Jessica Nevo, socióloga y activista por los derechos de los palestinos, nació en Argentina y migró a Israel en 1978. Vivió en al menos cuatro “ciudades mixtas”, como se conoce a los distritos israelíes con población palestina. Esa frágil coexistencia entre árabes y judíos se quebró tras semanas de tensión en Jerusalén, primero por los desalojos en el barrio palestino de Sheij Jarrah y luego por la represión de la policía israelí en la explanada de las mezquitas, tercer lugar más sagrado del Islam, durante el Ramadán. “Las ciudades mixtas se conectaron con lo que pasa en Jerusalén oriental. No importa si los palestinos que viven en Israel tienen ciudadanía”, señala Nevo. Integra la Coalición de Mujeres por la Paz y trabajó para Zochrot (difundir entre los judíos israelíes las consecuencias de la Nakba, el éxodo de los palestinos tras la creación del Estado): 20% de la población israelí -2 millones- es de origen palestino.
-¿Por qué los palestinos que son ciudadanos de Israel se sumaron a las protestas en la Franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén oriental?
-En todas las ciudades mixtas aún se pueden ver los restos de las casas de piedras que fueron de palestinos. Allí hay también un tipo de comunidad formada por judíos jóvenes y religiosos que abren una sinagoga y marcan presencia. A los medios no les interesan estas comunidades que se van a vivir dentro de los barrios árabes de Lod o de la ciudad vieja de Acre. Por otro lado, algunas de las casas de los palestinos que debieron huir en 1948 fueron remodeladas por judíos y luego vendidas a un precio mayor. Los árabes no pueden acceder a ellas.
-¿Es un tema de desplazamiento dentro de las propias ciudades israelíes?
-En Yafo había 90 mil palestinos hasta el 14 de mayo de 1948, y en dos días quedaron 9 mil. Son los refugiados internos. Gente que fue echada de Haifa se fue a Lod. Luego los echaron y se fueron a Beersheva. Los echaron de Beersheva y se fueron a Gaza. El 85%de los que vive en Gaza son refugiados o descendientes. Hasta estos últimos días, uno de los éxitos de la estrategia sionista había sido fragmentar a los palestinos de Gaza, de Cisjordania, de la diáspora y a los palestinos ciudadanos de Israel.
-Estos días se habló de guerra civil por lo que ocurre en las ciudades mixtas. ¿Cómo conviven entre palestinos y judíos en Israel?
-La gente vive dentro de la segregación que hay, por ejemplo, en las escuelas. Dentro del Ministerio de Educación hay un departamento para las escuelas árabes, otro para las escuelas no árabes y un tercero para las escuelas religiosas judías. Hay una herida básica: cómo se creó el Estado de Israel. Este lugar no estaba vacío. Se trata ya no de un problema de ocupación, sino de colonialismo de colonos. La gente viene para quedarse, como los holandeses que fueron a Sudáfrica o los ingleses a Australia y Nueva Zelanda.
-El mes pasado Human Rights Watch acusó a Israel de “apartheid” por el trato hacia los palestinos en los territorios ocupados y la expansión de asentamientos israelíes.
-Hay muchas características de apartheid. Hay caminos y rutas separadas para colonos y palestinos, que tiene que estar horas parados en los chekpoints. Una de las organizaciones de DD HH más importantes de Israel, B’Tselem, tenía abogados que representaban a los palestinos en las cortes militares israelíes, o las de la ocupación, es decir, dos sistemas legales diferentes y paralelos. Esa es una característica del apartheid. Tras 20 años dejaron de cooperar, porque es un doble juego: hablás contra de la ocupación, pero usás sus mecanismos para representar a un palestino que no tiene ningún tipo de derecho.
-¿Netanyahu puede aprovechar esta crisis para formar gobierno?-Lo beneficia. Destrozó el sistema legal. Es responsabilidad por haber hablado en contra el jefe de la policía y la Corte por sus investigaciones. Fue gastando la confianza en el sistema democrático. La gente toma la ley por sus manos. Naftali Bennett (líder del ultraderechista Yamina, “a la derecha” en hebreo) dijo que no seguirá con la posibilidad de formar un gobierno de cambio porque no se puede llegar a un acuerdo con uno de los partidos árabes. Si Netanyahu no logra formar gobierno, habrá quintas elecciones o hará que se cambie la ley y se pueda elegir directo al primer ministro