La disputa por la quita de subsidios al transporte público en la Ciudad y Provincia de Buenos Aires empieza a tensionar la ya desgastada relación entre el PRO y La Libertad Avanza. El gobierno nacional adelantó que eliminará la Red Sube en transportes interjurisdiccionales, un subsidio clave para los pasajeros que utilizan más de un medio para llegar a sus destinos, y que atenta directamente contra las cuentas de ambas jurisdicciones.
El recorte, además de formar parte del checklist de la motosierra, abre un nuevo conflicto entre la Ciudad y la Nación por los fondos. El jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, mantiene desde su llegada el reclamo por la devolución de los fondos coparticipables que el gobierno de Alberto Fernández bajó de 3,5% a 1,4% durante el 2020, un conflicto judicial que heredó de su sucesor Horacio Rodríguez Larreta.
A través de un fallo que generó resquemor en varios gobernadores aliados, la Corte Suprema de Justicia dispuso que el monto que debe percibir la Capital Federal es de 2,95%, un número que ambas partes recibieron con simpatía. En este sentido, y para avanzar en las disposiciones del reintegro de fondos, el jueves pasado el jefe de gobierno y el ministro de Economía, Luis Caputo, tenían agendado un encuentro para avanzar con la letra chica del acuerdo, pero Toto se ausentó.
Cerca del ministro alegan que el faltazo se dio por cuestiones de agenda. Curiosamente, la decisión de no asistir a una cumbre clave se dio en medio de las tensiones que el presidente Javier Milei mantuvo latente toda la semana con su antecesor, Mauricio Macri, quien decidió votar contra el gobierno en el Congreso en tres proyectos sensibles para el oficialismo. Aunque en on the record ningún funcionario se atreve a mencionar la palabra “venganza”, no son pocos los que reconocen que este movimiento fue un mensaje para el ex presidente, que empieza a mostrar ápices de rebeldía.
Si bien Macri insiste en mantener su estrecha relación con el libertario a pesar de su entorno, sintetizado por él mismo en el asesor todoterreno Santiago Caputo, lo cierto es que el calabrés empieza a mirar con mayor desconfianza los movimientos del presidente. El miércoles pasado, ambos dirigentes se reunieron en Olivos a cenar, un evento que ya tomaron como costumbre desde hace varias semanas. En aquel encuentro, el presidente le hizo saber a su sucesor que no está dispuesto a entregar la cabeza de su más fiel soldado. Macri tomó nota, pero no se rindió.
Aunque luego emitió un comunicado despegándose de su bloque, el ex presidente movió sus fichas y le marcó la cancha al oficialismo, que volvió a dejar expuesta su languidez parlamentaria en las tres votaciones al hilo que perdió. El enojo de Macri, dicen en el gobierno, tiene como origen el cerco que impuso Caputo para evitar el desembarco de las primeras líneas del PRO en la gestión nacional, un convite por el que el ex presidente promete insistir hasta el final.
Para el boquense, la llegada de Javier Milei a la presidencia se concretó gracias a su apoyo irrestricto en la carrera del balotaje, una postura que desde la mesa chica de la gestión libertaria desechan por completo. En este sentido, Caputo le hizo saber en más de una reunión a Macri que no están dispuestos a entregar ninguno de los espacios que el padre del PRO quiere para sí, como la secretaría de Transporte -para Guillermo Dietrich-, el manejo del ANSES, la Inspección General de Justicia, y la Hidrovía, entre otras arcas claves desde donde el ex jefe de gobierno podría desplegar un poder fundamental para, por ejemplo, desgastar al oficialismo desde adentro.
Atenta a todos los movimientos tectónicos que genera la relación que su hermano insiste en mantener con Macri, la secretaria general de la presidencia, Karina Milei, se concentra en robustecer La Libertad Avanza en CABA, territorio por excelencia del PRO. Para avanzar en el armado porteño, la ex tarotista dispuso a Juan Pablo Scalese, un joven hasta hace algunos meses inexperto en la construcción política.
El economista tiene como rol asignado la recolección de adhesiones para lograr que el partido nacional obtenga la personería jurídica en el distrito, un paso burocrático que le permitirá al oficialismo competir bajo el sello de LLA en CABA. Con esto, el oficialismo no necesitaría de ningún aliado circunstancial para presentar boletas en las elecciones del próximo año y competir mano a mano contra la hegemonía del PRO.
La decisión de separarse de Macri quedó expuesta, también, el jueves pasado en la legislatura porteña, donde La Libertad Avanza y los legisladores que responden a Patricia Bullrich votaron contra el financiamiento de obras de infraestructura vial a través de Autopistas Urbanas S.A. (AUSA), un proyecto clave para la gestión de Macri primo. Si bien el revés no llegó a causar daños, puesto que el oficialismo logró conseguir los votos para aprobar el proyecto, esta fue una muestra gratis de lo que sucederá del otro lado de la General Paz.
En las próximas horas, los cinco diputados bonaerenses que en mayo rompieron con el bloque PRO en la legislatura bonaerense concretarán la fusión con los libertarios. Se trata de Fernando Compagnoni, Sofía Pomponio, Florencia Retamoso, Abigaíl Gómez y Oriana Colugnatti, que pasarán a estar bajo el ala de Agustín Romo, el flamante presidente del nuevo bloque tras la salida de Nahuel Sotelo para asumir en la Secretaría de Culto y Civilización. De esta forma, el bullrichismo no sólo concreta, de a poco, su paso a las fuerzas del cielo, sino que acentúa sus diferencias con Macri, quien empieza a verse cada vez más rodeado por sus ex aliados.
Si bien dentro del Congreso nacional no existen indicios de que los legisladores de Bullrich podrían romper el bloque PRO, lo cierto es que el diálogo entre el oficialismo y los legisladores macristas no pasa por su mejor momento. Según pudo saber este medio, el diálogo con Cristian Ritondo, líder de la bancada amarilla y el puente entre Macri y Casa Rosada, está frizado desde hace algunos días. La razón sería el revés para el gobierno en las sesiones de la semana pasada.
En tanto, en las primeras filas del oficialismo no ocultan la bronca con el ex presidente, a quien le atribuyen las versiones que corrieron en las últimas horas sobre el aparente descontento de Karina con el jefe de gabinete, Guillermo Francos. Dentro del gobierno desmienten con énfasis los trascendidos y se acotan a advertir que el ex ministro del Interior está bien cuidado en su cargo.
En el mientras tanto, y aunque la relación es cada vez más tirante, el ex presidente y el libertario tienen en agenda volver a reunirse en los próximos días. El correr de las horas dirá si las milanesas y la ensalada que deglutan en cada encuentro tendrá sabor amargo.