Un doloroso informe de la CEPAL (Comisión Económica para América y el Caribe) afirma taxativamente que más de 43 millones de habitantes padecen hambre a lo largo de toda Latinoamérica y el Caribe, a la vez que especifica que otros 70 millones de personas no tienen los ingresos indispensables para una alimentación básica ya que no llegan a acceder a conformar una canasta básica de alimentos. Se especifica, como consecuencia, que se trata de una «gravísima crisis de salud pública».
A la vez, detalla puntualmente en una parte del trabajo que la problemática «se acentúa entre las mujeres, la población indígena y los habitantes de zonas rurales». También establece muy claramente que la carencia responde más a brechas de acceso a los alimentos que a la falta de oferta de un continente pletórico en productos. De hecho, el crecimiento de la actividad económica en toda la región, durante la última década se estableció en un promedio de 0.8% ciento anual, si bien se considera una cifra baja sigue siendo positiva.
En el informe se establece claramente esta paradoja: con un promedio de 4 dólares diarios, “la región tiene la dieta saludable más cara del mundo”. Son 15 los países con altos números de exportación de alimentos, pero sus sectores productivos son el espejo de las brechas de desigualdad que definen sus economías. Esta problemática produce que convivan altos niveles de desnutrición y obesidad, lo que según el informe de la CEPAL, se traduce en una «gravísima crisis de salud pública».
«La incidencia de la pobreza y pobreza extrema es mayor que hace diez años y esto en gran parte se debe al síndrome de bajo crecimiento que padece la región», definió José Manuel Salazar-Xirinachs, el secretario ejecutivo de la CEPAL.
A su vez, la directora regional para Latinoamérica y el Caribe del Programa Mundial de Alimentos, Lola Castro, fue un paso más allá al definir que la región se halla en una «encrucijada», por el hecho de ser considerada «la principal exportadora de alimentos del mundo», y a la vez padecer que millones de personas se enfrenten directamente a la hambruna.
En el mismo sentido, Mario Lubetkin, representante de la FAO, en ocasión del reporte especial «Financiamiento para la seguridad alimentaria y la nutrición en América Latina y el Caribe», criticó enérgicamente la «inacción frente al hambre y la inseguridad alimentaria» de parte de los principales gobiernos y definió que «cerrar las brechas de acceso a dietas saludables» apenas representaría un 1.5% del PBI de la región. Advirtió además que trabajos de reciente factura demuestran que el hambre en América Latina y el Caribe abarca a 37.5% de sus habitantes, muy por encima del 29.6% que es la media mundial.
Salazar-Xirinachs auguró que «con tasas de crecimiento tan bajas, es sumamente difícil, por no decir imposible, reducir la pobreza e informalidad y crear empleo de calidad».