Desde el Norte hasta la Patagonia austral, la Argentina ofrece un sinfín de lugares atrapantes pero los amantes de la historia saben que hay sitios arqueológicos que invitan a viajar en el tiempo. Acá un repaso por cinco opciones en distintos puntos del país.
Tastil

En Salta, los vestigios de culturas precolombinas relatan la historia de América. Hay sitios que integran el Qhapaq Ñan (Camino del Inca) y es Patrimonio de la Humanidad (Unesco) como es Santa Rosa de Tastil, donde los expertos continúan revelando sus secretos. Son 17 hectáreas las que abarca este lugar donde apenas se ve un 80 por ciento y se estima que su población alcanzó las 3000 personas en momento de gran movimiento y su existencia data del año 100 al 1430 DC.
Cuando uno llega a Tastil, incluso hay guías de sitio como Alberto Olmos, que conducen y cuentan todo su saber acerca de los recintos y diferentes áreas que presenta la zona. Tiempo Argentino estuvo con el arqueólogo Christian Vitry, arqueólogo que investiga este sitio al que conoce desde chico. Cualquier persona puede recorrer el sitio donde además hay un centro de interpretación que recorre la historia y sumerge al visitante en la historia y la cosmovisión andina.
Para llegar en auto o en excursión turística, hay que saber que son unas siete horas aproximadamente lo que se necesitan para ir y volver desde la capital salteña, que está a unos 100 km y que requiere recorrer la Quebrada del Toro, sobre RN 51, a 75 km de Campo Quijano.

Quilmes
Es la Ciudad Sagrada de Los Quilmes que muchos señalan como el Machu Pichu argentino. Casi en la Ruta Nacional 40 en suelo tucumano, permite conocer además pueblos como El Pichao, Amaicha del Valle, El Bañado, Talapazo, Colalao del Valle, hasta los propios Quilmes, que mantienen hoy su poblado.
Cuando la ruta conduce hacia el sitio verá una zona que se convierte en dunas de arena blanca. De pronto el camino se ensancha y se eleva el cerro del rey que alberga a este sitio arqueológico pleno de historia.

Unos años atrás, se inauguró un centro de interpretación que se convirtió en una intervención museológica, escenográfica e interpretativa que se desarrolla en cuatro salas temáticas con diferentes narrativas sobre la vida de los Quilmes, diaguitas calchaquíes. Es novedoso y atractivo para toda la familia, grandes y chicos se sumergen en estas historias que son contadas al visitante con recursos visuales, auditivos y táctiles. Las instalaciones cuentan con un laboratorio para la investigación y estudio y se exhiben piezas arqueológicas de esta cultura.
Intihuatana
Le llaman “la ventanita”, que en la lengua ancestral se dice “intihuatana” y se ve desde la ruta como la cabecita de un alfiler. Dicen que por allí, desde hace más de 500 años, el primer rayo de sol pasa por esa ventana de piedra a las 8,25 de cada 21 de junio, cuando se produce el solsticio de invierno. Si fuera la celebración del Inti Raymi, el nuevo año en el calendario andino, las comunidades saludan al sol en ese lugar. Pero los viajeros que recorren la localidad de Fuerte Quemado, entre Tucumán y Santa María en Catamarca, lo ven desde el camino. Se puede estacionar porque en la base del cerro hay otro sitio arqueológico tan, tan cerca que atrapa al visitante. Se puede consultar con las oficinas de informes turísticos, los guías de la región y si se puede, acceder a la cima a través de un sendero original que asciende por la ladera de la montaña hasta la cima donde verá la magnífica construcción de piedra laja que en forma de pirca (piedras apiladas) forman un arco gigante. Es la famosa ventana.

Si se continúa con el recorrido rutero, una experta guía de turismo como Alejandra Arnedo recomienda visitar a los emprendedores que integran la asociación de Turismo Rural Sol de Altura que ofrecen sus puertas abiertas como el Molino de la familia Herrero.
El shinkal
El valle del Yokavil y del Quimivil en Catamarca son parte de los Valles Calchaquíes del norte argentino. Siempre por la ruta 40, se llega a Londres, capital de la nuez y también cerquita, al mayor centro administrativo incaico del cual quedan los restos y se puede visitar: es el sitio arqueológico el Shinkal de Quimivil donde una super recomendación es recorrerlo junto con la guía de sitio Rosa Nieve Ramos (Rosita del Shinkal) que desde 1998 conduce por los secretos de este sitio a donde llegaron los incas. Hay centro de interpretación y además un lugarcito para descansar y probar nueves de la zona. Pero la historia, la cultura y cada arbusto y piedra de este sitio le revelarán siglos de conocimiento y estudio de lo que fue la región 500 años atrás.

Hasta las manos
En el noroeste santacruceño otro Patrimonio de la Humanidad está en el Parque Provincial Cueva de las Manos. Es famoso a nivel mundial porque alberga el sitio con las pinturas rupestres y llegar es toda una travesía. Se viaja en vehículo particular o en excursiones. En el centro de informes hay guías que cada hora conducen a grupos reducidos y saben todo, pero todo, sobre la prehistoria y de los pobladores que habitaron aquí hace unos nueve mil años y dejaron su testimonio en cuevas en las laderas del gran Cañadón del río Pinturas. Según el color del pigmento las verá en rojos ocres, blancos y los expertos creen que se utilizó un hueso por donde se soplaba la pintura elaborada con arcillas y areniscas de la zona que de acuerdo al mineral prevalece cada color. Hay que estar atentos al clima: cuando el viento patagónico se enfurece, se suspenden las visitas porque son 1,5 km por un sendero que hay que transitar en la ladera del cañadón para admirar estas pinturas rupestres.

El Parque está en el Noroeste de la Provincia de Santa Cruz, a unos 116 km de la Ciudad de Perito Moreno, la Capital Arqueológica de esta provincia. Desde allí parten las excursiones y hay lugares para quedarse a descansar junto con la vecina localidad de Los Antiguos antes de emprender esta travesía.

