Gustavo Arribas, el director de la Agencia Federal de Inteligencia acusado de recibir sobornos de la constructora brasileña Odebrecht en el marco de la investigación conocida como Lava Jato, transfirió los negocios en el fútbol a su hijo en Argentina y a su sobrino en Brasil, un trío presente en el último registro de representantes de jugadores de la Asociación del Fútbol Argentino. Se trata de Ezequiel Arribas y de Juan Manuel Gemelli.
El jefe de los espías aún mantiene con Gemelli la sociedad Soccer Player Agenciamento Esportivo en San Pablo, que recién admitió en la ampliación de la declaración patrimonial ante la Oficina Anticorrupción después del escándalo en el que lo involucró un arrepentido de Odebrecht, dos años más tarde de que Mauricio Macri lo designara en el cargo. Gemelli, que se radicó en Brasil luego de la polémica transferencia de Carlos Tevez a Corinthians en 2005, es la mano derecha de Arribas en el fútbol, la continuación de las transferencias que evaden la prohibición de la FIFA de que una persona física -un tercero- sea dueño de los derechos económicos de un futbolista.
«De (Gustavo) Arribas no supe más nada -dice un intermediario argentino que trabajó con la familia-. Lo que sí, que el hijo está trabajando en el fútbol. Siguen trabajando con la gente de Stellar Group. Está laburando más en el fútbol que en otra cosa. Eso lo tengo claro». Ezequiel Arribas -33 años, su hijo mayor- se especializó en dirección de fotografía en la New York Film Academy. Alquilaba servicios de filmación y equipos en Los Ángeles, donde vivía hasta que volvió a Argentina. Ahora acompaña a los futbolistas a Europa y otros países para ayudarlos en la adaptación, aprovechando que habla varios idiomas. También edita los videos con las mejores jugadas. Entre otros, los de Luan, la figura de Grêmio, campeón brasileño de la última Copa Libertadores. «Está aprendiendo», admite el intermediario. Arribas hijo suele pactar las reuniones de negocios en el fútbol en el Hotel Madero, donde se concentra el plantel de Boca.
La triangulación de Jonathan Calleri -de Boca a Deportivo Maldonado de Uruguay y de ahí a São Paulo- fue la última intervención directa en el fútbol de Gustavo Arribas, seis días después de que Macri anunciara que sería el director de la AFI, el 3 de diciembre de 2015. Era el asesor en Latinoamérica del Stellar Group inglés, emporio dueño de Maldonado, el club por el que trianguló futbolistas para reducir el pago de impuestos y mantener la propiedad de los jugadores. Otro jugador de Stellar Group que pasó por Deportivo Maldonado -sin jugar un segundo- previo arribo a Europa es el brasileño Allan, que juega hoy en Napoli de Italia. Gemelli, el sobrino de Arribas, figura con Allan como socios de AMMT Investimentos Imobiliarios, cuya principal actividad económica es la «compra y venta de inmuebles propios». Tiempo llamó a los teléfonos de las sociedades de Gemelli -no existen o nadie los contesta-, además de enviarle un correo electrónico a su dirección.
Gemelli -38 años, con un pasado de estudiante de Organización de Eventos en la Universidad de Palermo- sí aparece en el actual catastro de intermediarios de la Confederación Brasileña de Fútbol. En 2012, Arribas y Gemelli cayeron en una redada de la AFIP contra los representantes, cuando les bloqueó el CUIT a 146 de los registrados en la AFA por evasión impositiva a través de la triangulación de operaciones en «paraísos fiscales deportivos». Algunos compañeros de un equipo de fútbol que integró en un torneo en GEBA antes de mudarse a San Pablo después del pase de Tevez recuerdan lo que se decía en el vestuario: «El tío está metido en Boca. Es muy amigo de Macri». En la denuncia de Arribas por falso testimonio al arrepentido de Odebrecht que lo acusó de recibir sobornos en una cuenta de la sucursal Zurich del Credit Suisse, la justicia argentina le pidió a las autoridades suizas que registraran si había recibido pagos en una cuenta de Gemelli.
En diciembre de 2016, Arribas apareció mencionado en L’Espresso por otra cuenta en un banco suizo: el semanario italiano reveló que Porto de Portugal le pagó en 2011 al propietario del 70% de la ficha del brasileño Alex Sandro 6,1 millones de euros en el HSBC. El propietario era Maldonado. Según los Football Leaks, la filtración de documentos más grande en la historia del deporte, Arribas estuvo detrás del depósito por el pase de Alex Sandro. Ese año de las transferencias -del jugador y la bancaria-, la revista brasileña Placar lo retrató con habano y Martini en mano, sentado a una mesa de paño verde junto a otros cuatro empresarios ligados al fútbol. «Los dueños del juego», se tituló la nota.
«Es como dijo una vez José Luis Calderón, que del fútbol todos se quejan pero nadie se va -dice otro representante argentino, desde Rusia, en referencia a los herederos familiares-. Arribas es un tipo súper inteligente, valorado en Europa, con una capacidad arrolladora. Lo que pasa es que en Argentina tener plata es ser delincuente».