Tres policías de la Ciudad, la fuerza más nueva y letal de la Argentina, serán juzgados a partir de este lunes por un caso de gatillo fácil. Se trata del crimen del remisero Claudio Romano, cuando en circunstancias poco claras, en octubre de 2019, los agentes abrieron fuego en reiteradas oportunidades sobre su cuerpo, aún cuando agonizaba y no representaba ningún tipo de peligro, según se desprende de las imágenes de cámaras de seguridad.
Los uniformados Claudia Alejandra Beatriz Manzanelli, Daniela Isabel López y Darío Ramón Pérez, quienes no fueron separados de la fuerza, estarán sentados en el banquillo de los acusados ante los jueces del Tribunal Oral Criminal Nº 12 de la Ciudad, que deberán establecer su responsabilidad en el homicidio de Romano, ocurrido aquel 1° de octubre, poco antes de las 11, en el barrio porteño de Villa Crespo.
A horas del inicio del debate oral, Lucía, quien era la pareja de Claudio, manifestó: “estoy tratando de respirar bastante hondo ya que ahí voy a conocer personalmente a los tres policías y me genera bastante impotencia ya que ellos estuvieron libres estos cinco años y tienen el beneficio de que al ser policías pueden esperar esta instancia en libertad”.
“Claudio era muy compañero, buena persona y querido por todos, trabajador y responsable… era el papá del corazón de mi hija, por así decirlo, y vivía con nosotras y con mi hijo mayor con quien también tenía muy buena relación y eran compinches”, rememoró la mujer.
“De ese día recuerdo todo -señala Lucía-. Llovía mucho y se fue a llevar a sus clientes, unos pacientes de un centro médico. Solíamos hablar siempre por Whatsapp durante el día. Yo miraba los noticieros y le avisaba dónde había cortes de calle, así podía llegar a llevar a los pasajeros a horario”.
“El último mensaje fue a las 10:30 pasadas donde me dijo que estaba cargando gas y después no contestó más”. De hecho, uno de los mensajes que no tuvo respuestas fue el que le advertía que no pasara por Malabia porque estaba el tránsito interrumpido por un operativo policial. Lo que ella no sabía era que Claudio había sido el protagonista de aquel suceso. “Veo la nota en Canal 9 y le volví a escribir para que no vaya por Malabia, sin saber que estaba ahí…”, describe y sigue: “A la siesta empecé a llamar a los hospitales porque seguía sin atender y a las cinco de la tarde me llama el comisario ya que el auto está a mi nombre, diciéndome que falleció en un confuso episodio”.
El caso
A partir de la secuencia que quedó registrada en las imágenes captadas por las cámaras de la cuadra de la calle Malabia al 900, se estableció que Claudio, de 39 años, estacionó su auto en doble fila detrás de un patrullero. “Por razones que no conocemos, se bajó y se dirigió a la ventanilla del móvil policial. Tenía algunas heridas superficiales de arma blanca en el abdomen y las muñecas, cuyo origen también desconocemos”, reconstruyeron desde CORREPI, cuyos abogados oficiarán de querellantes en el juicio que empieza el lunes y se extenderá al menos tres jornadas más.
“Lo que sí sabemos, porque está filmado, es que Claudio introdujo su brazo derecho, en el que tenía una navaja tipo “kerambit”, por la ventanilla del patrullero y realizó un movimiento, para de inmediato correr rodeando la trompa del auto. El policía Pérez, que estaba al volante del patrullero, tuvo una lesión también superficial en dos dedos de la mano”, añadieron desde la ONG.
En ese instante hubo dos disparos: uno de Pérez y otro de su acompañante, la oficial Manzanelli, que impactaron en la ventanilla del lado derecho del patrullero. Manzanelli descendió del móvil y realizó un tercer disparo, que impactó en el muslo izquierdo de Claudio, que cayó al piso y permaneció inmóvil durante casi un minuto. De acuerdo a la CORREPI, en ese lapso, los dos policías, más la oficial López, que estaba en la vereda a pocos metros haciendo una diligencia, lo miraron, se alejaron y usaron sus celulares.
Después, los policías rodearon a Claudio, quien seguía tendido en el piso y cuando el muchacho intentó levantar apenas su torso, el oficial Pérez le pateó la cara con potencia. A los pocos segundos, Claudio intentó nuevamente sentarse. Esta vez, Claudio recibió balazos de los tres uniformados. “La navaja estaba ya lejos de su cuerpo. Los disparos sólo cesaron cuando era evidente que estaba muerto”, graficaron desde CORREPI.
La defensa de los homicidas quedó en manos de tres abogados de la División Asuntos Penales del Ministerio de Seguridad de la Ciudad. En diálogo con Tiempo, la abogada y referente de CORREPI, María del Carmen Verdú, puntualizó sobre la hipótesis que mantiene la policía relacionada a que todo se trató de “un suicidio por transferencia”. “Van con la tesis del «suicide by cop» que desde luego no excluye la responsabilidad policial por el homicidio aun cuando fuera cierto. También argumentan que no les quedaba otra que disparar porque tenía un arma blanca. En el video se ve bien que cuando lo matan ya no podía levantarse, había estado casi un minuto inmóvil y ya había tirado la navajita”, analizó.
“No sabemos qué pasó antes. Hasta las 10:39 estuvo intercambiando mensajes de voz con total normalidad con la compañera y con la remisería. Para antes de las 11 ya estaba muerto”, detalla Verdú, quien concluye: “Evidentemente algo le pasó pero no sabemos qué. Igual, sea lo que fuere, se ve claramente que lo fusilaron”.
Lucía agrega que fue «al día siguiente a recorrer el lugar y los vecinos tenían miedo. Esos 15 minutos desde que hablé con él hasta las 11 que fallece, desapareció de la tierra. Las cámaras de la zona en ese horario desaparecieron y los vecinos me dijeron que pasaron los policías retirándolas«.