En la provincia de Buenos Aires, la epidemia de dengue está en su pico con más de 46 mil casos confirmados y 44 distritos con brote declarado. Frente a la ausencia del Estado nacional, la gestión de Axel Kicillof trabaja en una campaña territorial en las zonas más afectadas y produce repelente propio que distribuye en los barrios donde hay focos epidemiológicos.
La decisión del gobierno de Javier Milei de delegar en las provincias el manejo del brote de dengue abrió otro frente de conflicto con el gobierno bonaerense, que se suma a los que ya vienen desde diciembre por el parate de la obra pública, el recorte de recursos, la eliminación del Fondo de Incentivo Docente y las transferencias previsionales, entre otros. «Parece broma, pero es muy serio. Y muy grave. Un presidente inspirado en una ideología o un credo liberal libertario, anarcocapitalista, de la Escuela austriaca del siglo XIX que nunca se aplicó en ningún lado, ‘decide’ borrarse por completo ante la epidemia de dengue más grave de la historia», posteó este jueves el gobernador Kicillof para mostrar el enojo por la actitud del gobierno libertario al que viene calificando de «desertor».
En la Provincia, los casos autóctonos de dengue comenzaron a registrarse en la tercera semana de noviembre de 2023. En la actualidad hay brotes en 44 localidades de la provincia, un registro histórico de contagios que las autoridades esperan que baje en las próximas semanas, conforme desciendan las temperaturas. Desde agosto del año pasado hasta el 20 de marzo -fecha del último Boletín Epidemiológico- se notificaron 62.043 casos con sospecha de dengue en 130 municipios: 46.035 casos positivos (45.635 confirmados y probables 400), 1400 fueron descartados y 14.608 continúan en estudio. Del total de casos positivos, 44.451 son autóctonos y 1584 son importados.
La zona más crítica está en el Conurbano y La Plata. Hasta ahora, se registraron 1811 pacientes internados, 75 que necesitaron cuidados intensivos y 31 muertos. Los municipios con mayores tasas de incidencia son José C. Paz, San Miguel, Lanús, San Isidro, General San Martín, Lomas de Zamora, Quilmes, Avellaneda, Tres de Febrero, Moreno, Florencio Varela, Morón, Vicente López, San Fernando y Hurlingham. Se identificaron los tres serotipos, DEN-1 y DEN-2, y en Morón, un caso DEN-3.
En medio de la tensión con Nación por la ausencia de un plan contra el dengue, el Ministerio de Salud bonaerense, que conduce Nicolás Kreplak, viene trabajando en dos líneas centrales: por un lado, con operativos en el territorio para controlar los focos epidemiológicos, y por otro, con la producción de 10 mil frascos de repelente por semana que se fabrica en el Instituto Biológico Tomás Perón. Ese repelente es utilizado para abastecer a hospitales, centros de salud y también para distribuir en los barrios con contagios.
En lo que va del 2024 se realizaron más de 1400 operativos territoriales por dengue y en esta última semana, hubo 86 en 30 municipios, según precisaron desde la cartera sanitaria a Tiempo. Esos operativos están a cargo de los 1300 promotores y promotoras de la salud que trabajan bajo la coordinación del ministerio en los 135 municipios. Se ocupan del bloqueo de foco, es decir: de recorrer las manzanas que están alrededor del caso confirmado para informar a la población, descacharrar, analizar si es necesario fumigar, reforzar las medidas de cuidado y entregar repelentes.
La fabricación de repelente en el laboratorio Tomás Perón comenzó en noviembre de 2023 y, en el último tiempo, pasó de 3 mil a 10 mil fracos por semana, la máxima capacidad de producción. Ese número podría ser superior si el DNU 70 no hubiera eliminado la Agencia Nacional de Laboratorios Públicos (ANLAP). «El laboratorio tiene mucho tiempo, pero la escala nos permite fabricar hasta el momento 10 mil frascos por semana, que nosotros los distribuimos en hospitales, centros de salud, también mandamos a escuelas, en la medida de lo posible», señaló el ministro Kreplak a Tiempo y contó que la mayoría de los repelentes es distribuido en los barrios: «Por día hacemos alrededor de 150 operativos territoriales en los barrios junto a los municipios, ahí encontramos zonas de muchos casos y entregamos la mayor parte del repelente».
El ministro consideró que el gobierno nacional debería haber intervenido en diciembre, apenas asumió, y dijo que nunca consultó al gobierno bonaerense para, por ejemplo, ayudar a incrementar la producción de repelente e incluso ayudar a otras provincias. «Nosotros ya estamos en caída de casos, están bajando los casos en la región del centro, del pico máximo. No sé cuantas semanas más quedan, me parece que tiene que intervenir pero por supuesto tendría que haber intervenido antes», señaló.
El funcionario también rechazó los argumentos del gobierno nacional que culpó del brote a la gestión de Alberto Fernández. «No es la mejor forma de gestionar echar culpas para atrás. Uno asume el 10 de diciembre y ya sabíamos todos que iba a haber una temporada de muchos casos de dengue. Más que eso hay que sentarse a trabajar», dijo y agregó: «Al menos yo no conozco o si hay yo no lo conozco, un plan de acción integral del Ministerio de Salud de la Nación».
Habló también de la falta de campaña nacional que informe sobre la enfermedad. «En Provincia nos la pasamos poniendo comunicación oficial sobre el dengue, ahora ya estamos comunicando sobre la vacuna contra el Virus Sincicial Respiratorio (VSR) porque hay que vacunarse ahora para no tener lo mismo en invierno. También la Nación tiene que ponerse hablar de que hay que vacunarse para evitar las epidemias del invierno», cuestionó. Y amplió: «No hubo campaña de comunicación, no se financiaron reactivos para el diagnóstico, innumerable cantidad de cosas que yo creo que hay que hacerlas, hay que sentarse a trabajar».
Un ministro que aparece sólo para convertirse en meme
El ministro de Salud de la Nación, Mario Russo, permaneció en silencio desde que comenzó el mayor brote de dengue del que se tenga registro en el país. Hasta esta semana. Apareció en los medios para responsabilizar a la inacción del gobierno anterior por la virulencia del brote actual y dejó una máxima que no tardó en convertirse en meme: “Cuidado con los pantalones cortos”, dijo.
A comienzos de la semana la cartera sanitaria nacional había emitido un comunicado para acusar al gobierno de Alberto Fernández por el brote de dengue, pese al carácter estacional de la enfermedad. El mensaje apuntaba, además, a dejar en manos de los gobiernos locales las acciones de prevención y combate del dengue. Russo insistió en el carácter “rector” de su ministerio, al que sólo le correspondería dictar estrategias para que las jurisdicciones actúen en consecuencia. Nada de fumigar ni repartir repelentes, que además se volvieron imposibles de conseguir en góndolas de supermercados y farmacias. Sin que el mercado lo regule, pese a la lógica del Gobierno.
El área a cargo de Russo también sembró dudas sobre la efectividad de la vacuna contra el dengue, pese a que está aprobada por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT). Desde el Ministerio de Salud de la Nación se argumentó que se seguía analizando el tema, de acuerdo a recomendaciones de expertos, pero lo cierto es que a principios de marzo la Comisión Nacional de Inmunizaciones (Conain) ya le había recomendado que avanzara en la implementación de una campaña focalizada de vacunación, algo que aún no se concretó.
Luego, se sumó una medida a la inacción nacional: el Gobierno levantó trabas a la importación de repelentes, ante la alta demanda y la falta de stock, y suspendió la intervención de la ANMAT sobre estos productos durante 30 días. Profesionales de la salud y la ciencia advirtieron sobre el riesgo de permitir el ingreso de sustancias sin control. Russo admitió, además, que esos repelentes importados llegarían “en los tiempos que diga Amazon”.