La precarización del sistema público de salud en sectores focalizados, salió a flote en este último año y 3 meses de pandemia que lleva el país. Un ejemplo concreto de la falta de reconocimiento laboral y profesional y el que más ha repercutido dentro del sistema de salud público, es el de las y los licenciados en enfermería de la Ciudad de Buenos Aires que, hace más de 3 años, vienen reclamando al gobierno porteño que los reconozca como profesionales de la salud.
Son alrededor de 4000 enfermeros y enfermeras que exigen este reconocimiento y que son discriminados por la Ley 6.035 que votó el oficialismo porteño en la Legislatura, para ser excluidos de la categoría profesional. Esta “discriminación” en los hechos es un ajuste encubierto y se ve reflejado claramente en sus bajos salarios. Si un Licenciado en Enfermería fuese catalogado dentro de la carrera profesional, estaría cobrando alrededor de 65 mil pesos mensuales, pero al no ser reconocidos dentro de esa categoría sus salarios rondan entre 45 mil y 47 mil pesos mensuales, en concreto: Actualmente están alrededor de 20 mil pesos por debajo de lo que deberían estar ganando.
El salario de las y los Técnicos en Radiología no llega a los 40 mil pesos mensuales. Diariamente realizan entre 50 y 70 radiografías a pacientes que están internados con COVID. “Todos los días y en cada momento estamos trabajando en la primera línea contra el virus”, afirma a Tiempo, Mónica Schettini, ella es Técnica Radióloga y trabaja en el Hospital Muñiz hace más de 27 años. Por una guardia de 24 horas, los profesionales de este sector reciben apenas 3.200 pesos, “que si le descontás el viaje, el almuerzo y la cena, en mano por día nos llevamos 2.800 pesos o menos”, detalla. El sector en varias oportunidades exigieron un aumento de salario y la respuesta de la Cartera de Salud porteña que dirige Fernán Quirós, es siempre la misma: “No hay presupuesto”.
Cada paciente internado con COVID, con un estado leve o complicado, necesita como mínimo 6 profesionales de la salud que lo asisten permanentemente. “Hace 27 años que me dedico a esto y nunca viví una situación similar. Trabajé cuando estaba la Gripe A, el cólera, pero el COVID no se compara con nada. Pero aclaro, la situación es mucho peor por el comportamiento de la gente que no toma conciencia de lo que ocurre puertas adentro de un Hospital. Es horrible cuando todos los días se nos mueren los pacientes después de haber hecho de todo para salvarlos”, termina Scheettini.
La situación del personal técnico de los hospitales públicos porteños no es tenida en cuenta por las autoridades gubernamentales. El 100% de ese sector batalla a diario contra la pandemia con salarios magros, con “contratos basura”, y muchos de ellos sin derechos laborales ni resguardo de ningún tipo. En esa situación se encuentran también los Técnicos en Hemoterapia. Un ejemplo claro es el equipo de colecta de sangre de algunos hospitales como es el caso del Hospital de niños y niñas más importante de Argentina, el Garrahan.
Ese sector, conformado mayoritariamente por mujeres, si no trabajan un día no tiene ingresos. Tampoco gozan del derecho a vacaciones, ni tienen acceso a licencias por enfermedad, maternidad, etc. Están contratadas por una “resolución” firmada por el Consejo de Administración que dirigen el nosocomio y no son consideradas personal del Hospital Garrahan. La tarea que llevan a cabo asegura un aspecto crucial en la atención de los pacientes. Ellas realizan 600 transfusiones semanales, reciben y atienden a alrededor de 60 donantes diarios, cubriendo una demanda de aproximadamente 240.000 consultas médicas por año, para que se puedan llevar adelante 9.000 cirugías de alta complejidad y más de 18.500 internaciones anuales.
Tiempo dialogó con Norma Lezana, titular de la Asociación de Profesionales y Técnicos del Hospital Garrahan (APYT) que confirmó las pésimas condiciones que tienen decenas de trabajadoras de Hemoterapia en ese lugar. “No están dentro de lo que es la carrera hospitalaria porque están trabajando por una resolución que la van renovando cada tantos meses, en donde le ponen que son reemplazantes de guardia sin día fijo. Ellas hacen más de cinco años que trabajan a diario en el hospital, y no tienen un salario fijo porque depende de las colectas de sangre que se establecen”.
Las Técnicas en Hemoterapia del Garrahan, además, tienen que hacerse cargo de los costos de su ropa de trabajo, “ellas por mes sacan alrededor de 21 mil pesos y si el hospital las pasara a planta permanente tendrían que tener un salario de 50 mil pesos que tampoco es la gloria”, agrega Lezana. El Hospital Garrahan tiene 4.200 trabajadores y trabajadoras de la salud en planta permanente, 1.200 profesionales que están en formación y más de 700 trabajadores tercerizados. También existe la contratación por monotributo en muchos sectores de las diferentes especializaciones. El conjunto de las y los trabajadores del Garrahan elevaron una carta al ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, y a su par de Nación, Carla Vizzotti, para informales sobre la situación de precarización en la cual están sumergidos como consecuencia del Consejo de Administración presidido por el Dr. Guillermo González Prieto.
La precaria situación del personal calificado
En esta realidad de salarios magros y precarización laboral, están también sumergidos el personal altamente calificado de los hospitales públicos porteños. En igualdad de condiciones, la cartera que conduce Fernán Quirós, paga salarios a médicos y médicas intensivistas, infectólogos, a médicos cirujanos, clínica médica y pediatría.
Cada uno de estos profesionales de la salud, en algunos casos con más de 15 años de formación, cobran $600 por hora, es decir trabajando 24 horas en cada guardia no llegan a los 16 mil pesos. “Antes de la pandemia cobrábamos 500 pesos por hora, después de realizar varias movilizaciones y manifestaciones y distintos puntos de la Ciudad, el gobierno porteño nos aumentó apenas 100 pesos más”, advierte a Tiempo Ignacio Prieto, médico especialista en Terapia Intensiva, en Medicina Crítica y Docente Universitario. “El gobierno porteño no te paga las especializaciones que tenemos como profesionales. Los únicos que cobran más son los anestesistas porque tienen un gremio muy fuerte que controla todas las prestaciones quirúrgicas y esto es lo que mantiene vivo a cualquier sistema de salud”, agrega.