Desde hace más de 10 años, el Circo La Audacia de la ciudad de Mar del Plata se presenta cada verano con su propuesta artística. Este es el único circo dirigido por artistas marplatenses y, sin lugar a dudas, es un fenómeno de nucleamiento tanto artístico como social.

Este circo en particular es un ejemplo de perseverancia y resistencia cultural. Claro que la crisis económica nos afecta a todos por igual, y el ámbito cultural es uno de los más golpeados. Sin embargo, en el caso de este circo, se suman otros elementos que, de manera insólita y casi absurda, «a lo Ionesco», dificultan aún más el desarrollo de su actividad.

A lo largo de estos años, la discusión en torno a la ubicación geográfica para el armado de la carpa ha estado sujeta a la voluntad de algún funcionario de la Secretaría de Cultura o de alguna oficina de inspectores municipales encargada de la tarea.

Debo decir, sin querer sonar insolente, que generalmente estas decisiones se toman, en el mejor de los casos, con más voluntad que pericia y conocimiento en la disciplina artística y sus necesidades específicas. Por ello, la carpa ha viajado de manera nómada por distintas locaciones de la ciudad, encontrando condiciones objetivas que, en muchos casos, rozan la precariedad.

A veces, sin embargo, hay que insistir y sacar nuestro mejor espíritu militante de divulgadores, incluso con panfletos en mano. Aún no se comprende que nuestras prácticas artísticas y culturales no son meros pasatiempos, sino ejercicios, costumbres y rituales que forman parte constitutiva de nuestra identidad. Desde allí se expresan y comparten sentimientos e ideas comunes sobre sueños, deseos, utopías y las diversas problemáticas de nuestras comunidades.

Por eso debemos proteger, cuidar y amar nuestras producciones culturales: nuestros teatros, conjuntos folklóricos, música y danza, cine y literatura, nuestra plástica, y, por supuesto, nuestro circo. En resumen, nuestro arte. Pensar que un circo es solo un circo y que, por lo tanto, no merece atención es un error. Más aún, un circo como La Audacia, el circo marplatense que los marplatenses debemos cuidar.

El circo La Audacia y un nuevo conflicto

En septiembre, el Circo La Audacia inició el trámite para solicitar el uso del espacio público, siguiendo el mismo procedimiento que utilizaron durante las vacaciones de invierno: enviaron una nota a la Secretaría de Cultura.

Con ello, esperaban que el Ejecutivo Municipal, a través de la Inspección Municipal, enviara la solicitud al Concejo Deliberante. Sin embargo, el pedido nunca fue enviado y, en su lugar, recibieron un acta de la Inspección Municipal, que les indicó que no podían continuar con el montaje de la carpa.

Mientras tanto, tres circos llegaron a la ciudad y lograron instalar sus carpas sin inconvenientes en tres espacios públicos. Alegra que otros circos lleguen a Mar del Plata, pero sorprende la falta de consideración hacia las propuestas culturales locales.

Fundamentos

El Circo La Audacia surgió gracias al esfuerzo de artistas circenses de Mar del Plata y, especialmente, por la colaboración de muchas personas que valoran la oportunidad de participar en una propuesta artística accesible para todas las familias.

Este proyecto ha permitido que numerosos niños conozcan el circo por primera vez. Su objetivo es reivindicar el arte circense, rescatando la esencia del circo tradicional argentino. Además, se ha convertido en un punto de referencia para los artistas circenses de la ciudad. Es importante destacar que la comunidad marplatense ha expresado en múltiples ocasiones la necesidad de contar con un espacio de estas características.

Distinciones del medio

El Circo La Audacia cuenta con la declaración de Interés de la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de General Pueyrredón y ha recibido el reconocimiento del Honorable Concejo Deliberante del Partido de Gral. Pueyrredón (Resolución 4171/17) por su labor social y cultural llevada a cabo desde el año 2013 en el distrito.

Asimismo, ha sido declarado de Interés Legislativo por la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires en 2018, a partir de la Jornada de Trabajo realizada ese mismo año en el HCD.

El Circo también ha sido reconocido con distintos premios, como el Faro de Oro, los Enrique Carreras, Estrella de Mar y el premio Teatro del Mundo, distinción otorgada por el Centro Cultural Rector Ricardo Rojas de la UBA.

Finales

A lo largo de la rica historia de los circos en nuestro país, el circo ha sufrido innumerables afrentas: persecución, hostigamiento, destrucción (recordemos la carpa del payaso Frank Brown), y olvido. Una vida trabajosa, áspera, de fricción, paradójicamente opuesta y distante al mundo de ilusión desplegado a la hora de la función, en medio del picadero y la pista.

Esa entrega emocional total, cargada de belleza, es la que nos impulsa desde la gradería a levantarnos y ponernos de pie para agradecer, entre aplausos y ovaciones, la humanidad desprendida y generosa de los artistas del circo.

Ese viaje cargado de arrojo, audacia, ingenuidad o delicadeza que ejerce la poética circense sobre nosotros y nos conecta con las risas, la imagen pura de la infancia, la anécdota y el recuerdo, se materializa únicamente por la virtud y el rigor profesional de estos artistas.

Es por ello Mar del Plata y funcionarios de cultura, que ahogar el artefacto del circo en vericuetos y papeles, en pasillos y burocracias, en indecisiones y tibiezas políticas, no es un gesto inteligente ni mucho menos amoroso para la cultura y los artistas de la «ciudad feliz». Brindemos para que este verano la carpa vuelva a levantarse con las mejores condiciones estructurales y emotivas, para poder celebrar juntos el ritual de ilusionistas y payasos.

Cierre

Llegó al teatro un señor bien vestido /Impaciente dejó su sombrero y abrigo./Pidió su entrada y/corrió hacia el palco. /Y preguntó rabioso/ Jadeante  /A los saltos /¿Y dónde demonios están mis payasos? / ¿Y los payasos? /En Argentina hemos salido de la arena misma,/Del picadero y la pista./De la conspiración independentista/ Y de los camarines patrióticos./Afloraron allí las/escenas, los parlamentos /Entre acrobacias, rimas, maromas,/Proezas y saltos. /Fuimos /siendo /Una especie rara de aprendices descarados./De acto en acto,/Inventores del artefacto. /Siempre está el payaso, la carpa, /Siempre el incendio, /La inquisición, /El maltrato. /Pues no se entiende ni comprende ciertamente aún /La extrañeza de esta gente./ Un Juan Moreira que no se entrega,/Actitud de Martín Fierro./Del fiero, del primero,/No de aquel que pretendió la vuelta./Boedo y Florida,/De los independientes, teatro abierto /Por la memoria, por la justicia /En el edificio y por las villas./Allí está y aparece como opción,/Se nos revela/Para vivir, vivos viviendo:/ Una de dos./ Rebeldes o domesticados. /¿Tendrá esta posición que ver con el teatro?

(N. de la reacción: De Eléctrico Carlos Marx, obra teatral de Manuel Santos Iñurrieta)