreras de algunos correligionarios en distritos reñidos.
El veterano político Lindsey Graham -un importante sostén de Trump- fue reelegido en Carolina del Sur, en una dura carrera ante el afroestadounidense Jaime Harrison.
Graham se vio envuelto en una polémica en las últimas semanas después de que supervisara el proceso de nominación de la jueza conservadora Amy Coney Barrett a la Corte Suprema.
El proceso generó indignación entre los demócratas que afirmaban que la vacante debía ser llenada por el Gobierno resultante de estas elecciones.
Había muchas expectativas sobre Harrison ya que las encuestas prometían una carrera muy reñida, después de que el demócrata lograra recaudar un récord de donaciones para su campaña.
Los republicanos también resultaron indemnes en otros distritos incluyendo Kentucky, donde el líder de la bancada mayoritaria, Mitch McConnell, ganó con facilidad, mientras en Texas y Montana también obtuvieron sendas victorias.
La senadora por Iowa Joni Ernst, una estrecha aliada de Trump a quien los demócratas suponían poder tumbar, también defendió su escaño, de acuerdo a las las proyecciones de varias cadenas.
En la disputada Carolina del Norte, donde las cadenas de televisión todavía no declaran aún un ganador, el senador republicano Thom Tillis proclamó su victoria con cerca del 94% de los votos escrutados.
Los demócratas necesitan desbancar a cuatro republicanos para hacerse con la mayoría, a menos que Biden logre llegar a la Casa Blanca, en cuyo caso sólo necesitarían tres escaños nuevos, ya que en caso de que haya un equilibrio 50-50 el vicepresidente ejerce un voto decisivo, indicó la agencia de noticias AFP.
Ahora los demócratas depositan sus esperanzas en Maine, a pesar de que la senadora republicana Susan Collins lleva una ventaja de siete puntos, con dos tercios de los conteos, y en Georgia, donde su correligionario David Perdue aventaja al demócrata Jon Ossoff en 90% de los distritos escrutados.
Si los demócratas lograran ganar una de estas carreras, el control del Senado estaría en un equilibrio hasta una segunda vuelta de una elección especial en Georgia en enero de 2021.
Controlar el Senado es vital en la política de Washington, ya que el partido que tenga la bancada mayoritaria elige las leyes que se votan en el pleno y en esa Cámara también se confirman las nominaciones sugeridas por el presidente para cargos importantes.