El próximo 22 de junio el rock argentino tendrá una cita especial con su historia: Cabezones festeja en el Teatro Flores los 25 años de la salida de Alas, el álbum que marcó a fuego a la banda al tiempo que consagraba un sonido nuevo en el rock -una coctelera de grunge, rap, heavy, punk, funk- de este lado del Río de la Plata. “Fue un momento especial, ya había bandas que picaban en punta como A.N.I.M.A.L. en cuanto al audio: era algo sobre lo que las bandas nos preocupamos mucho, que el estudio esté bueno cuando fueras a grabar para que sí o sí el disco quede posicionado en un lugar de relevancia”, sostiene César Andino, líder y fundador de Cabezones a inicios de los ‘90.
“No existían los home studio -quizás el único fue Amor amarillo, de Gustavo (Cerati), pero como un híbrido-, y nosotros empezamos a buscar un audio gracias a Martín (Carrizo) que hizo como el bautismo iniciático de empezar a hacer sonar profesionalmente a una banda de Santa Fe que viene a la Capital y a la que todo la deslumbraba.” En tiempos de streaming y autotunes acaso sea complicado entender de qué habla Andino, pero en aquel entonces Buenos Aires aún era la meca de cualquier consagración, y Santa Fe un punto lejano en el mapa central de los sonidos que hacían las delicias de la juventud.
“Lo que queda es el sonido propio de las canciones. Ya las canciones suenan y es muy difícil que las toquemos con efectos que no son; el tempo permanece. En ese sentido tengo una disciplina casi marcial: una vez que las canciones se grabaron, de esa manera tienen que permanecer. El tempo y la melodía, como me dijo una vez Gustavo, no se toca.” Si no fuera porque habla de música de otro siglo, lo de Andino podría ser tomado por herejía. “La mayoría de la música de hoy, la urbana, es sin melodía. Hay un estilo sin melodía, y no es para polemizar: la búsqueda sucede en la música todo el tiempo, y el urbano es valiente en su búsqueda, le dieron una frescura a la industria que estaba perdiendo.”
“En ese momento firmar con Sony era tocar el cielo con las manos”, asegura sobre el contrato que dio la oportunidad al disco. “Nos fue dando una seguridad a nosotros mismos en las presentaciones en vivo.” El sello por un lado y el crecimiento y profesionalismo de la banda que significó Alas, dio espacio para telonear a los grandes del novedoso género como con Evanescense, Rage Against The Machine, Mariliyn Manson, Stones Temple Pilots, Queens Of The Stones Age, Pearl Jam. Así que la crisis del 2001 los agarró fuera del país, con la intención de afincarse en México y seguir carrera desde ahí. “Zeta Bosio -promotor del acuerdo con Sony donde era el director artístico- fue fundamental en el desembarco en México: fuimos a tocar con un Soda Stereo.”
Cabezones, antes del accidente
Al regreso la banda cambió Sony por Pop Art, y poco tiempo después, en marzo de 2006. el accidente automovilístico que Andino sufrió junto al bajista de Catupecu Machu, Gabriel Ruiz Díaz (quien murió producto de las secuelas en 2021), cambió para siempre la vida del cantante que quedó gravemente herido y el destino de Cabezones. “Muchas veces se me cruzó decir hasta acá llegué. Pero más que nada por una cuestión de salud, se me complicaba mucho los shows, viajar, muchos dolores, no se podía tener una carrera sostenida, una carrera seria, no se podía planificar nada. No se podía planear una gira porque tenía operaciones, recuperaciones, tenía que cuidarme mucho, estuve mucho tiempo en silla de ruedas, en cama. Era una situación en la que la música me hacía muy bien para refugiarme, y me costó mucho reformular todo. Fue volver a empezar, sin dudas. Yo creo que estoy atravesando uno de los mejores momentos de la banda y de mi carrera, sobre todo artístico, qué es lo que más me preocupa: darle a la gente lo que viene a ver, que las canciones que saquemos tengan un nivel y una identidad, que se sientan orgullosos de tener una banda que los representa. Que la gente nos siga eligiendo después de tanto tiempo a mí me hace muy bien.”
Y eso sin entrar en detalles de una intimidad que se llenó de dolor por una incapacidad “adquirida”. “Ya tener hijos y los hijos se van haciendo más grandes y que el rol se vaya cambiando: que ellos te cuiden a vos.” Por eso disfruta el hoy, al sentir que al final hay recompensa, que “después de tanto trabajo y tanto sacrificio, valió la pena: el hecho de vivir de lo que amo me hace sentir afortunado, y quizás cuando la banda estaba mejor no me daba cuenta; hoy lo valoro muchísimo.” En el camino el sonido cambió aunque eso no llevó a perder identidad: “Creo que la identidad de la voz es muy fuerte en las canciones, no es lo mismo que si se hubiera ido al cantante y quedara el guitarrista, por ejemplo. Y en el rock el ´líder´ es muy fuerte, se dan una serie de situaciones en la que se espera que el cantante lleve adelante, que a veces lo pone en una situación incómoda incluso para sus propios compañeros, porque te genera una tensión y una atención diferente.”
Dice que Cabezones tiene la “suerte de tener mucha gente fiel” que ronda los 40, y unos cuantos sub que llegaron a la banda por “decantación: hermano de alguien, la pareja o el hijo de otro, ya tienen información sobre la banda, vienen con un bagaje musical que antes nosotros no teníamos. Antes era descubrir una banda y ahora vienen ya conociendo lo que es la banda: hoy tenés toda una carrera en una computadora y la podés repasar en una tarde. Pero creo que los más chicos vienen en busca de un sonido y de una manera de ver la música que no es tan frecuente, que no es la que se escucha a los medios, no es la que se viraliza; somos músicos de otra generación con amor por la melodía y la poesía de las letras y una mirada diferente a lo que hoy se puede ver la difusión general.”
-Llegan más en busca de emoción que a descubrir.
-Sí, a participar.
Y cierra la nota casi de motus propio: “Cuando empezó este viaje si me lo decías no te hubiera creído. Así que feliz, con una tristeza y angustia que no se me va a ir nunca más porque está bueno que cuando una empieza este viaje todos lo terminemos; es un dolor inmenso y aunque suena a consuelo, cada vez que tocamos ‘Pasajero en extinción’ sobrevuela ese mensaje que permanecerá para siempre en nosotros”.
Cabezones en vivo
Alas, 25 años. Sábado 22 de junio a las 19 en El Teatro Flores (Av. Rivadavia 7808, CABA).