La estrategia de la CGT en su disputa contra el gobierno por el DNU 70/23 irá tomando forma a partir de las negociaciones formales e informales que irá desarrollando particularmente con el ministro del interior Guillermo Francos y, por cuerda separada, con el Secretario de Trabajo Omar Yasin.
A la vez dependerá del grado de movilización popular que se desarrolle en oposición al DNU. Así lo reconocieron sus dirigentes cuando destacaron los cacerolazos que se mantuvieron por varias noches no solo en la ciudad de Buenos Aires sino también en el interior del país. Lo que ocurra en la base de sus propios gremios también condicionará el alcance de su accionar.
Motivos para rechazar el DNU sobran. Es que, más allá de la brutalidad en la forma, lo dispuesto por el gobierno avasalla decenas de artículos y leyes laborales que dejan sin efecto un cúmulo de derechos centenarios de los trabajadores que van desde el cálculo en el monto de las indemnizaciones, la conformación de fondos de cese laboral en su reemplazo, la implementación de bancos de horas que vulneran la jornada laboral vigente, la ampliación del período de prueba, el reconocimiento de modalidades precarias de contratación por encima de los convenios, el desconocimiento del principio de irrenunciabilidad de derechos y la ultra actividad de los convenios.
Además, limita fuertemente la actividad sindical y el derecho a huelga habilitando despidos con causa en sectores considerados esenciales y/o estratégicos entre otras medidas.
Pero el DNU también se mete con la caja de los sindicatos en tanto profundiza la desregulación de las obras sociales allanando aún más el camino a las prepagas e ilegaliza las cuotas solidarias que desde fines de la década del ’90 los sindicatos pactan con los empresarios como una contribución obligatoria de los trabajadores no afiliados alcanzados por los convenios y acuerdos que firman.
Sin embargo, la cúpula de la CGT prefiere racionalizar las fuerzas y, en una primera instancia, buscará que sea la justicia laboral la encargada de desactivar el DNU dando lugar a diversos recursos de amparo presentados. Por eso la movilización a los Tribunales con el foco puesto en la Corte Suprema y, al menos de parte de los sindicatos vinculados a la mesa chica de la CGT, no exhibirá la masividad que potencialmente podrían hacer valer. El acto tampoco contará con oradores sino con la lectura de un documento que se termina de consensuar por estas horas.
Es que la indicación de la conducción es movilizar los “cuerpos orgánicos” sin dictaminar un cese de tareas. Se trata de los miembros de los consejos directivos y los delegados de empresas sin afectar la producción industrial ni la actividad en los gremios de servicios o el transporte. Algunos sindicatos, sin embargo, optaron por ampliar su convocatoria o, al menos, no limitarla.
Con todo, podría tratarse de dos decenas de miles de personas a las que se le sumarán los miles de trabajadores que movilicen ambas CTA, los movimientos sociales vinculados a la UTEP y las organizaciones sindicales y piqueteras convocantes de la última marcha del 20 de diciembre. A ellos se le sumarán, con las dificultades que plantea el horario de las 12 horas, los manifestantes que decidieran hacerlo por su cuenta y que ya se expresaron a su modo en los cacerolazos.
Todas esas organizaciones participaron el martes a primeras horas de la tarde de la reunión de secretarios de organización de los sindicatos de la CGT para coordinar la participación y la distribución de lugares de concentración. Así lo hicieron también los sindicatos integrantes del Plenario del Sindicalismo Combativo y dirigentes de la Unidad Piquetera luego de que se suspendiera la reunión que esos sectores habían pautado con Pablo Moyano y que derivó en especulaciones sobre impugnaciones a ese sector provenientes de la mesa chica que ambas partes desmintieron. De hecho, aseguraron, la cita fue suspendida por dificultades en la agenda del líder camionero de cara a la organización de la jornada de mañana pero será reprogramada por la semana entrante.
El punto de contacto entre ambos sectores, aseguran, es la posición favorable a un paro general que se dirimirá el jueves en el Confederal que convocó la CGT para deliberar sobre la continuidad del plan de lucha. Esa posición gana adeptos en algunos de los sindicatos agrupados en el Frente Sindical para el Modelo Nacional y otros sectores de peso como Aceiteros, La Fraternidad, el SUTNA, la FatPren y, por fuera, ambas CTA.
Del otro lado, la secretaria de prensa de la CGT referenciada en la mesa chica emitió un comunicado en el que adelantan que buscarán establecer “un plan de acción gremial que culmine con una protesta amplia y masiva del movimiento obrero argentino” que, entre líneas, apunta a dejar de lado la posibilidad de un paro general y, en su reemplazo, promover medidas escalonadas que tengan como estación de llegada una marcha masiva presumiblemente al Congreso.
Carolina Ragazzon
27 December 2023 - 11:28
Desde hace ya mucho sabemos que la CGT NO defiende a los trabajadores. SOLO defienden SUS mezquinos intereses. Quizás fuese hora de NO pagar más cuota a quiene en realidad los vienen usando. Son siempre los mismos, desde hace décadas. Si existe una casta, ellos la integran y mantienen.