En la bisagra, entre el siglo pasado y el presente compartíamos con Adrián la redacción de Revista 23 y el programa Día D, en la tele. Cuando la realidad nos daba respiro, Adrián nos deleitaba con relatos de su otro mundo, el de los científicos y de los profes universitarios en Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Ahí había algo que la sociedad argentina no estaba mirando, mientras el país se caía a pedazos. El que la vio fue Edy Gerber. «Hay que hacer un programa de ciencia con Adrián», dijo.

Arrancaba 2003, un momento que traía por igual oportunidades y amenazas, ilusión y peligro. Aprovechamos una de esas oportunidades y nos colamos en la tele para hacer Científicos Industria Argentina. La idea era activar el orgullo en torno a la tarea de los investigadores, mostrar que es lo que se hace con los impuestos que pagamos todos y despertar vocaciones científicas. El país estaba roto, pero había personas que estaban pensando en cómo arreglarlo.

El ciclo se mantuvo en el aire durante 14 temporadas, casi todas en la TV Pública, menos dos que salieron por Telefé. Más de 700 emisiones; cuatro vueltas a la Argentina mostrando el trabajo de los investigadores; cinco Martín Fierro, seis premios FundTV y varias distinciones internacionales, como la de la Unión Matemática Internacional que lo distinguió como el mejor divulgador del mundo en 2014. Adrián ganó el Konex de Platino; y yo, otro Platino como mejor productor periodístico de la época. Científicos Industria Argentina fue la llave mágica.

La reconstrucción de los medios públicos que se inició en 2003 permitió que se abrieran más espacios. Canal Encuentro primero y después Pakapaka nos ofrecieron lugares soñados para desarrollar nuestras ideas. La visión de Daniel Filmus, Tristán Bauer, Verónica Fiorito y Jéssica Tritten hizo posible el nacimiento de Alterados por Pi, programa que se mantuvo nueve temporadas y que nos permitió mostrar que la matemática puede ser bella y que forma parte natural de nuestra vida. Con el talento y empuje de María Marta García Scarano, Woody González y Ariel Hassan, logramos que escuelas de todo el país se convirtieran, por un momento, en estudios de televisión. La experiencia de celebrar la fiesta de la matemática es una experiencia que llevaremos siempre en nuestros corazones.

Y hablando de corazones, fue el corazón de Adrián el que nos enseñó a latir con estas historias, y fueron su inspiración, su generosidad y su entusiasmo los que nos guiaron. Aquellos relatos de “su otro mundo” nos cambiaron la vida y cambiaron otras vidas. Las de chicos y chicas que mirando la tan demonizada tele descubrieron su vocación. Haber tocado una sola de esas vidas ya valió la pena».

Con Adrián hablamos todos los días y a diario discutimos sobre el impacto de la inteligencia artificial. Volver a hacer televisión no hay ninguna chance en el actual escenario de medios. Ya no los hay desde donde promover la ciencia. Pero quedan canales potentes como la radio y las redes. Él me orienta en la tarea que empecé en Radio Provincia (Laboratorio de Ideas, sábados de 15 a 17) y en las redes (videos para difundir lo que está pasando en el sistema científico y tecnológico con este gobierno). Sus consejos son fundamentales para mí.  «