La escasez de información oficial y la falta de respuesta ante los pedidos de información pública aumentaron la preocupación en torno a la posibilidad de que se concrete un acuerdo con China para instalar megafactorías porcinas en el país, con alto costo ambiental. Tras las múltiples expresiones de rechazo y actividades de difusión, un colectivo de activistas puso en marcha la primera audiencia pública autoconvocada para opinar sobre un tema que genera amplio repudio.

Más de 1200 personas se inscribieron para dar su opinión, en una instancia de participación colectiva que comenzó este jueves y continuará este viernes, de forma virtual. “Es para seguir insistiendo en que el modelo productivo que muchas personas queremos tener no es el que propone este gobierno -ni los anteriores-. Con una crisis climática en el planeta entero, suena ridículo seguir apoyando estas propuestas. Tanto la extracción de petróleo, como la megaminería o las megafactorías de animales, que potencian esa crisis – sin mencionar la explotación animal, que no es menor-. Es seguir tirándole nafta al problema”, define Martina Zamudio, activista, fotógrafa y miembro del equipo de Somos Miles, uno de los espacios que orquestó la audiencia.

Zamudio recordó que tras las iniciativas del 25 de agosto, día de Acción Directa No Violenta Plurinacional contra el acuerdo porcino, “salieron noticias contradictorias: (el gobernador de Chaco, Jorge) Capitanich diciendo que no había acuerdo, pero a la vez noticias sobre inversiones en granjas en esa provincia. Es una rueda de desinformación y te perdés, logran ese objetivo. La audiencia fue en base a eso, no tenemos información, no sabemos si se hace o no. Pero los gobernantes, sabiendo que hay mucha gente en desacuerdo con el acuerdo, lo comunicarían si no se hace. Les sumaría que la gente se entere. Ni siquiera juegan esa ficha, todo es muy confuso”.

Lo poco que se sabe trascendió el año pasado, a partir de una información periodística y luego un documento filtrado sobre megafactorías en la Argentina. A ese documento se refirió al dar inicio a la audiencia Flavia Broffoni, activista, politóloga y co-fundadora del movimiento “ecológico, social y apartidario de desobediencia civil” Rebelión o Extinción Argentina (XR Argentina). Remarcó que ese informe “describe la instalación de complejos industriales que alojarían a 12 mil madres reproductoras cada uno, en 25 galpones en principio. Con 100 hectáreas para cada megafactoría; 17 mil hectáreas de granos a su alrededor para abastecerlas (5 mil de soja y 12 mil de maíz); cada complejo requeriría un millón y medio de litros de agua por día”. Broffoni contrastó estos datos con los de la industria porcina argentina hoy, donde “el 96% de las granjas actuales tiene 10 madres reproductoras; los grandes productores son solo el 1% y no llegan a 7 mil madres. Incrementar la capacitad productiva -en lenguaje de la industria- de este modo implica el mayor proyecto de industrialización animal en la historia del país”.

De la audiencia participan voces de distintas provincias y países. De México, por caso, que ya conoce los efectos de estas megafactorías sobre su territorio. Y representantes de la ciencia, el arte, los territorios, la cultura, la diversidad, los pueblos originarios, el derecho, la salud, el trabajo y el activismo. El encuentro se puede seguir por el canal de YouTube de SomosMiles.Org de 10 a 16 horas y cuenta con interpretación en lengua de señas. Además, en el sitio www.audienciaspublicas.com se pueden encontrar diferentes documentos que explican las consecuencias de este tipo de producción industrial en los territorios.

“A esta altura ya todos sabemos que cuando nuestro cuerpo tiene fiebre necesita descansar y recuperarse. Así pasa con los territorios: ante el calentamiento global, los ecosistemas colapsan y necesitan tiempo y cuidado para recuperarse. Estamos violentando nuestra casa con fundamentos nefastos, ningún ‘progreso’ lo justifica”, dijo una de las primeras oradoras, María Fernanda González Robledo, para transmitir su preocupación sobre los efectos que esas megafactorías tendrían sobre un ecosistema que ya está enfermo. Lo mismo se preguntó otra oradora, Carolina Costas: “¿Cuántas vidas y naturaleza vamos a sacrificar por el progreso?”