Desde hace unos meses, en los barrios profundos de la Ciudad de Buenos Aires desconocen la existencia del Estado. Las organizaciones que tratan de llenar ese vacío y que tienen a cargo comedores y merenderos populares denuncian que la ausencia de políticas alimentarias para el sector es total. Son alrededor de cien espacios que alimentan a diario a más de 12.500 vecinos y vecinas de la Ciudad que carecen de ingresos y no pueden acceder a la canasta básica de alimentos.

Estos sectores son ignorados por el Gobierno Nacional y abandonados por el Ejecutivo porteño. Sufren el escarnio ocasionado por las políticas nacionales y el Gobierno local, un doble ajuste que impacta directamente en miles de niños, niñas, personas de mediana edad y adultos mayores que este año no tendrán un plato de comida en Nochebuena.

“El gobierno porteño de Jorge Macri no nos dio ni un paquete de fideos para esta navidad. Vamos a pasar una nochebuena sin nada. Está más complicado el tema de los comedores y merenderos. La gente pasa por esta situación tan crítica en esta ciudad tan rica, es increíble”, señaló a Tiempo Silvia Aquino, coordinadora de la organización Liberación Popular de CABA que maneja comedores y merenderos en los barrios de Soldati, Piletones, Bajo flores, y en la Villa 21-24; entre otros.

El hambre en los sectores populares ya no se puede esconder. Los barrios más postergados de la Ciudad de Buenos Aires se niegan a permanecer quietos y en silencio, mientras continúan negociaciones eternas en busca de alimentos por parte del Ejecutivo porteño. En estos últimos meses se movilizaron a la sede de gobierno, realizaron radios abiertas y entregaron petitorios con el objetivo de ser escuchados.

 “Más allá de todas las acciones que realizamos la Ciudad siempre nos ignoró. Esta Navidad, no vamos a poder dar nada porque no tenemos nada. Hemos tratado de ver qué se puede hacer, aunque sea estamos queriendo realizar algunas meriendas, para dar algo a los vecinos o hacer alguna cosa para poder colaborar este día, pero realmente ya no podemos”, cierra Aquino.

La mayoría de los espacios que fueron abandonados por la intendencia porteña, se encuentran dentro del Frente Popular Papa Francisco. Un espacio conformado por estos comedores que reclaman incansablemente la asistencia del Ejecutivo para poder alimentar a miles de vecinos que no pueden hacerlo por medios propios.

“Hasta último momento estamos juntando donaciones aunque sea para poder colaborar con algo para la Nochebuena. Lo que se hace generalmente en estas fechas es cocinar temprano pollo con ensalada rusa a la parrilla, el pollo o al horno que es lo más barato. Comprábamos una bolsa de papas y de zanahoria y se hacen ensaladas rusas, y eso se reparte como viandas”, contó a Tiempo Nahuel Sierra, referente social de las comunas 8 y 15 que tiene a cargo ocho merenderos y comedores en la ciudad de Buenos Aires.

Estas viandas solidarias generalmente se entregan cada 24 de diciembre al mediodía, para que las familias puedan contar con un aporte más en la mesa de la cena navideña. Pero este año la situación está muy dificil.

“Es todo muy a pulmón, todo se hace con donaciones. En esto no hay ningún tipo de asistencia ni del gobierno nacional, y mucho menos del gobierno porteño. Esto depende solamente de la solidaridad de los compañeros y compañeras que se organizan en estos espacios para las familias humildes y para la gente en situación de calle”, termina.

Ignorados por Milei y abandonados por Macri

El Registro Nacional de Comedores y Merenderos Comunitarios de Organizaciones de la Sociedad Civil (RENACOM) realizó una auditoría entre el 7 de febrero y el 26 de abril de este año. Según cifras oficiales de Nación, se relevaron 2646 establecimientos en todo el país. De ese total, 1247 (el 52,3%) no fueron validados como comedores o merenderos y el resto continúa en observación. Los criterios de ese relevamiento se desconocen.

Mientras el Gobierno de Javier Milei suspendió la entrega de alimentos a comedores y merenderos desde el pasado 10 de diciembre, la Ciudad se niega a reconocer a varios que se encuentran en el distrito porteño, y estos espacios se las arreglan como pueden. En algunos casos, las raciones en los merenderos y comedores populares de la CABA no sólo tuvieron que achicarse, en muchos de ellos redujeron la frecuencia. De estar presentes cinco o seis días de la semana algunos ofrecen una copa de leche una vez cada siete días.