Después de quince días de análisis, la organización Human Rights Watch realizaron un duro informe sobre las graves violaciones a los derechos humanos cometidos por los carabineros de Chile, luego que de que Sebastián Piñera liberara el accionar en las calles chilenas.
La ONG también se reunió con el presidente de Chile este martes 26 de noviembre para hacerle entrega del informe que incluye una gran cantidad de evidencia del uso excesivo de la fuerza contra los militantes y los transeúntes. La entrega incluyó recomendaciones orientadas a prevenir abusos de Carabineros y a fortalecer sus mecanismos de supervisión de una represión que hasta el 21 de noviembre lleva 442 querellas presentadas por el Instituto Nacional de Derechos Humanos de ese país por tratos crueles, torturas, abusos sexuales, homicidios y tentativas de homicidios.
Human Rights Watch entrevistó a más de 70 personas en Santiago y Valparaíso en noviembre. “Algunas víctimas fueron heridas por perdigones disparados por escopetas o por el impacto directo de cartuchos de gases lacrimógenos disparados con armas antidisturbios; otras señalaron haber sufrido abusos policiales en las calles o en comisarías”, expresa la extensa evalución que incluye la voz de los carabineros, médicos, abogados y académicos entre otros ciudadanos que desempeñan tareas específicas, por ejemplo, el Presidente de la Corte Suprema de Justicia, el Fiscal Nacional, el Defensor Nacional de la Defensoría Penal Pública, el General Director de Carabineros, y los ministros de Relaciones Exteriores, Interior, Defensa y Justicia.
El informe manifiesta que “Carabineros utilizó la fuerza de manera excesiva en respuesta a las protestas e hirió a miles de personas, con independencia de si habían participado en hechos violentos o no. Los servicios de urgencias médicas del país atendieron a 11.564 personas heridas en relación a las manifestaciones entre el 18 de octubre y el 22 de noviembre, informó a Human Rights Watch el Ministerio de Salud. De estas, más de 1.100 presentaban lesiones moderadas o graves”.
“Hay centenares de preocupantes denuncias sobre uso excesivo de la fuerza en las calles y abusos contra detenidos tales como golpizas brutales y abusos sexuales que no pueden quedar impunes y deben ser pronta y rigurosamente investigadas y sancionadas”, expresó José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch. “Factores como el uso indiscriminado e indebido de armas y escopetas antidisturbios; abusos contra personas detenidas y sistemas de control interno deficientes facilitaron que se produjeran graves violaciones de los derechos de muchos chilenos. Es justamente por ello que las autoridades deben impulsar una reforma policial urgente”.
Entre las preocupaciones más grandes que se destacan en el informe es el “uso de escopetas que disparan perdigones en forma indiscriminada y que, dependiendo de la distancia, pueden herir gravemente a aquellos que se encuentren dentro de su amplia zona de impacto”. También aporta, “la escopeta antidisturbios fue la principal causante de más de 220 lesiones oculares documentadas por el INDH. El 17 de noviembre, el Ministerio de Salud reportó que 16 personas habían perdido la visión total en un ojo y que 34 habían sufrido heridas graves en un ojo que podrían resultar en pérdida de visión total o parcial, de acuerdo con su evolución en los siguientes tres meses”.
“El 19 de noviembre, Carabineros suspendió en forma provisoria el uso de escopetas antidisturbios durante manifestaciones, mientras no se determine la composición de los perdigones. Debido a la falta de precisión propia de estas armas, su impacto indiscriminado y las pruebas de las graves lesiones que han causado, su uso debería suspenderse en forma indefinida en todas las circunstancias, hasta que autoridades idóneas e independientes lleven a cabo una amplia auditoría para determinar los riesgos que entrañan”, sostuvo Human Rights Watch.
“Miembros de Carabineros también golpearon ferozmente a manifestantes, dispararon con municiones llamadas ‘bean bag’ (que consisten en perdigones de plomo dentro de una bolsa de tela) o con cartuchos de gases lacrimógenos dirigidos directamente a los manifestantes, y atropellaron a algunos con vehículos o motocicletas oficiales”, enuncia. “La Fiscalía Nacional está investigando 26 muertes. Entre ellas está el caso de un manifestante que murió después de presuntamente recibir una golpiza de carabineros en la calle, tres personas que habrían recibido disparos letales con armas de fuego por militares y una persona que fue atropellada por un vehículo de Infantería de Marina, según información de la Fiscalía Nacional”.
El escrito tiene graves denuncias entre ellas las del personal médico que según consigna, “un manifestante con una afección cardíaca murió al no recibir atención de emergencia adecuada, debido a que algunos carabineros emplearon armas contra manifestantes y profesionales de la salud que lo estaban atendiendo. La Fiscalía Nacional también está investigando la muerte de dos hombres bajo custodia de carabineros, que actualmente considera suicidios”.
Agrega que la ONG “tomó conocimiento de al menos otras 18 personas que murieron en incendios durante los saqueos, fueron atropelladas por vehículos particulares durante las manifestaciones, o murieron por otras causas sin que haya pruebas, hasta el momento, de que estuvieran implicados agentes del Estado”.
Las detenciones en manos de Carabineros está entre las cifras más altas: detuvo a más de 15.000 personas y cometió abusos contra algunas de ellas.
“De las 442 querellas presentadas por el INDH en representación de víctimas de abusos, 341 se refieren a señalamientos de torturas y trato inhumano, y 74 a denuncias de abusos sexuales. Numerosos detenidos afirman haber sido golpeados brutalmente por carabineros. Otra de las acusaciones más frecuentes fue que carabineros obligaron a detenidos, incluidos niños y niñas, a desvestirse y hacer sentadillas totalmente desnudos en comisarías. Esta práctica de desnudamientos se encuentra prohibida en los protocolos de Carabineros desde marzo de 2019 pero todavía ocurre, y ocurría incluso antes de las manifestaciones”.
Con respecto a los desnudamientos, analiza, “los carabineros parecen ser más propensos a obligar a desnudarse a mujeres y niñas que a hombres, según estadísticas del INDH y entrevistas realizadas por Human Rights Watch. Una abogada chilena de derechos humanos nos contó de un caso en donde, a pesar de que hombres y mujeres habían sido detenidos en las mismas circunstancias, carabineros obligaron a desvestirse únicamente a las mujeres. También mencionó otros casos en que carabineros tocaron los genitales de las mujeres tras obligarlas a quitarse la ropa”.
Y continúa, “según información de la Fiscalía Nacional, existen investigaciones preliminares pendientes sobre abusos sufridos por 2,278 presuntas víctimas, en las cuales se identificaron 203 miembros de fuerzas de seguridad como presuntos responsables, incluyendo 173 carabineros. Solo nueve — cuatro carabineros y cinco miembros de las Fuerzas Armadas — han sido formalizados; esto es, han pasado a un próximo paso en la investigación penal, en la cual existe intervención del poder judicial”.
“Antes de las protestas, el gobierno impulsó la adopción de un protocolo sobre el uso de la fuerza. Durante las protestas, según información proporcionada por el gobierno a Human Rights Watch, este adoptó otras medidas tales como el envío de oficios a las fuerzas de seguridad instando a la aplicación de estos protocolos y la incorporación de 250 instructores de derechos humanos de Carabineros en las calles durante los operativos”.
Por último observó, “los abusos durante el período de detención y las graves lesiones sufridas por cientos de manifestantes ocurrieron en gran medida debido a falencias estructurales para asegurar una adecuada supervisión y rendición de cuentas por las actuaciones de carabineros, que ya existían antes de las manifestaciones del último mes”.
El rol de Carabineros
Carabineros dijeron a Human Rights Watch “que se les indica usar el arma a una distancia mínima de 30 metros y apuntar a la zona entre la rodilla y el tobillo, para evitar afectar áreas vitales de la parte superior del cuerpo”. Sin embargo, de acuerdo a los testimonios y a las víctimas, “a más de 45 metros, disparan en línea recta para asegurase de que los perdigones alcancen a los manifestantes”, según indicó un capitán del Grupo de Operaciones Policiales Especiales (GOPE), la fuerza de elite a la ONG. “Pero las escopetas antidisturbios no tienen mira y, por ende, cada agente debe estimar la distancia de disparo en circunstancias que, por lo general, son estresantes y caóticas”, aclara.
“Las autoridades de Carabineros admiten que el uso de un arma con tan poca precisión conlleva un ‘alto riesgo’. ‘No es un arma para hacer puntería’, expresó el general Rozas. El general Jorge Ávila, jefe de las Fuerzas Especiales, indicó que ‘el que la usa no controla la trayectoria de los perdigones’. Debido a los diversos factores que afectan la trayectoria de los perdigones, incluso cuando los carabineros disparan hacia las extremidades inferiores, es casi imposible cerciorarse de que los perdigones no impacten en la parte superior del cuerpo, lo cual eleva el riesgo de lesiones graves o posiblemente letales”.
Para la ONG, “los altos mandos de Carabineros no parecen haber transmitido ese riesgo a los agentes en la calle”. Human Rights Watch entrevistó a tres carabineros que minimizaron el daño que podían provocar los perdigones. Un capitán expresó que es “muy difícil que un perdigón atraviese la ropa, incluso si (se dispara) de muy cerca”, y un cabo señaló que era “imposible (que los perdigones causen) daño ocular grave”.
La Facultad de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Chile publicó un informe el 18 de noviembre tras una investigación que concluyó que los perdigones estaban compuestos en un 80 % por sílice, sulfato de bario y plomo, y un 20 % de caucho. En una escala de rigidez, tienen el mismo grado de dureza que la rueda de un carro de supermercado. Otro estudio realizado por peritos médicos del Hospital Carlos Van Buren llegó a conclusiones similares tras analizar perdigones extraídos de pacientes.
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