Este fin de semana, el Centro Cultural de la Ciencia ubicado en Godoy Cruz 2276 de la ciudad de Buenos Aires se verá colmado por gente de todas las edades. Es que el libro científico ya tiene su primera feria, parte del Programa “Lee ciencia. Lee Futuro”. Se llevará a cabo en este Centro el 28 y 29 de este mes, de 12 a 19.
Organizada por el Centro Cultural de la Ciencia (C3) y el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, con la colaboración del Programa de Apoyo a Ferias del Libro de la Dirección Nacional de Proyectos Culturales del Ministerio de Cultura, esta feria “es parte de una política pública que entiende que la ciencia, su construcción y difusión, son imprescindibles para ampliar la capacidad soberana del país y estimular las vocaciones científicas de niños, niñas y jóvenes”.
Estará dedicada a libros y autores que abordan temas científicos desde la ficción y la no ficción y participarán veinte editoriales.
La apertura estará a cargo del ministro Daniel Filmus, y de la escritora Betina González, y el cierre, del invitado internacional Juan Nepote, ensayista y divulgador científico mexicano. El escritor Mempo Giardinelli participará junto al ministro Filmus de un debate.
-¿A qué tipo de público está dirigida esta Primera Feria del Libro Científico?
–Está dirigida a todo público, al público infantil y juvenil, pero también al público adulto. Cuando uno habla de libro científico no sólo se refiere a libros que tengan que ver estrictamente con avances tecnológicos, sino también a libros de divulgación científica para llegar con formas accesibles a un público mucho más amplio. El objetivo principal es despertar vocaciones científicas en chicos y en jóvenes. Hay una cantidad enorme de editoriales que publican libros de científicos que se dedican a la divulgación. Esta es la primera feria del libro científico que se hace en Argentina y es una de las estrategias que tiene el ministerio para difundir los avances de la ciencia y de captar nuevas inquietudes hacia ella.
–Entiendo que en esta feria habrá incluso libros de ficción referidos a la ciencia. ¿Es así?
-Sí, por supuesto. Es otra de las formas de difundir la ciencia. Hace muy poco hicimos un festival de cine científico en el que había documentales pero también películas con argumentos de ficción que tenían que ver con el desarrollo de la ciencia.
-Esta feria está dedicada a las llamadas “ciencias duras” o también a otras disciplinas?
-Nosotros les damos la misma importancia a las ciencias sociales que a las básicas. Hay temas que atraen mucho. Me refiero no sólo a los temas históricos, sino también a los ambientales que tienen una presencia enorme y ayudan a la gente a tomar decisiones respecto de las políticas ambientales, del extractivismo y de muchos otros temas de los que es necesario tener comprensión para opinar y poder decidir. En los últimos años se han planteado muchos debates sobre temas que van desde el aborto a la eutanasia. Hay diversos temas que son de debate político y que tienen un sustento científico. Por eso desde el Congreso de la Nación se invitaron a muchos científicos a hablar de ciertos temas para poder tomar decisiones. Sobre eso hay muchos libros, muchas opiniones escritas. Gran parte tiene que ver con las ciencias sociales: antropología, sociología, ciencias políticas. Por otro lado, la presencia de las ciencias básicas es cada vez más abarcativa porque, por ejemplo, hoy todas las posibilidades de comunicación están vinculadas al tema satelital. Como vimos en la pandemia, la solución de ciertos problemas depende de que haya un desarrollo biotecnológico. Temas como la transición energética para cuidar el planeta y muchos otros tienen que ver con las ciencias duras. Hay un gran interés por esos temas y lo importante es que se conozcan a través tanto los científicos como los divulgadores. En los diarios, y Tiempo Argentino es uno de ellos, hay gran cantidad de notas vinculadas al tema científico. Los diarios y portales de Internet tienen su página científica y sus especialistas. Hay una gran avidez por informarse sobre estos temas. Son muchas las editoriales que van a participar de esta feria porque es una forma de mostrar que hay una presencia y un interés bibliográfico, que hay un mercado importante en relación con estos temas.
-¿La intención de fortalecer la ciencia está relacionada con un modelo de país?
-Sin lugar a dudas. Imaginemos qué pasaría con la ciencia si triunfaran propuestas como la desaparición del ministerio y la privatización del CONICET. Cuando quienes hacen estas propuestas nos muestran el modelo de país al que quieren parecerse, nos muestra países que han invertido en ciencia: Corea, Estados Unidos, la Unión Europea, Israel, países que han tenido un enorme desarrollo que fue de la mano de la ciencia, de las universidades, del conocimiento. Si no hay un desarrollo científico seremos, como quieren quienes hacen estas propuestas, países totalmente primarizados que tienen que estar rezando para que llueva y así poder tener dólares. Algo muy distinto sería si Argentina lograra cambiar su matriz productiva y su matriz de exportaciones. Le voy a dar un ejemplo. La semana pasada presentamos la vacuna Arvac. Argentina es uno de los ocho países del mundo que ha logrado tener su propia vacuna bivalente para combatir el Covid. Es la primera vacuna desarrollada en la Argentina. Esto permite sustituir importaciones. Nosotros importamos 500 millones de dólares en vacunas por año. Pensemos lo que sería si se pudieran producir en nuestro país a partir de la tecnología que desarrollamos con ésta y las exportáramos. Argentina es un país que ha exportado científicos y que hoy tiene un número escaso de científicos respecto de las potencialidades de desarrollo.
-Entiendo que esta feria es parte del programa Lee ciencia. Lee Futuro. ¿En qué consiste ese programa?
-A través de este programa hemos publicado una cantidad muy importante de pequeños libros principalmente con cuentos o con textos de divulgación en dos colecciones, una para chicos y otra para jóvenes. Estos libros fueron distribuidos en todas las escuelas del país y son distribuidos también en el Centro Cultural de la Ciencia que depende del ministerio. Estos pequeños libros tienen un impacto muy interesante. Muchos chicos los leen y se enganchan para buscar al autor. Nosotros hemos hecho enormes campañas de lectura en las escuelas. En otro momento llevamos libros a las canchas de fútbol, a las plazas, a los lugares de espera del médico.
-También tiene podcasts relacionados con temas científicos: “Escuchá ciencia” y “Ciencia para jugar”.
-Sí. Muchos los han hecho los propios autores y otros los han realizado actores que han contribuido a difundir los libros de forma desinteresada.
-¿Por qué cree que los chicos se enganchan tanto con los temas científicos?
–He sido pedagogo durante mucho tiempo y creo que nada se parece más a un científico que un chico. Los chicos tienen la necesidad de preguntar por qué todo el tiempo y quieren saber cómo funcionan todas las cosas. Muchas veces la escuela le coarta esa posibilidad de preguntar porque tiene un programa preestablecido. Paulo Freire decía que la escuela es uno de los lugares donde se les contestan a los chicos preguntas que jamás se hicieron y que las preguntas que se hacen los chicos no se las contestan. Un chico quiere saber por qué sale el sol, por qué se caen las cosas, por qué no nos caemos, cómo funciona la luz…Luego, simplemente, se acostumbra a que toca una tecla y se prende la luz. A veces las escuelas esconden o no muestran los procesos de desarrollo científico que está detrás de los avances científicos que utilizamos en la vida cotidiana, hace desaparecer incluso el trabajo humano. Para dar un ejemplo, en otra época el único proceso científico que nos mostraba la escuela era la germinación del poroto. Es importante que los chicos dispongan de laboratorios donde puedan hacer experimentos, contar sus propias preguntas y seguir caminos quizá diferentes de los nuestros. La escuela es tan formal que no permite eso. La literatura, en cambio, si lo permite, permite soñar, vivir otras vidas…Lo mismo sucede con las películas. Una película como Oppenheimer permite ver cuáles son los límites éticos de la ciencia, un tema que forma parte de los libros que van a estar expuestos.
-En la Primera Feria del libro científico va a haber una actividad que va a realizar usted junto al escritor Mempo Giardinelli. ¿En qué va a consistir?
–Mempo tiene la fundación más importante de nuestro país que es la Fundación Mempo Giardinelli que se dedica a la promoción de la lectura. Lleva a cabo un gran trabajo. Además de ser el enorme escritor que es, se ocupa de la promocionar la lectura. Lo que vamos a hacer en la Feria es dar un debate sobre ese tema que está coorganizado con el Programa de lectura del Ministerio de Educación.
–Daniel Pennac dice que el verbo leer no admite el modo imperativo. ¿Cómo desarrollar entonces el placer de la lectura?
–Nadie puede sentir placer por algo que no conoce. Encuentro por todos lados gente que me dice que comenzó a leer a través de los pequeños libros a los que me referí antes. Son personas que se iniciaron en la lectura leyendo a Fontanarrosa, a Soriano o a Dolina con cuentos de fútbol. Entonces se trata de poner los libros a disposición de la gente para que pueda descubrir el placer de leer. El propio Pennac se refiere al placer que les causa a los chicos que les lean todas las noches el mismo cuento. Es que el cuento les produce placer y por eso quieren repetirlo.
La Primera Feria del Libro Científico se llevará a cabo el 28 y 29 de octubre de 12 a 19 en el Centro Cultural de la Ciencia, Godoy Cruz 2276. Entrada libre y gratuita