Corrupción, muestras traficadas, falsificación de datos… Desde hace cinco años, Rusia se sienta en el banquillo de los acusados del deporte internacional. Varias investigaciones han demostrado el alcance de las trampas para ocultar un sistema de dopaje que implica a todo el Estado, incluso a los servicios secretos.
La Agencia Mundial Antidopaje (AMA) decidió este lunes excluir a Rusia de los Juegos Olímpicos durante cuatro años, por lo que no estará en Tokio-2020 y en la edición de invierno de Pekín-2022, debido a la falsificación de los datos de los controles entregados a la entidad. Es uno de los escándalos que manchan desde hace años la reputación del país.
Una lista, no exhaustiva, de los escándalos:
Tráfico de influencias
A finales de 2011, Rusia está en la diana del servicio antidopaje de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF), que dispone de una lista de 23 atletas cuyos pasaportes biológicos son sospechosos. En varios casos, el proceso de la IAAF es demasiado lento, lo que autoriza a los rusos a disputar los Juegos de Londres-2012 y el Mundial-2013 en Moscú. Entre ellos, la maratoniana Liliya Shobukhova y medallistas en Londres como Sergey Kirdyapkin (oro en 50 km marcha), Olga Kaniskina (plata en 20 km marcha) y Yuliya Zaripova (oro en 3.000 m obstáculos), a los que se les retiran sus títulos olímpicos por dopaje.
«Quería evitar la sanción de 15 atletas rusos a la vez», admitió el expresidente de la IAAF (1999-2015), el senegalés Lamine Diack, ante la justicia francesa, competente porque cantidades de dinero se blanquearon en París. También admitió haber recibido dinero ruso, como un pago de 1,5 millones de dólares, para hacer campaña política en Senegal.
La investigación demostró que Shoukhova tuvo que pagar por su parte el equivalente a 450.000 euros en sobornos a su propia federación para evitar ser castigada.
Desaparición de pruebas en el laboratorio de Moscú
Según el ‘informe McLaren’ encargado por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), el laboratorio de Moscú actuaba bajo la influencia directa del Ministerio de Deportes cuando un control era positivo. Una vez informado, el ministerio decidía enviando el código «salvar» o «cuarentena». En el primer caso, la muestra positiva era simplemente guardada como negativo en la base de datos del laboratorio antidopaje. En su informe final, el jurista canadiense Richard McLaren estima que más de 500 controles positivos fueron blanqueados por este sistema entre 2011 y 2015. Esa fue una de las razones que llevaron a la AMA a exigir recuperar todos los datos originales de los controles del laboratorio.
Sochi-2014, el cénit del sistema
En los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi, Rusia juega en casa, pero a orillas del mar Negro es imposible trucar los resultados de los controles, que gestiona el Comité Olímpico Internacional (COI). «Pero son tramposos de alto nivel», advierte el exdirector del laboratorio de Moscú, Grigori Rodtchenkov, en un documental dedicado al caso, Ícaro. Fue el contenido mismo de las muestras lo que se cambió, reveló el médico, que después huyó a Estados Unidos. De noche, los frascos guardados en el laboratorio pasaban discretamente por un agujero a otra sala, donde se rellenaban con una orina «limpia» que habían entregado previamente los atletas rusos y que se habían almacenado en un edificio custodiado por el FSB (ex KGB). Los servicios secretos, incluso, habían ideado un sistema para abrir y cerrar los frascos… supuestamente inviolables.
Falsos documentos
El dopaje a gran escala en el atletismo llevó a la IAAF a suspender a Rusia en noviembre de 2015, aunque la puerta a la participación de deportistas rusos en competiciones internacionales quedó abierta para algunos de ellos, seleccionados, que demostraban estar limpios. En el Mundial-2017 de Londres, Danil Lysenko, uno de estos atletas autorizados a competir, gana la plata en salto de altura y encarna la nueva generación del atletismo ruso. Sin embargo, el 25 de junio de 2018 falta por tercera vez a su obligación de estar siempre localizable para poder someterse a controles sorpresa, lo que equivale a una suspensión. Peor, la investigación de la Unidad de Integridad del Atletismo (AIU) revela que la federación rusa le ha suministrado falsos documentos para defender su buena fe. El pasado 21 de noviembre, la AIU anuncia la suspensión de la Federación Rusa de Atletismo (RUSAF) y de siete responsables, entre ellos su presidente, Dmitri Chliakhtin, que ya fue sustituido.
La falsificación de datos
En septiembre de 2018, la AMA condiciona el levantamiento de la suspensión a la Agencia Rusa Antidopaje (RUSADA) a la entrega de la totalidad de los datos originales del antiguo laboratorio de Moscú. El objetivo es saber al fin los nombres de los deportistas dopados a los que protegió el sistema ruso. Tras dos viajes a la capital rusa, un equipo de la AMA logra recuperar una cantidad astronómica de datos a comienzos de 2019, pero gracias a expertos informáticos de la Universidad de Lausana (Suiza), los investigadores de la AMA llegan a la conclusión de que los datos han sido falsificados, algunos a finales de 2018 y otros a principios del 2019, justo antes de su entrega. Así, «cientos» de resultados de controles sospechosos han desaparecido. Incluso se descubren falsos mensajes, pretendidamente escritos por el doctor Rodtchenkov, convertido en la bestia negra de Moscú, fueron incluidos en el sistema de gestión de la información del laboratorio para acusar al ex patrón. Todo ello ha provocado que Rusia quede excluida de los Juegos Olímpicos durante cuatro años.