La política cambiaria y el régimen de liquidación de divisas fueron el chispazo que provocó un cortocircuito entre el Fondo Monetario Internacional y el equipo económico que conduce Luis Caputo. La interpretación que realizó el staff técnico del organismo sobre los próximos pasos en materia de desregulación del mercado se contraponen claramente con los enunciados por el Palacio de Hacienda.
La cuestión podría ser un simple matiz sobre tiempos de ejecución si no fuera porque el informe del staff fue aprobado por el directorio y porque su redacción se produjo después de que los funcionarios que siguen el día a día del programa (Rodrigo Valdés y Luis Cubeddu, director y subdirector del Departamento para el Hemisferio Occidental) hablaran largo y tendido con los negociadores argentinos.
El eje de la disidencia pasa por el dólar “blend”, como se le llama en la jerga a la mezcla de 80% del mercado oficial y 20% del contado con liquidación (CCL). Esa es la proporción en la que se liquidan las divisas provenientes de la exportación. Si bien el gobierno deja de capturar algunos dólares, a cambio se asegura una buena oferta en el mercado CCL, lo que ayuda a deprimir el precio y evitar que se agrande la brecha.
En su informe, los funcionarios del FMI le atribuyeron al gobierno argentino la decisión de dejar sin efecto y a la brevedad ese esquema. Así, aseguraron que “las autoridades siguen comprometidas con una pronta eliminación de los MCP (régimen de múltiples tipos de cambio) y las restricciones cambiarias más distorsionantes”.
También expresaron que “las autoridades siguen comprometidas a eliminar todos los múltiples tipos de cambio y restricciones cambiarias, comenzando por las medidas más distorsionantes, incluida la eliminación del esquema de exportación preferencial 80:20” y lo plantearon como objetivo del programa para finales de junio de 2024. Esto es, dentro de dos semanas.
En cambio, en la carta de intención (publicada como anexo al informe) elevada a Kristalina Georgieva, directora del FMI, tanto Caputo como el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, aseguran que se irán modificando las políticas “al tiempo que se alivian los controles y restricciones cambiarias según lo permitan las condiciones”. Esto implica que la liberación del tipo de cambio (y por ende el levantamiento del cepo cambiario) se producirá cuando el gobierno argentino lo considere conveniente.
Marcar la raya
Como para reforzar esa posición, el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, reprodujo en sus redes sociales (apenas horas después de conocido el staff report) un párrafo del comunicado conjunto de Economía y el Banco Central en el que se especificaba que “el BCRA contempla avanzar en la liberación de controles cambiarios y en una mayor flexibilidad cambiaria siempre y cuando estas medidas no impliquen riesgos excesivos para el proceso de reducción de la inflación” y que el proceso “lo definirán las propias autoridades de la Argentina”. Así, Economía intentó marcar la raya al organismo.
Detrás de este episodio se recuerdan los roces entre Caputo y la línea técnica del FMI, que se produjeron en 2018 cuando para sostener el tipo de cambio, el entonces presidente del BCRA se patinó 15.000 millones de dólares que el organismo había enviado para fortalecer las reservas internacionales. A la primera refinanciación, el FMI exigió la salida del “Messi de las finanzas”, que el expresidente Mauricio Macri debió aceptar.
Seis años después, son otros 15.000 millones de dólares los que pretende el gobierno para desarmar el cepo y asegurarse que, en caso de que se levanten las restricciones, haya suficientes reservas como para abastecer toda la demanda de divisas reprimida.
Caputo cree que el FMI puede ser el que le otorgue esa cifra, sea por su propia voluntad o formando parte de un “pool” de bancos internacionales.
“Es parte de la discusión y del debate«, dijo este martes el vocero presidencial, Manuel Adorni. «Especificar una fecha de levantamiento del cepo va en contra de lo que nosotros hacemos, pero estamos cerca de que ello ocurra”, agregó el funcionario.