La actividad económica se redujo un 4,6% en los primeros cuatro meses del año con relación al mismo período del año anterior. En el mismo período, el sector industrial acumuló una baja interanual del 10,6%. Son datos oficiales del Instituto de Estadística y Censos (Indec).
El efecto de la recesión sobre el mundo laboral se verifica en la pérdida de 140 mil puestos de trabajo privado en el último año. El empleo privado registrado cayó en los últimos ocho meses en forma consecutiva, según los informes que publica la Secretaría de Trabajo en base a los datos del Sistema Previsional Argentino (SIPA) de la Afip.
Pero de esa misma base de datos surge otro indicador que da una idea de la magnitud de la recesión y su tendencia a profundizarse.
Es que, según el registro de empleadores activos, en apenas cuatro meses de 2019 se dieron de baja 5170 razones sociales de empresas productoras de bienes y servicios que realizaban aportes en la Afip. El número equivale al cierre de 43 empresas por día.
Se trata de un agravamiento de la situación ya que se registraron 23 cierres diarios en esos mismos cuatro meses de 2018, mientras que el promedio diario de todo el año pasado fue de 18 cierres.
Así las cosas, el total de empleadores activos en abril de 2019 cerró en 549.989. Se trata de 12.168 firmas netas menos que en el mismo mes del año pasado y 16.188 menos que hace tres años, en abril de 2016. Desde diciembre de 2015, cuando asumió el gobierno, se registran 18.748 dadores de empleo menos que en la actualidad. Es una pérdida del 3% de empresas en apenas tres años y cinco meses.
Radiografía del desguace
A la hora de desglosar las bajas netas en los empleadores registrados surge que, de las 5170 registradas durante los primeros cuatro meses de 2019, 858 corresponden a empresas productoras de bienes de las cuales 474 forman parte de sector manufacturero, un 9% del total.
El impacto más significativo se sintió en los sectores productores de servicios que acumularon un saldo de 4291 bajas en los primeros cuatro meses concentrados especialmente en el sector de comercio mayorista y minorista y de repuestos de automotores, que restaron 2576 firmas en el saldo. Exactamente la mitad. Otro rubro en el que se sintió el cierre de empresas fue el de transporte y almacenamiento, que explicó el 16% del total de bajas.
Si la observación se hace a escala interanual, que permite soslayar la estacionalidad en la creación y disolución de firmas, de las 12.168 bajas netas, un 14% se explica por la industria manufacturera mientras que el 44% (5359 firmas) corresponde al rubro comercio y repuestos de automotores.
El retroceso de las empresas dadoras de empleo ha llevado al tejido productivo y de servicios a niveles de casi una década atrás. Hay que recalar a abril de 2010 para encontrar un saldo de firmas activas inferior a las actuales cuando existían, según los registro del SIPA, 546.443 empresas luego de la fuerte recesión del año 2009.
Con todo, cuando se observa el desglosado, surge que incluso en 2010 existían 56.853 firmas manufactureras cuando, en abril de este año, eran apenas 52.207. La diferencia se compensa con la suba relativa de establecimientos comerciales (3000 más), intermediación financiera y establecimientos privados de enseñanza.
A la hora de analizar el proceso ocurrido durante el año ya no por sectores sino por tamaño de empresas surge que, además, las más afectadas fueron las más pequeñas. De hecho, en las firmas que emplean menos de 50 trabajadores el saldo neto es de un cierre de 5303 sólo durante los primeros cuatros meses del año, hecho que es compensado con alzas en empresas de mayor tamaño, lo que indica un proceso de concentración del capital. A escala interanual, de las 12.168 empresas menos en el padrón, 11.800 son firmas de menos de 50 empleados y de ellas, 10.469 empleaban a menos de diez trabajadores.
El eslabón más débil
Los datos representan el saldo entre bajas y altas, y soslayan el hecho de que las bajas pueden haber sido más. Además, existen numerosos casos de empresas que han cerrado alguna de sus plantas pero no su razón social y por lo tanto siguen en los registros oficiales. Es el caso de, entre otras, la cementera Loma Negra, la gráfica Interpack, la aceitera COFCO (ex Nidera) o Musimundo. Existen otras que han mantenido la razón social pero se han transformado en importadoras de bienes manufacturados, sobre todo en el rubro textil.
El costo humano de estos cierres es terrible. Aunque en muchos casos, la respuesta es la pelea por la recuperación del empleo. Es el caso de la textil Spor Tech, que cerró sus dos plantas y una de ellas fue recuperada por sus trabajadores.
En Bernal se encuentra la metalúrgica Eitar. Sus trabajadores resisten una amenaza cierta de cierre. En diálogo con Tiempo, el delegado de la UOM Gastón Páez explicó que «el 22 de mayo los dueños hicieron un vacío y se quisieron llevar las máquinas. Nos estamos quedando en la planta para evitarlo. Somos 240 trabajadores. Dicen que van a pedir la quiebra de la empresa y nos deben el salario de mayo, las vacaciones y los aguinaldos de 2018. No hay materia prima. Como venían con baja producción decidimos apoyar a la empresa, pero de golpe desaparecieron».
Desolado, Páez señala que «sufrimos un abandono terrible, pusimos el sacrificio para salir adelante entendiendo la situación del país. La remamos día a día con ollas populares y donaciones. Nos partieron al medio».
Miguel Bravetti, delegado de la gráfica Interpack, explicó que «el cierre fue la respuesta brutal de la patronal a un largo conflicto. En diciembre echaron a once compañeros, lo que nos llevó a ocupar la planta 33 días. Sufrimos presiones de la fiscalía para un desalojo y nos reprimieron. Un mes después retuvimos la interna combativa y, por WhatsApp, nos informaron el cierre y vallaron la empresa». El dirigente explicó que «el cierre no se produce por una situación de crisis. Tiene esta particularidad. Hay empresas que aprovecharon el momento político favorable por los planes generales del gobierno para avanzar sobre las conquistas y las organizaciones de base combativas», denunció.
Se disparó la conflictividad laboral
Según datos relevados por la consultora Tendencias Económicas, en el primer semestre del año la conflictividad laboral tuvo «un generalizado incremento». El relevamiento indica que los despidos aumentaron un 218,5% interanual.
La conflictividad creció, debido «principalmente a reclamos por salarios, por el desvío del año pasado frente a la inflación y en menor medida para que cesaran las expulsiones de mano de obra».
Por otra parte, destaca el estudio realizado por la consultora liderada por el economista José Luis Blanco, que «las suspensiones se incrementaron 580,9% anual, debido a que las fábricas tuvieron que recurrir a la reducción de la jornada laboral para ajustar sus stocks en línea con la baja de las ventas».
Desde el punto de vista de las medidas gremiales, el registro indica que «los paros aumentaron 142,5% anual» que se explican, particularmente, por «las protestas masivas convocadas por la CGT y la CTA en contra de la política económica del gobierno y los despidos».
Con todo, el mes de junio registró una baja en los despidos del 41,4% que llegaron a 2471 trabajadores.
Preventivos de crisis
Grimoldi es la última de centenares de empresas que buscan en el Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC) una salida a sus problemas, aunque cargándola sobre las espaldas de sus trabajadores. Es que los PPC habilitan a las firmas a despedir a sus empleados y pagar indemnizaciones mucho más bajas. También permiten cambiar las condiciones de trabajo para los que quedan.
En su pedido de PPC, Grimoldi señala que los despidos le permitirán «una mayor optimización de sus costos».
Según un informe del jefe de Gabinete, Marcos Peña, al Senado en marzo pasado, cada tres días una empresa abre un expediente de crisis en la Secretaría de Trabajo.