Ciencia argentina en peligro de extinción”. La frase elegida por la Red de Autoridades de Institutos de Ciencia y Tecnología (RAICYT) para convocar a la próxima medida de reclamo da cuenta de la magnitud del desastre al que el gobierno de Javier Milei está llevando al sistema científico nacional. Un dato aportado por la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA lo grafica: “La inversión en ciencia y tecnología descendió un 30,4% real. Implica un presupuesto solo comparable con dos años nefastos para nuestro país, 1976 y 2002”.

Las comparaciones con la última dictadura cívico-militar y la crisis social que estalló en 2001 hacen referencia a etapas en las que el sistema científico resultó muy golpeado. Por caso, el Presupuesto General de la Administración Nacional orientado a Ciencia y Técnica, que en 1975 destinaba un 26% a las universidades nacionales, se derribó al año siguiente al 8%.

En la Era Milei, la caída se refleja entre otros datos en el porcentaje del PBI que representa el presupuesto en ciencia y tecnología. Mientras que en 2023 fue del 0,302%, la proyección para este año es que caiga al 0,208%.

Las cifras difundidas por Exactas muestran que todos los organismos del sector sufrieron un recorte del 30%. “En algunos casos, el ajuste superó el 90. Como el destinado a las universidades nacionales”.

Los golpes presupuestarios impactan sobre los proyectos y programas de investigación pero también sobre los salarios de quienes le ponen el cuerpo a la labor científica. Hasta fines de junio, los salarios de las y los trabajadores del sistema científico estaban, en promedio, 26 puntos reales por debajo de los de noviembre del año pasado.

El informe “El financiamiento universitario argentino: anatomía de un derrumbe”, elaborado por Javier Curcio y Julián Gabriel Leone, del Instituto Interdisciplinario de Economía Política de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, reflejó que los salarios reales docentes y no docentes en las universidades nacionales sufrieron caídas mayores a la del promedio del sector público, e incluso que las padecidas por trabajadores no registrados.

En los últimos días, el Gobierno confirmó la parálisis total de fondos en Ciencia y Tecnología: Alicia Caballero, la presidenta de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i), aseguró que no se abrirán nuevas convocatorias a proyectos de investigación científica a lo largo de 2024 “porque no tenemos fondos”.

El efecto de este combo no sorprende: cada vez menos jóvenes apuestan a formar parte. En este 2024 hubo un 30% menos de postulaciones a la carrera de investigación científica. “El desguace del sistema de ciencia y tecnología ya está hipotecando el futuro”, alertó Exactas.

Más de 10 mil firmas por la ciencia

“La situación no tiene precedentes en la historia”, advierten desde la RAICYT, que convoca a participar el 30 de agosto a las 11 en el Polo Científico de la entrega de un petitorio que hasta este viernes ya reunió más de 10 mil firmas del ámbito científico y académico.

“Frenemos la destrucción del sistema científico y tecnológico: el momento es ahora”, se titula el documento, que advierte que “un país jamás tendrá un futuro promisorio sin Ciencia y Tecnología”.

“Asistimos a un proceso de ajuste y destrucción de nuestras capacidades científicas y tecnológicas que no tiene precedentes desde la recuperación de la vida democrática en nuestro país. La paralización de la inversión en proyectos de investigación, la pauperización de los salarios del sector, y en muchos casos, la precariedad laboral del personal, ha iniciado un proceso de éxodo masivo de investigadores jóvenes y pérdida de personal de apoyo y administrativo. Esto ya está ocasionando la desarticulación de grupos de investigación que ha costado años integrar”, alertan las y los firmantes del texto, entre quienes se encuentran las historiadoras Hilda Sabato, Noemí Goldman, Elisa Pastoriza y Beatriz Bragoni, el doctor en Bioquímica Jorge Geffner, el biólogo molecular Alberto Kornblihtt, la doctora en Ciencias Farmacéuticas y Bioquímicas Juana Pasquini, el bioquímico Gabriel Rabinovich, el investigador y profesor Mario Albornoz, la astrónoma Gloria Dubner, el doctor en Filosofía e investigador Eduardo Barrio, las investigadoras y docentes Mariela Blanco, Valeria Levi y Romina Gamberale, el jurista Roberto Gargarella, el sociólogo Gabriel Kessler, el geógrafo Carlos Reboratti, el ensayista Hugo Vezzetti, los historiadores José Emilio Burucúa y Roy Hora, entre tantos más.

“La Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, entidad que financia la mayor parte de los proyectos de investigación del país, se encuentra paralizada e incumpliendo compromisos asumidos y firmados con centenares de grupos de investigación y proyectos en marcha. La Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología (ex Ministerio de Ciencia y Tecnología) ha ejecutado al día de hoy menos del 10% de su presupuesto anual, lo que resulta agravado por el hecho de ser un presupuesto prorrogado de 2023, totalmente devaluado (…) Esta situación adquiere un matiz aún más dramático considerando el importante número de investigadores formados por años con recursos del estado, ya seleccionados por mérito luego de superar instancias rigurosas de evaluación, a quienes se les continúa negando la posibilidad de acceder a la institución”, detallaron para dar cuenta de la crisis inédita que atraviesan.

El petitorio apunta a autoridades, legisladores y a la población en general: “Nos duele ver cómo se destruyen las capacidades del sistema científico-tecnológico nacional, herramientas centrales para aportar al desarrollo de nuestro país. Los abajo firmantes solicitamos a las máximas autoridades nacionales implementar de inmediato las medidas necesarias a fin de revertir esta crítica situación. Asimismo, hacemos un sincero llamamiento, no sólo a la comunidad científica y tecnológica, sino también a los diputados y senadores nacionales, al sector productivo y a la población en su conjunto, a fin de defender lo que debe ser patrimonio de todos: un horizonte de desarrollo para nuestro país”.