Daniel Ellsberg fue el primero en una larga lista de personalidades en la administración pública estadounidense que sacaron a la luz el modo en que los distintos gobiernos manipulan y ocultan las ignominias que cometen en nombre de la libertad y la democracia. Asentados en un ideal de defensa de los derechos civiles, arriesgan hasta sus vidas para que eso que está en las sombra sea conocido por el público. Ellsberg era analista de Rand Corporation en tiempos de Lyndon Johnson y reveló en 1972 miles de documentos que probaban las mentiras de la Casa Blanca sobre la Guerra de Vietnam. Quienes vieron la película The Post, dirigida por Steven Spielberg y estrenada el año pasado, conocen el caso. Ellsberg, a los 88 años, sigue siendo un emblema, y desde ese lugar considera a Chelsea Manning como una heroína estadounidense. «A sabiendas, arriesgó su libertad por decir la verdad. La admiro por lo que está haciendo, arriesgando y soportando en este momento».
Manning había pasado siete años en prisión tras la publicación, en julio de 2010, de cientos de miles de documentos secretos de las Fuerzas Armadas de EEUU a través de Wikileaks, en los que se mostraban todo tipo de atrocidades en Irak y Afganistán, pero también en la base de Guantánamo, una cárcel ilegal donde se hacinan presos sin sentencia padeciendo las peores condiciones de detención. Bradley Manning, como se llamaba entonces, había sido encontrado como la fuente que envió ese comprometedor material a la plataforma creada por Julian Assange en 2006.
El documento más escandaloso fue un video sobre el fusilamiento desde dos helicópteros de un grupo de personas que se habían concentrado en una zona abierta de Bagdad, al-Amin al-Thaniyah,en julio de 2010. La secuencia muestra la conversación entre los pilotos y la decisión de atacar, a pesar de que las 12 personas que aparecen en la imagen estaban desarmadas. Los helicópteros Apache recibieron la orden de abrir fuego, incluso sobre una camioneta que fue a buscar a los heridos. Entre los muertos figuran Saeed Chmagh y Namir Noor-Eldeen, dos periodistas recién contratados por la agencia periodística Reuters.
Acá se puede ver el video, en traducción que hizo en su momento la TV Pública argentina.
El inquilino de la Casa Blanca era Barack Obama, que había asumido un año antes con la promesa de terminar con las dos guerras de ocupación. La respuesta ante el caso fue feroz: Mannig terminó en prisión bajo la amenaza de ser condenado a muerte.
En total aislamiento, tuvo dos intentos de suicidio, mientras afuera organismos de derechos humanos reclamaban por el trato inhumano que recibía. Estando entre rejas asumió su condición de mujer, pero de todas maneras siguió siendo considerada como hombre, aunque finalmente aceptaron que le hicieran una operación de cambo de sexo. Antes de dejar el gobierno, en enero de 2017, Obama la indultó, tras casi siete años de detención.
Manning se ocupó de hablar de Obama en esos tiempos. «Para llevar del legado de @BarackObama: lo que necesitamos es un progresivo apologético #un fuerte para guiarnos». Allí mostraba una columna escrita para el diario británico The Guardian en la que consideraba que el legado de Barack Obama «es una advertencia en contra de no ser lo suficientemente audaz». Como quien reclama por no haber cumplido con sus promesas de paz, por la que el presidente había recibido en 2009 el Premio Nobel.
Takeaway from the @BarackObama legacy: What we need is a strong #unapologeticprogressive to lead us. https://t.co/HCag432bq1
— Chelsea E. Manning (@xychelsea) 25 de enero de 2017
De allí la brutal respuesta de Donald Trump. «Ingrata TRAIDORA Chelsea Manning, quien nunca debería haber salido de la cárcel, ahora está llamando al presidente Obama un líder débil», tuiteó una semana después de jurar su cargo.
En marzo pasado, la situación de Chelsea se agravó. El juez Claude Hilton, del Tribunal del Distrito Federal en el Distrito Este de Virginia, ordenó su detención el 7 de marzo luego de que la joven, de 31 años, se negara a declarar ante el gran jurado acerca de su relación con Wikileaks.Ungrateful TRAITOR Chelsea Manning, who should never have been released from prison, is now calling President Obama a weak leader. Terrible!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 26 de enero de 2017
Bajo condiciones de estricto aislamiento que formalmente se denominan «segregación administrativa», pasó 22 horas de cada uno de los primeros 28 días en Centro de Detención de Adultos William G. Truesdale en Alexandria, Virginia, sin contacto alguno con otro ser humano.
El 4 de abril, en la cuenta de Twitter de Chelesa se publicó: «ACTUALIZACIÓN: Después de 28 días en la llamada «segregación administrativa» (confinamiento solitario), Chelsea finalmente se ha trasladado a la población general en el Centro de Detención de Truesdale»
** UPDATE: After 28 days in so-called «administrative segregation» (solitary confinement), Chelsea has finally been moved into general population at Truesdale Detention Center
— Chelsea E. Manning (@xychelsea) 4 de abril de 2019
Su detención, según el juez, es hasta que se decida a hablar. Pero Chelsea dijo en un comunicado: «No participaré en un proceso secreto al que moralmente me opongo, particularmente uno que ha sido históricamente usado para atrapar y perseguir activistas por un discurso político protegido». Y dijo que se atiene a lo ya declarado en 2010.
En vista de lo que ocurrió con Assange, no solo es entendible que quisiera mantener el silencio. Incluso puede pensarse que ya estaba al tanto de como habían caído las fichas para el informático australiano.