«Milei, Trump. No sé si tendrán asesores. Milei, si los tiene, no escucha mucho (…). Lo he visto a Milei en una tele, no sé en qué estado y previo a la ingesta o después de la ingesta de qué sustancias, dije: ‘Es imposible que gane las elecciones'». Óscar Puente Santiago es ministro de Transporte y Movilidad Sostenible de España desde noviembre. Ex jefe de campaña de Pedro Sánchez y portavoz del PSOE, abogado de 52 años, nacido en Castilla. Lo definen como un «personaje conocido por sus ligerezas». En una mesa redonda de la escuela de gobierno del PSOE lanzó este viernes la frase sobre el presidente argentino. Un concepto generalizado en España y en muchas partes. Pero viniendo de un ministro y hacia un presidente extranjero se convierte en un exabrupto.
La respuesta llegó en el lenguaje habitual del gobierno argentino. Un comunicado con el tono insultante permanente. Mediante un mensaje oficial de presidencia, Milei puso en entredicho la legitimidad del gobierno de Pedro Sánchez, lo acusó de «poner en peligro» la unidad del país «pactando con separatistas» y «permitiendo la inmigración ilegal” y, encima, lo manda a hacerse cargo de «problemas más importantes» como «las acusaciones de corrupción que caen sobre su esposa, asunto que lo llevó incluso a evaluar su renuncia».
Milei es el mismo dirigente político que dijo barbaridades de gobernantes de Colombia, Venezuela, Brasil y otros, pero no recibió semejantes respuestas, aun cuando el ataque era hacia presidentes. Es el mismo que destrató en Davos a los gobiernos socialistas, socialdemócratas y progresistas de Europa y tampoco dieron peso a sus palabras. Ahora, la respuesta del gobierno español fue la de rechazar «rotundamente” las críticas de Milei: «No se corresponden con las relaciones de dos países hermanos». Al mismo tiempo, el PP y también Vox se subieron al carro para pedir cabezas a troche y moche. El líder de la ultraderecha, Santiago Abascal, consideró «moderada» la respuesta del argentino.
Nada es casual. La clave es que Javier Milei decidió capitalizar la situación para abrazar aún más a la derecha española. En octubre pasado, antes de ungirse presidente, Javier Milei berreaba en un festival de Vox, Viva 22: «Somos superiores». También enardeció a los ultraderechistas que lo vivaban: «El socialismo es la máquina de empobrecer». Desde el mismo escenario, Abascal lo miraba embelesado. Es el mismo que le enviaría un mensaje por X la noche de las elecciones argentinas («Felicidades querido Javier por tu gran victoria») y le devolvió la visita cuando el argentino asumió la presidencia. Causó verdadera impresión que uno de los balcones del Congreso Abascal liderara una fascinada banda de ultrareaccionarios.
Se volverán a ver en Madrid, el 18 y el 19 de este mes. Milei confirmó que asistirá a la cumbre anual de Vox, que para Abascal significará un lanzamiento con vistas a las elecciones para el parlamento Europeo, del 9 de junio. «Europa Viva 24» se autocalifica como una «convención de patriotas». Se compondrá de dos jornadas, pretende ser una reunión del ultraderechismo mundial, con muchos líderes internacionales. Se anuncian «conferencias, discursos, encuentros, zona comercial y gastronómica, y actividades lúdicas». Abascal y, presumiblemente, Milei disertarían en la sesión del domingo. No será una visita oficial: el presidente argentino no se verá ni con Sánchez ni con el Rey.
La cumbre se realizará en el Palacio de Vistalegre, concebido inicialmente como plaza de toros, en el distrito de Carabanchel, con capacidad para 15 mil personas: allí, en 2018 se produjo la primera gran movilización de la fracción, con más de 10 mil asistentes.
Volviendo al presente, el gobierno español se refugió en intentar bajarle los decibeles al conflicto. Y apuntar a la discusión interna. Por caso Yolanda Díaz, líder de Sumar, vice segunda de Sánchez, acusó al PP de que «ante el crecimiento económico y el reparto de riqueza del gobierno español, elige ponerse del lado de la recesión y empobrecimiento masivo del argentino». El presidente dio vuelta la página: las portadas de la mayoría de los diarios reflejan su potente arenga ante las elecciones en Cataluña por “una victoria amplia contra la parálisis” y para “gestionar la convivencia” en la región. Pero no se olvida de las derechas: «Fueron dos presidentes de derechas, en Moncloa y en Palau, los que llevaron a la quiebra en Cataluña».
¿Olvido y perdón para el episodio con Argentina? «Sánchez trabajará seriamente para que la sangre no llegue al río», aseguró uno de sus allegados desde Madrid. Mucho dependerá de las actitudes de este lado del océano. También confirmó que hubo llamadas tratando de calmar los ánimos. Pero que ninguna partió desde la Casa Rosada. «